SANTORAL DEL DIA 1 DE JULIO
La Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
San Simeón, labrador y ermitaño, Navarra
San Oliverio Plunket, obispo y mártir
San Simeón el Loco, anacoreta
San Aarón, sacerdote de la ley mosaica, 1471 a. de J. C. Hermano de Moisés, como se explicaba con más facilidad que su hermano, que tartamudeaba, fue el encargado de dirigir la palabra a Faraón para pedirle que dejase salir al pueblo de Dios de la tierra de Egipto. Hizo las veces de caudillo de su pueblo cuando Moisés subió al monte a orar y a recibir las tablas de la Ley; pero tuvo la fragilidad de dejar al pueblo apostatar y adorar un becerro de oro. Sostuvo los brazos de su hermano, cuando Moisés oraba para que el pueblo no pereciese bajo la espada de los amalecitas. Murió en el monte Hor, a la vista de la tierra de promisión; pero no entró, en castigo de su desconfianza, en Cades, cuando Moisés hirió la roca con su vara para hacer brotar agua en abundancia. Su hijo Eleázaro le sucedió en el sacerdocio.
Santos Julio y Aarón, mártires, Inglaterra
San Rumoldo, mártir. Hijo del rey de Escocia.
Santos Casto y Secundino, mártires, Sinesse de Campania
San Martín, obispo de Viena (Francia)
San Galo I, obispo de Clermont (Francia)
San Domiciano, abad de Lyón
San Tierry, discípulo de San Remigio, Reims
San Cibardo, abad, Angulema
San Simeón el Salo (el Loco), Emesa
San Teobaldo, ermitaño, Vicenza
Santa Reina, virgen
San Pambón, anacoreta
San Felices o San Felipe, discípulo de San Millán. Se venera su cuerpo en el monasterio de San Millán de la Cogolla, Logroño.
La Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
San Simeón, labrador y ermitaño, Navarra
San Oliverio Plunket, obispo y mártir
San Simeón el Loco, anacoreta
San Aarón, sacerdote de la ley mosaica, 1471 a. de J. C. Hermano de Moisés, como se explicaba con más facilidad que su hermano, que tartamudeaba, fue el encargado de dirigir la palabra a Faraón para pedirle que dejase salir al pueblo de Dios de la tierra de Egipto. Hizo las veces de caudillo de su pueblo cuando Moisés subió al monte a orar y a recibir las tablas de la Ley; pero tuvo la fragilidad de dejar al pueblo apostatar y adorar un becerro de oro. Sostuvo los brazos de su hermano, cuando Moisés oraba para que el pueblo no pereciese bajo la espada de los amalecitas. Murió en el monte Hor, a la vista de la tierra de promisión; pero no entró, en castigo de su desconfianza, en Cades, cuando Moisés hirió la roca con su vara para hacer brotar agua en abundancia. Su hijo Eleázaro le sucedió en el sacerdocio.
Santos Julio y Aarón, mártires, Inglaterra
San Rumoldo, mártir. Hijo del rey de Escocia.
Santos Casto y Secundino, mártires, Sinesse de Campania
San Martín, obispo de Viena (Francia)
San Galo I, obispo de Clermont (Francia)
San Domiciano, abad de Lyón
San Tierry, discípulo de San Remigio, Reims
San Cibardo, abad, Angulema
San Simeón el Salo (el Loco), Emesa
San Teobaldo, ermitaño, Vicenza
Santa Reina, virgen
San Pambón, anacoreta
San Felices o San Felipe, discípulo de San Millán. Se venera su cuerpo en el monasterio de San Millán de la Cogolla, Logroño.