Otro de mis ratos libres lo rellenó el flamenco.
Como habéis podido comprobar (con el “excelente” reportaje gráfico del Palomero), la asistencia a la velada flamenca dejó mucho que desear. Yo contabilicé sobre unas veinte personas. La entrada tan floja, también se puede achacar a que falló la publicidad, pues los carteles anunciadores no estuvieron expuestos hasta la misma tarde del evento. Una lástima. El local está precioso con sus cuadros de motivos flamencos y sus veladores de manteles rojos, que tan buen contraste hacen con las botellas negras del Fino o la Manzanilla. Las sillas de culo de “enea” y madera "retorneada" encajan igualmente con el entorno. La “mini-barra” es acogedora y está bien provista.
Aunque vino una gitana (Rosario Navarro creo que se llamaba), estuvimos esperando a Otra que no llegó. Nos imaginamos que serían demasiados viajes seguidos. Como se les achaca a casi todos los cantaores gitanos sus cantes no fueron de los encasillados como “serios”, pero sus alegrías, tientos y bulerías, son más agradables al oído de los que se están iniciando. Como era una sola la participante, la velada no duró mucho.
Como siembre, alrededor de un velador bien “provisto”, se organizó una pequeña tertulia en la que estaba Lore (hija de Lorenzo Ramirón), Isabel (mujer de Paco Caniles), Luisa (esposa consorte del Palomero), el Gachono, el propio Palomero y el que suscribe.
La conversación tuvo que ser amena y agradable. De hecho, ha sido la primera vez que he oído exclamar a la Luisa ¡Anda son las tantas y no me he enterado!. A lo mejor de esta reunión nos sale una nueva seguidora del arte de Don Antonio Mairena.
Saludos,
Como habéis podido comprobar (con el “excelente” reportaje gráfico del Palomero), la asistencia a la velada flamenca dejó mucho que desear. Yo contabilicé sobre unas veinte personas. La entrada tan floja, también se puede achacar a que falló la publicidad, pues los carteles anunciadores no estuvieron expuestos hasta la misma tarde del evento. Una lástima. El local está precioso con sus cuadros de motivos flamencos y sus veladores de manteles rojos, que tan buen contraste hacen con las botellas negras del Fino o la Manzanilla. Las sillas de culo de “enea” y madera "retorneada" encajan igualmente con el entorno. La “mini-barra” es acogedora y está bien provista.
Aunque vino una gitana (Rosario Navarro creo que se llamaba), estuvimos esperando a Otra que no llegó. Nos imaginamos que serían demasiados viajes seguidos. Como se les achaca a casi todos los cantaores gitanos sus cantes no fueron de los encasillados como “serios”, pero sus alegrías, tientos y bulerías, son más agradables al oído de los que se están iniciando. Como era una sola la participante, la velada no duró mucho.
Como siembre, alrededor de un velador bien “provisto”, se organizó una pequeña tertulia en la que estaba Lore (hija de Lorenzo Ramirón), Isabel (mujer de Paco Caniles), Luisa (esposa consorte del Palomero), el Gachono, el propio Palomero y el que suscribe.
La conversación tuvo que ser amena y agradable. De hecho, ha sido la primera vez que he oído exclamar a la Luisa ¡Anda son las tantas y no me he enterado!. A lo mejor de esta reunión nos sale una nueva seguidora del arte de Don Antonio Mairena.
Saludos,