El Charcón, el Albercón o la primera
piscina del
pueblo, como lo quieras llamar, por cierto que es casí mío, pues para hacerlo necesitaron dos terceras partes de lo que hoy es mi
huerta que está puesta de olivas y la casilla era el vestuario que usaban las chicas cuando iban a bañarse (las mas atrevidas, claro).