¡Hombre los dos del fondo, como que no han nacido en la calle Cerrillo!
Aunque con el de rayas, casi me suena haber "ligado yo en la Peña de abajo".
¡Qué buena memoria tienes!. Efectivamente, el que está al fondo, con franela de rayas, es mi cuñado Abelardo (esposo de mi hermana Paky) y estoy segura que ligaste con él, durante nuestra estadía en Jimena, en septiembre del 84. Mira que han pasado unos cuantos años y además ahora está casi calvo y aún así, recuerdas su fisonomía. El otro que está al fondo (al lado de mi cuñado), es José Ramón (mi esposo). El joven que está a la derecha es mi sobrino Yangfran (hijo de Paky), a su lado, su novia Fabiola, y al lado de ésta, mi mamá Manuela (apenas se ve). De lado izquierdo estamos, primero mi hija Josémelyn, a su lado mi hermana Paky y esta servidora. La foto fué tomada en los días navideños, durante mi estadía en Caracas y en ese momento nos encontrábamos en La Hermandad Gallega de Venezuela.
Sobre la edad que tenía cuando escribí "ATARDECER DEL ALMA", (sabes que después de tú llamarle: "quejío del alma", me gusta más ese título), bueno a lo que te quería decir, cuando lo escribí, yo tenía entre 16 ó 17 años. Por edad cronológica puedo decir que era "jovencita" y mis recursos literarios eran bastantes sencillos, sin embargo, siempre he pensado que la mayoría de edad llegó a mi antes de lo normal, bien porque "así nací", o bien porque la vida misma me hizo madurar, o quizás porque los dos factores se combinaron. De cualquier manera, así soy.
Gracias por el sabueso que envíaste, logró rescatarme. Saludos a tu familia
Sobre la edad que tenía cuando escribí "ATARDECER DEL ALMA", (sabes que después de tú llamarle: "quejío del alma", me gusta más ese título), bueno a lo que te quería decir, cuando lo escribí, yo tenía entre 16 ó 17 años. Por edad cronológica puedo decir que era "jovencita" y mis recursos literarios eran bastantes sencillos, sin embargo, siempre he pensado que la mayoría de edad llegó a mi antes de lo normal, bien porque "así nací", o bien porque la vida misma me hizo madurar, o quizás porque los dos factores se combinaron. De cualquier manera, así soy.
Gracias por el sabueso que envíaste, logró rescatarme. Saludos a tu familia
