Aunque con un poco de adelanto hoy os relato el ultimo día que estuve en el cine de verano.
Cosas de Mi Pueblo.
Los cines de verano.
Mi última película en el cine de verano de Mi Pueblo, en el patio de Agustín el de Braulia
Recuerdo aquella época ya un poco lejana habia dos Cines de verano: el de Mejías a punto de desaparecer en el Tejar actualmente el Mirador, y el de Parador, en el Patio de Agustín el de Braulia de este ultimo va hoy mi relato.
Seria un Domingo de los últimos del mes de Julio, quizá uno de los días festivos algún domingo de primeros Agosto, no mas adelante puesto que relato el ultimo día de cine al que asistí antes de venirme definitivamente a Pamplona por lo tanto nada difícil de recordar por la carga emocional que lleva.
Como todas las tardes en compañía de la pandilla casi todos primos y amigos no citare nombres porque seguro me dejo alguno, creo que todos saben en Jimena cual era entonces mi pandilla si quiero recordar especialmente a MI primo Paco “conejo” con el que me llevaba muy bien y casi siempre estábamos juntos, El Mismo que en el cine entraba gratis, porque colaboraba con los responsables de echar la película o con los botijos del agua cualquier cosa era buena para hacer algún trabajillo, a pesar de su problema en la vista esto no era un hándicap para realizar cualquier trabajo, desde repartir paquetes de la Sada hasta servir una buena cerveza con sus tapas en casa de Manolito o Paco Mairena o la Peña allí estaba todos lo veranos cuando volvía ya casado y con mis hijos pequeños siempre tan cariñoso, hasta que una enfermedad se lo llevo muy Joven, le guardo muchísimo cariño.
Aquella tardes de verano salíamos a la Plaza por supuesto con nuestras mejores ropas muy modestas pero muy limpias y con algún durillo en el bolsillo, pues ya dábamos algún jornalillo, como siempre nos disponíamos a dar una vuelta en pandilla por el paseo quien no recuerda aquellas cuadrillas de muchachas tan guapas, ¿Como dar nombres?, no me atrevo ¿Y si alguna se enfada? Con esto hay que ser hoy muy cuidadoso, recuerdo un par de cuadrillas que nos volvían locos a aquellos casi mociquillos: Las hijas del que vendía telas en la calle Llana. La hija del que hacia polos. La que vendía fruta y su Padre viajaba todos los días a Jaén. O la que su Madre vendía pan en la calle llana, o la del teléfono publico, la vecina del sastre, la que su Padre tenia un cargo en el ayuntamiento también vecina del sastre o la que tenia muchas hermanas y vivía en el paseo, o la que su Padre era albañil y le rompí el vestido, por cierto siempre que nos vemos me lo recuerda también la hija de aquella persona que bajaba a Garciel con el sello o la que su Padre tenia una carpintería, en fin guapísimas todas ellas hoy señoras como se dice bien casadas, unas en nuestro Pueblo y otras fuera como la vida misma.
Salíamos la cuadrillas de amigos dispuesto a comernos el mundo después de dar un garbeo por la Plaza, subíamos al paseo con el fin de ver si la cuadrillas de niñas que eran nuestra amigas habían salido y si además iban a ir al cine y claro esta, que todas o casi todas aquellos Domingos iban al cine no había otra cosa, recuerdo aquel ultimo día puesto que mi marcha a Pamplona ya estaba decidida y organizada, mis amigos y sus amigas procuraron hacer coincidir su silla a lado de la mía para de alguna forma pasar juntos aquella hora y media de película que vaticinaba que nunca mas volveríamos aquel cine de verano juntos, aquella chica que evidentemente fue sin duda aquel primer amor de los 15 años recién cumplidos y que también era seguro seria eso y nada mas.
Me parece poder escuchar los latidos en el silencio de la noche de aquel corazón quinceañero, tratando de parar el tiempo de aquella película cuyo titulo no recuerdo, sin otro fin que el de alargar aquel sueño imposible, nada podía ser mas bonito y limpio que coger la mano de aquella chica y con un pequeño apretón transmitirnos lo que sentíamos, aquello quedo sellado en un pequeño pañuelo que ella me regalo y que viajo a Pamplona, así fue aquél ultimo día en aquel cine de verano un Domingo de calor en una noche con el cielo lleno de estrellas, donde estoy seguro alguna cayo y habríamos pedido un deseo que como casi todos nunca se cumplen.
M. Nieto de M. Rasca.
Cosas de Mi Pueblo.
Los cines de verano.
Mi última película en el cine de verano de Mi Pueblo, en el patio de Agustín el de Braulia
Recuerdo aquella época ya un poco lejana habia dos Cines de verano: el de Mejías a punto de desaparecer en el Tejar actualmente el Mirador, y el de Parador, en el Patio de Agustín el de Braulia de este ultimo va hoy mi relato.
Seria un Domingo de los últimos del mes de Julio, quizá uno de los días festivos algún domingo de primeros Agosto, no mas adelante puesto que relato el ultimo día de cine al que asistí antes de venirme definitivamente a Pamplona por lo tanto nada difícil de recordar por la carga emocional que lleva.
Como todas las tardes en compañía de la pandilla casi todos primos y amigos no citare nombres porque seguro me dejo alguno, creo que todos saben en Jimena cual era entonces mi pandilla si quiero recordar especialmente a MI primo Paco “conejo” con el que me llevaba muy bien y casi siempre estábamos juntos, El Mismo que en el cine entraba gratis, porque colaboraba con los responsables de echar la película o con los botijos del agua cualquier cosa era buena para hacer algún trabajillo, a pesar de su problema en la vista esto no era un hándicap para realizar cualquier trabajo, desde repartir paquetes de la Sada hasta servir una buena cerveza con sus tapas en casa de Manolito o Paco Mairena o la Peña allí estaba todos lo veranos cuando volvía ya casado y con mis hijos pequeños siempre tan cariñoso, hasta que una enfermedad se lo llevo muy Joven, le guardo muchísimo cariño.
Aquella tardes de verano salíamos a la Plaza por supuesto con nuestras mejores ropas muy modestas pero muy limpias y con algún durillo en el bolsillo, pues ya dábamos algún jornalillo, como siempre nos disponíamos a dar una vuelta en pandilla por el paseo quien no recuerda aquellas cuadrillas de muchachas tan guapas, ¿Como dar nombres?, no me atrevo ¿Y si alguna se enfada? Con esto hay que ser hoy muy cuidadoso, recuerdo un par de cuadrillas que nos volvían locos a aquellos casi mociquillos: Las hijas del que vendía telas en la calle Llana. La hija del que hacia polos. La que vendía fruta y su Padre viajaba todos los días a Jaén. O la que su Madre vendía pan en la calle llana, o la del teléfono publico, la vecina del sastre, la que su Padre tenia un cargo en el ayuntamiento también vecina del sastre o la que tenia muchas hermanas y vivía en el paseo, o la que su Padre era albañil y le rompí el vestido, por cierto siempre que nos vemos me lo recuerda también la hija de aquella persona que bajaba a Garciel con el sello o la que su Padre tenia una carpintería, en fin guapísimas todas ellas hoy señoras como se dice bien casadas, unas en nuestro Pueblo y otras fuera como la vida misma.
Salíamos la cuadrillas de amigos dispuesto a comernos el mundo después de dar un garbeo por la Plaza, subíamos al paseo con el fin de ver si la cuadrillas de niñas que eran nuestra amigas habían salido y si además iban a ir al cine y claro esta, que todas o casi todas aquellos Domingos iban al cine no había otra cosa, recuerdo aquel ultimo día puesto que mi marcha a Pamplona ya estaba decidida y organizada, mis amigos y sus amigas procuraron hacer coincidir su silla a lado de la mía para de alguna forma pasar juntos aquella hora y media de película que vaticinaba que nunca mas volveríamos aquel cine de verano juntos, aquella chica que evidentemente fue sin duda aquel primer amor de los 15 años recién cumplidos y que también era seguro seria eso y nada mas.
Me parece poder escuchar los latidos en el silencio de la noche de aquel corazón quinceañero, tratando de parar el tiempo de aquella película cuyo titulo no recuerdo, sin otro fin que el de alargar aquel sueño imposible, nada podía ser mas bonito y limpio que coger la mano de aquella chica y con un pequeño apretón transmitirnos lo que sentíamos, aquello quedo sellado en un pequeño pañuelo que ella me regalo y que viajo a Pamplona, así fue aquél ultimo día en aquel cine de verano un Domingo de calor en una noche con el cielo lleno de estrellas, donde estoy seguro alguna cayo y habríamos pedido un deseo que como casi todos nunca se cumplen.
M. Nieto de M. Rasca.