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JIMENA: ¡Ozú, como escribe el "Suavillo"! (simplemente parafraseo),...

Amigos del Foro:

Después de pasar cinco días en Jimena, os podéis imaginar, el trabajo que cuesta incorporarse a la vida “estresante” de Madrid. También, lleva su tiempo, el ponerse al día en los comentarios y fotos incorporadas al Foro. Por alusiones directas (de las laudatorias y de las otras) tendría que contestar a demasiados mensajes. Solamente voy a hacer una pequeña aclaración que tiene relación con un mensaje del Párroco sobre el tema de la Inmaculada Concepción. Como creo que no soy “cerrao de mollera”, como decimos en Jimena, no me cuesta trabajo reconocer y aceptar su aclaración sobre lo que, para la Iglesia Católica significa la celebración del día 8 de Diciembre. Admito, que mi confusión, estaba sobrevenida, seguramente, porque a los temas de los que soy un “escéptico convencido” no les dedico la suficiente atención. Así, gracias al comentario del Párroco (ya nos presentó el Palomero) he aprendido algo que tenía mal entendido.

Estos días han estado llenos de acontecimientos, tanto personales como colectivos, la agenda me ha desbordado. Como en las páginas atrasadas he visto noticias, algo inconexas, sobre los acontecimientos acaecidos estos días en Jimena, voy a tratar de ordenarlos un poco y darles una “hilazón”.

La actualidad del pueblo está marcada por el comienzo de la campaña de la aceituna. La Cooperativa abrió la semana pasada y la mayor parte de los “tajos” están sobre el campo; aunque algunos empezaban hoy. Por cierto, el lunes por la tarde estuve en la Cooperativa, mi amigo Bartolo, me enseñó cómo funcionaba la nueva máquina llamada “Repasadora”, su función es extraer del orujo todo el aceite que antes se perdía. El ritmo de entrada de aceituna era bastante bueno y el aceite anuncia calidad.

El sábado, coincidieron varios eventos. A la tarde, la procesión de la “devolución” de la Virgen de la Iglesia a su ermita de Cánava. Por la noche la velada del “Cante Flamenco por las Peñas”. También tuvo lugar la “reinauguración” del Kiosco de Cánava, una vez terminada la procesión.

Sobre el primer acontecimiento, yo puedo contaros poco dado que no asistí al mismo. De la velada flamenca hablaremos más adelante. Sobre la reforma del Kiosco, os puedo asegurar que es inmejorable. La caseta de obra, ha quedado envuelta en una “burbuja” de metacrilato y cristal y se ha instalado una estufa que caldea todo el recinto acristalado. Imaginaros, tomarse unas cañas, bien abrigados del frio y degustando las sabrosas tapas y raciones que salen de la cocina (también ampliada). Además, contemplando detrás de la cristalera, el paisaje del Santuario y su entorno.

El Domingo, en la casa que mis amigos Juani (la de la Gasolinera) y Juanito (el de Teléfonos), tienen en el Parque, con esas vistas tan maravillosas de las ciudades Renacentistas de Baeza y Úbeda y del Valle del Guadalquivir al fondo, algunos tuvimos la suerte de disfrutar de una “gran lacónada gallega”. No se olvidan facilmente de sus “Años Galáicos”. No faltó de "ná", los grelos, los cachelos, el lacón, los chorizos, el caldo, la empanada de atún, el albariño, el orujo, etc, etc.. Para rematar la faena, a la noche, asistimos en la Iglesia de San Nicolás de Bari de Úbeda (amiga Martina, como verás también entro en las Iglesias) a un magnífico recital de música antigua religiosa. Estuvo a cargo de un cuarteto inglés llamado “The Hilliard Ensemble”. Después, vuelta a Jimena, a terminar de apurar el lacón con grelos que había sobrado.

El lunes lo dediqué a dar un amplio paseo por los “Pinares de Chavallanque” (con el tiempo lo comentaremos). Me acompañó mi amigo Gachono, que le hace la competencia al Palomero en sus aficiones fotográficas. Algunas de esas fotos las veremos como ilustración del paseo a comentar.

El martes por la mañana, tuve la oportunidad de asistir un año más a ese rito, ya “ancestral” de Jimena: el canto de “La Concebida”. En la Plaza, a la puerta del Morgan y la Sevillanita, un numeroso coro de chiquillos volvió a entonar la famosa letanía. He dejado el comentario de la Velada Flamenca para el final.

En la coqueta Sala del Castillo, que la Peña Flamenca “El Lanchar” dispone para esos fines, coincidimos bastantes de los partícipes habituales del Foro (tanto residentes como “foráneos”, entre comillas). Por allí estaba La Gitana, Manolito, Juana Mª, Rafi y Lope, El Palomero y Luisa, El Gachono y Ani, (perdonadme si me dejo alguno) y el que suscribe. Aunque parezca mentira, en esta ocasión, hubo un lleno hasta la bandera. El reportaje gráfico del Palomero da prueba de ello. Por primera vez, en el local de invierno, los asistentes superaron la cuarentena.

Como ya en días pasados se citaron el nombre del “cantaor” y el guitarrista no los vuelvo a repetir. Al final de la actualización juntamos las mesas y allí “en corro”, estuvimos divagando sobre lo humano y lo divino, de la evolución del Foro, sobre la actualidad y los “cotilleos” de Jimena y sus gentes y otras muchas cosas más. Entre copas de fino y algún que otro cubalibre y gin-tonic, el tiempo se pasó rápidamente y casi terminamos para el Rosario de la Aurora.

El “cantaor” nos ofreció, en dos tandas, un “pupurrí” de los palos más conocidos del flamenco. Se oyeron Romeras y Serranas, alguna Malagueña, una Soleá, y la triste Petenera, también los inevitables Fandangos de Huelva.

Yo me quedé con una Colombiana. Éste género, al igual que la Guajira, la Rumba, la Vidalita o la Milonga, están incluidos en los llamados “cantes de ida y vuelta”. Se supone, que de los puertos españoles del Atlántico, teniendo como portadores a los marineros y esclavos que partían de los mismos, estos cantes, en su origen “más duros y rajaos”, llegaron a las Antillas Españolas y a las costas de los países Hispanos que dan al Caribe. De allí volvieron más "suavizados y melosos”. El tan querido en Jimena, Pepe Marchena, fue uno de sus mejores intérpretes.

Al escuchar la Colombiana, me imaginé que esa noche, esa copla, desplazándose entre los átomos del aire y a través de uno de esos milagros insondables del Universo, volvía a retornar por el camino de vuelta hacia el puerto de La Guaira, y allí rondando balcones y ventanas, en ese trozo “vivo” de Jimena, que hace poco hemos recuperado, se transformaba en una bella Serenata. Como aquellas, (por desgracia casi desaparecidas), que en las asfixiantes noches de julio y agosto, bajo las ventanas y balcones abiertos de par en par, para recoger el más mínimo soplo de aire fresco, nuestro amigo Jerónimo, acompañado de Juan Ramón y Sebitas, tantas noches nos deleitó interpretando canciones inolvidables con su hermosa voz.

Saludos,

¡Ozú, como escribe el "Suavillo"! (simplemente parafraseo), ha habido ratos mientras leia que me parecía que no leia, que solamente vivía.
Como yo durante este largo puente solo me he dedicado a la "meditación", pues quitando el inicio del mismo, no he vuelto a salir, ésto ha sido para recomponer las "neuronas", porque cuando salgo, ¡pués que me pasa como que si no me pasara "na", lo vivo todo tan intensamente que no me acuerdo de lo vivido!.
Por ejemplo, en la noche del "Cante", que para mi fué una gozada, estar con todas esas personas, disfrutando de su compañía, de su charla, y de sus alegrías, o de sus agudezas, también ¿por qué no? de sus tristezas, pero que en este momento no tenían ningún peso emocional, y todo eso oyendo, cantes, melodías, esa voz llena gorgoritos, o esa guitarra ¿verdad Paco que te tuve que limpiar la baba un par de veces? (la pilló con Antonio y se lo quería llevar a su casa), enfín, lo que único que siento es haberme marchado contra mi costumbre (dado que a mi me gusta siempre encerrar "las cabras") sin terminar el final de la "tertulia" (de la que algún día me contareis sus conclusiones), que suele dejar un buen sabor de boca para otro día (en él que solo se pide caldo, aspirina, silencio y buenos modales, a ser posible sin niños).
No obstante, aunque uno no es muy docto en la materia, me refiero a lo de crítico de cante (por darle la razón a mi mujer, que dice: "que yo siempre voy a saber de todo"), siempre se tienen "apuntaores", hubo quién me dijo que el Cantaor, que por cierto le puse de nombre Paco Navarro, y sin embargo se llama Paco Serrano, el guitarra si era Antonio, por cierto de apellido Gómez, pués el primero, decía mi informador que estuvo un "poquito plano", que canta bien, pero que no tramsmitia, que en las "Colombianas" no conectaba, sin embargo cuando las cantó, en un momento, se me quedó mirando y me quedé con la copla, no sé si me la estaba dedicando "... a mi el sol no me conoce porque no me ve, ya que yo soy muy amigo de la noche...", yo mire a Luisa y le dije que no era para mí, que se había equivocado, pero me entraron escalofrios.
Total que me ha gustado, ¡prometo solemnemente pagar los 36 € y hacerme socio pagador!.