.
--------------PREGÓN DE LAS FIESTAS DE JIMENA 2.009------------
Dice el profeta Isaías "que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia y proclama la salvación" (Is 52, 7). Cuando oigo estas palabras me imagino a Luis Martínez bajando de Cánava con la buena noticia del hallazgo de una imagen de la Virgen en el barranco del Lanchar. La noticia corría de boca en boca entre los habitantes de la población que por esa época se afanaban en recoger el fruto dulce de la higuera. Subiendo por el camino de San Marcos o por el de San Sebastián no se hablaba de otra cosa: "que al escribano que venía de Granada se le ha aparecido una imagen de Nuestra Señora".
Este hallazgo de una imagen escondida por los cristianos de estos contornos siglos atrás, me recuerda a una anécdota familiar que me ocurrió hace unos meses. Estábamos en la casería encauzando el agua de un "minao". Buscábamos un registro, así lo llamaba mi padre, donde refrescábamos la botella de vino con gaseosa y el melón. Uno de los albañiles metió la mano en una gruesa tubería y encontró una botella de vino recubierta de cal. Para mi familia este hallazgo fue como recibir un regalo que mi padre nos dejara allí hace más de 30 años. Esa botella, en ese lugar, nos recordó muchas vivencias que forman parte de nuestra memoria familiar.
La Imagen que nuestro antepasado encontró aquel día que el Padre Lope fijara com o el 15 de agosto del año 1.600, fue un regalo de los pobladores de esta tierra muchos siglos atrás para los jimenatos de estos cuatro siglos. Un regalo que hace patente la identidad cristiana de nuestras raíces. Antes incluso de la etapa musulmana, ya se daba culto a la Madre de Dios a las faldas del Aznaitín. Algunos se aventuran a afirmar que la Cueva de la Graja es un santuario religioso y que por lo tanto Cánava siempre ha sido un lugar de culto, precisamenmte donde hay una fuente de agua.
Escribí estas palabras en Taizé una aldea de la Borgoña francesa donde una comunidad religiosa acoge cada semana jóvenes de más de veinte países y de todas las confesiones cristianas. En verano pueden llegar a ser cuatro mil jóvenes. El Hermano Roger, fundador de esta Comunidad decía que ir a Taizé es como ir a beber de las fuentes de la fe.
Cada vez que subimos a Cánava, rezamos en la Ermita y bebemos del Pilar de los Siete caños, estamos bebiendo de las fuentes de Jimena. Somos conscientes de dónde venimos y de lo que somos. Reafirmamos que ser de Jimena no puede separarse de la Virgen de los Remedios y qye éste es el mejor legado que podemos dejar a las futuras generaciones.
Por eso Jimena sigue mirando
con cariño y con amor
a la Virgen que en su infancia
se grabó en su corazón.
Y Jimena sigue subiendo
cada siete de septiembre
a recoger a su Virgen
y a traerla como siempre.
Porque la Fiesta nos gusta que sea como siempre, como la hemos vivido desde pequeños, como la vivieron nuestros padres y nuestros abuelos. Las Fiestas es un volver cada año a nuestras fuentes de forma colectiva y extraordinaria. Ciertamente que hay aspectos de la fiesta que no tienen más remedio que cambiar: las "cunicas" hoy son cacharricos eléctricos, la Caseta Municipal ahora es en la antigua Cooperativa de Aceite, los chiringuitos últimamente han decaído y los Toros de fuego vuelven a ser lo que fueron. Pero lo que no ha cambiado ni puede cambiar es traer y llevar a la Virgen, celebrar en su honor la Eucaristía tres veces, procesionarla por las calles del Pueblo del que es Patrona. En definitiva no puede cambiar
el cariño que este pueblo ha tenido por su Virgen,
que ha sido siempre sincero, tan sencillo y tan humilde
que sin grandes romerías, promesas ni procesiones,
conserva lor remedios que tuvieron sus mayores.
Cada vez que Ella se acerca a Jimena hay algo especial, y cuando suenan los cohetes en la carretera alta que tiraba el Tío Bartolomé Jimena se prepara para recibir a su Madre Querida, la Hija de Sión, el Orgullo de nuestra raza, la que nos muestra con clemencia laas finezas de su amor.
Y cada siete de septiembre
cuando llega a la Plaza
tenemos lágrimas en los ojos
al ver su carita guapa.
Ya queda menos para ese momento en el que la que manda en nuestros corazones y gobierna nuestras vidas se encuentre con su pueblo. Ya queda menos para que con un solo corazón y una sola alma cantemos:
"y que se enteren,
allí arriba en el cielo,
y que se enteren,
que como un jimenato
nadie te quiere".
Jimenatos, jimenatas, Viva la Virgen de los Remedios, Viva nuestra Alcaldesa Perpetua, Viva Jimena.
Francisco A. Carrasco Cuadros.
--------------PREGÓN DE LAS FIESTAS DE JIMENA 2.009------------
Dice el profeta Isaías "que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia y proclama la salvación" (Is 52, 7). Cuando oigo estas palabras me imagino a Luis Martínez bajando de Cánava con la buena noticia del hallazgo de una imagen de la Virgen en el barranco del Lanchar. La noticia corría de boca en boca entre los habitantes de la población que por esa época se afanaban en recoger el fruto dulce de la higuera. Subiendo por el camino de San Marcos o por el de San Sebastián no se hablaba de otra cosa: "que al escribano que venía de Granada se le ha aparecido una imagen de Nuestra Señora".
Este hallazgo de una imagen escondida por los cristianos de estos contornos siglos atrás, me recuerda a una anécdota familiar que me ocurrió hace unos meses. Estábamos en la casería encauzando el agua de un "minao". Buscábamos un registro, así lo llamaba mi padre, donde refrescábamos la botella de vino con gaseosa y el melón. Uno de los albañiles metió la mano en una gruesa tubería y encontró una botella de vino recubierta de cal. Para mi familia este hallazgo fue como recibir un regalo que mi padre nos dejara allí hace más de 30 años. Esa botella, en ese lugar, nos recordó muchas vivencias que forman parte de nuestra memoria familiar.
La Imagen que nuestro antepasado encontró aquel día que el Padre Lope fijara com o el 15 de agosto del año 1.600, fue un regalo de los pobladores de esta tierra muchos siglos atrás para los jimenatos de estos cuatro siglos. Un regalo que hace patente la identidad cristiana de nuestras raíces. Antes incluso de la etapa musulmana, ya se daba culto a la Madre de Dios a las faldas del Aznaitín. Algunos se aventuran a afirmar que la Cueva de la Graja es un santuario religioso y que por lo tanto Cánava siempre ha sido un lugar de culto, precisamenmte donde hay una fuente de agua.
Escribí estas palabras en Taizé una aldea de la Borgoña francesa donde una comunidad religiosa acoge cada semana jóvenes de más de veinte países y de todas las confesiones cristianas. En verano pueden llegar a ser cuatro mil jóvenes. El Hermano Roger, fundador de esta Comunidad decía que ir a Taizé es como ir a beber de las fuentes de la fe.
Cada vez que subimos a Cánava, rezamos en la Ermita y bebemos del Pilar de los Siete caños, estamos bebiendo de las fuentes de Jimena. Somos conscientes de dónde venimos y de lo que somos. Reafirmamos que ser de Jimena no puede separarse de la Virgen de los Remedios y qye éste es el mejor legado que podemos dejar a las futuras generaciones.
Por eso Jimena sigue mirando
con cariño y con amor
a la Virgen que en su infancia
se grabó en su corazón.
Y Jimena sigue subiendo
cada siete de septiembre
a recoger a su Virgen
y a traerla como siempre.
Porque la Fiesta nos gusta que sea como siempre, como la hemos vivido desde pequeños, como la vivieron nuestros padres y nuestros abuelos. Las Fiestas es un volver cada año a nuestras fuentes de forma colectiva y extraordinaria. Ciertamente que hay aspectos de la fiesta que no tienen más remedio que cambiar: las "cunicas" hoy son cacharricos eléctricos, la Caseta Municipal ahora es en la antigua Cooperativa de Aceite, los chiringuitos últimamente han decaído y los Toros de fuego vuelven a ser lo que fueron. Pero lo que no ha cambiado ni puede cambiar es traer y llevar a la Virgen, celebrar en su honor la Eucaristía tres veces, procesionarla por las calles del Pueblo del que es Patrona. En definitiva no puede cambiar
el cariño que este pueblo ha tenido por su Virgen,
que ha sido siempre sincero, tan sencillo y tan humilde
que sin grandes romerías, promesas ni procesiones,
conserva lor remedios que tuvieron sus mayores.
Cada vez que Ella se acerca a Jimena hay algo especial, y cuando suenan los cohetes en la carretera alta que tiraba el Tío Bartolomé Jimena se prepara para recibir a su Madre Querida, la Hija de Sión, el Orgullo de nuestra raza, la que nos muestra con clemencia laas finezas de su amor.
Y cada siete de septiembre
cuando llega a la Plaza
tenemos lágrimas en los ojos
al ver su carita guapa.
Ya queda menos para ese momento en el que la que manda en nuestros corazones y gobierna nuestras vidas se encuentre con su pueblo. Ya queda menos para que con un solo corazón y una sola alma cantemos:
"y que se enteren,
allí arriba en el cielo,
y que se enteren,
que como un jimenato
nadie te quiere".
Jimenatos, jimenatas, Viva la Virgen de los Remedios, Viva nuestra Alcaldesa Perpetua, Viva Jimena.
Francisco A. Carrasco Cuadros.