... de los mejores calamares a la romana, los hé probado en ésta casa un dia 7 de julio con mi tio Andrés, el marido de mi tia Juana "la tuna". Me recordaron los que tomabamos con mi chache Alejandro el maestro cuando ibamos a Jaén a examinarnos por libre (Ingreso/Primero) en el Instituto y después, pasabamos por el bar "Mi Casa" en la calle Nueva. También los hacian muy buenos en el bar "Bigote" frente a la plaza de Abastos.... corria el año mil novecientos sesenta y tres y siguientes. Mi chache Alejandro era de buén comer y aprovechaba los pocos dias que la escuela se lo permitia. Seguro que mi amigo, Juán "Caracol", sabe de lo que estoy hablando. Saludos Lope.
También acudí con Alejandro al Bar Mi Casa, después de examinarnos de Ingreso-primero, de esto hace un montón de tiempo.
También, lo frecuentaba, mi padre, a el le encantaba el Solomillo, siempre encargaba lo mismo, recuerdo que tenían, un pan de Viena delicioso...
También, lo frecuentaba, mi padre, a el le encantaba el Solomillo, siempre encargaba lo mismo, recuerdo que tenían, un pan de Viena delicioso...
Pues yo, por llevaros la contraria, también fui a comer el día que me examine de ingreso, porque para la asignaturas de primero, fuí otros días, y como a mi me llevó mi mama, yo era muy pequeño, entramos en el "Bar La Piedra" estaba al lado y parecía mas barato, comer, "merluza y calamares" por cierto muy ricos como dice Rafí.
Sin embargo yo tengo una pequeña anécdota, tanto mi madre como yo, nunca habíamos comido en "restaurante" por lo que las raspas de la merluza la echamos al mantel, cuando vimos a otros comensales que las dejaban en el plato, nosotros hicimos igual con ellas, no sin antes "chuparlas", pués tanto a mi madre como a mí no gusta darle unos tientos en la boca, para sacarles el jugo.
Pero no terminó ahí el asunto, de postre cerezas y ¿como sabrian ellos que yo tenía sed? me pusieron al lado un tazón con agua, ni corto ni perezoso el tazón al cuerpo.
Después me entere que ese agua era para otra cosa, ¡tarde por cierto!
Sin embargo yo tengo una pequeña anécdota, tanto mi madre como yo, nunca habíamos comido en "restaurante" por lo que las raspas de la merluza la echamos al mantel, cuando vimos a otros comensales que las dejaban en el plato, nosotros hicimos igual con ellas, no sin antes "chuparlas", pués tanto a mi madre como a mí no gusta darle unos tientos en la boca, para sacarles el jugo.
Pero no terminó ahí el asunto, de postre cerezas y ¿como sabrian ellos que yo tenía sed? me pusieron al lado un tazón con agua, ni corto ni perezoso el tazón al cuerpo.
Después me entere que ese agua era para otra cosa, ¡tarde por cierto!