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JIMENA: ! Que divertida la historia de la cabra!. Gracias por...

¿Rafi, tú crees que con esa edad se pensaba en las carencias que existian?.
Nunca me pregunté porque para subir a la cocina de mi casa, (habitación que servia para todo menos para dormir ya que a dichas piezas se pasaba atravesando una cortina, pues no había puertas), había que entrar por la cuadra que estaba en la puerta de la calle.
Además creo, bajo mi punto de vista, que es un error trasladarnos en el tiempo con la mentalidad de hoy en día, todo nos parecería horrible, sin embargo yo solo tengo bellos recuerdos "salvo alguna badana de mi madre" y cierta ocasión que hice se saco de púgil, teniendo enfrente a mi padre, que se había enfadado un poquito porque "dormí con la mula" (la de la foto que encabeza, bello ejemplar), precisamente en la subsodicha cuadra, ¡como vereis, cuando se dío cuenta donde estaba el "Niño", que no en el pesebre, sino en las patas de atrás del "Santo Animal", como que se enfadó un poquito, la bajada de adrenalina suya, ojo morado mío, "sigo viendo igual de mal que antes de que me diera".

Al hilo de las anécdotas que te pasan con los animales, me han contado una que tambien
tiene que ver con ellos, e indirectamente contigo, ya que un protagonista es el borrico que
has hecho célebre en algunas fotos.
Cuando aún era propiedad de Manuel, y tal cómo tú cuentas en este mensaje, este lo ence
rraba en una cuadra que tenía en el portal.
Parece ser que ésta no era muy grande, y dado que el animal era de un tamaño respetable
, amén de que la compartía con una cabra, hacía que no se pudiera “rebullir”en ella.
Con los meneos de ambos se abrió la aldaba y la puerta se quedó abierta.
El borrico, más tranquilo, no se movió, pero la cabra inició la exploración de la vivienda
, aprovechando que no había nadie.
Se paseó por todas las habitaciones hasta que llegó al dormitorio del matrimonio donde
había un armario con un espejo en la puerta. Cuando la cabra se vió reflejada en él la em
prendió a cabezazos con la imagen del competidor que le devolvía el cristal.
Resultado: el armario hecho “carbón”.
Parece ser que, cuando se calmó, continuó con la “visita” hasta que encontró la cocina en
el último piso de la casa (cosas de la arquitectura ergonómica de la época) y, para reponer
se del esfuerzo, se “machacó” todo lo que encontró en la despensa.
Tan bien se quedaría que cuando volvieron los dueños de la casa se la encontraron acostada en la tarima, tan ricamente.
El “tratamiento” que recibiría hoy seguramente sería denunciable por alguna protectora
pero aquél día no había “ONG” que la salvara.

Un saludo

! Que divertida la historia de la cabra!. Gracias por hacernos reir un rato.
Un saludo. Rafi.