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-----------PREGÓN DE LAS FIESTAS DE JIMENA 2006-----------
..................... MI TIERRA........................ ....
Yo nací, entre las hojas de un olivo, entre geranios y claveles. Nací, bajo el agua de una cascada y, entre frutos de inigualable sabor. Yo nací, bajo la falda de una montaña, que cubría de sombra todas mis tardes. Desde la cual, se podía contemplar hasta el infinito, e incluso, hasta las nubes se podían tocar.
Mis primeros pasos los di, de la mano de alguien experto, en la tierra que, con nuestros pasos, íbamos pisando. Una tierra dispuesta a darlo todo, una tierra que se enfrentó al paso del tiempo y, dió lugar a paisajes tan hermosos, los cuales, siempre, tendremos.
Aún recuerdo que en los días de intenso calor, me cobijaba bajo las ramas de aquellos árboles que nuestra tierra creó. Unos árboles que para mí, aparte de ser gigantes, estaban vivos, tan vivos, que a veces parecían sonreirte.
Yo pasé mi infancia en un paraíso, rodeada de belleza y admirando cuanto veía a mi paso. Yo crecí imaginando, que la cruz que está, en lo más alto de esa montaña, es la señal que alguien puso, para que desde el cielo o desde cualquier otro lugar, todos vean que mi pueblo será siempre, un paraíso aquí en la tierra, que alguien nos quiso enviar.
Y como prueba de aquello, tan solo tenía que caminar, y llegar a esa ermita, donde nuestra madre siempre estará, esperando a que alguien le dé la mano, para poderse bajar y, con todos sus jimenatos toda una vida pasear, por esta tierra bendita que ella siempre cuidará.
Yo crecí soñando con ver a esos caballos por el paseo galopar, y en sus monturas a sus jinetes, elegantes y sonrientes, con su pareja a su lado, una joven guapa con traje de faralaes. Yo pasé mi niñez deseando ser yo la que montara en ese caballo, y contemplar cómo éste galopaba al son de una música. La música que cantaban los que iban en las carrozas: las cuales, adornaban con flores, que hacían con sus propias manos deseando que nuestra virgen las observara.
Y entre la procesión se podía respirar ese olor a pólvora quemada de cuantos cohetes iban lanzando. Y aquello se hacía, para que en cánava nuestra Virgen de los Remedios supiera, que se acercaba ya su pueblo para bajarla hasta Jimena.
Y después de alzarla a hombros y bajarla al compás de esa dulce música, acompañada por su gente, por los caballos con sus jinetes, y por sus carrozas, llegan hasta la plaza, donde niñas le bailan, le cantan y festejan que es ella la más guapa y reina de Jimena.
Y se oye, "viva la Virgen de los Remedios", entre palmas y cánticos y todo el pueblo se emociona, comienzan las fiestas en honor de la Santísima, en honor de nuestra Patrona. Y al final nos queda nuestros recuerdos de una fiesta o de una infancia, recuerdos que siempre serán eternos como lo será nuestra Jimena.
Yo nací en un pueblo del que no hay otro igual, y dueño de mi corazón siempre será. Y si algún día he de irme lejos, le pido a Dios que me obsequie, con tener siempre en mi memoria, el recuerdo de mi gente.
Esta gente que ha luchado, sacrificado y también ha amado, a esa virgen que sentada en su trono está, la cual, bajó desde el cielo para cuidar de su pueblo al que siempre amará.
Por eso ahora que ya no soy una niña, sigo viendo a mi pueblo igual, sus árboles siguen siendo gigantes y, en esa montaña aún está esa cruz, asegurándome que aunque esté lejos, siempre verá la luz, esa luz que emana de las calles y de cada rincón, la luz que brilla hasta en el cielo, es del pueblo que llevo en mi corazón.
Yo nací en esta tierra, y orgullosa siempre estaré, yo formo parte de esta tierra, y de Jimena siempre seré.
¡FELICES FIESTAS A TODOS! ¡VIVA LA STMA. VIRGEN DE LOS REMEDIOS! ¡VIVA JIMENA!
Noelia Morales Solas.-
-----------PREGÓN DE LAS FIESTAS DE JIMENA 2006-----------
..................... MI TIERRA........................ ....
Yo nací, entre las hojas de un olivo, entre geranios y claveles. Nací, bajo el agua de una cascada y, entre frutos de inigualable sabor. Yo nací, bajo la falda de una montaña, que cubría de sombra todas mis tardes. Desde la cual, se podía contemplar hasta el infinito, e incluso, hasta las nubes se podían tocar.
Mis primeros pasos los di, de la mano de alguien experto, en la tierra que, con nuestros pasos, íbamos pisando. Una tierra dispuesta a darlo todo, una tierra que se enfrentó al paso del tiempo y, dió lugar a paisajes tan hermosos, los cuales, siempre, tendremos.
Aún recuerdo que en los días de intenso calor, me cobijaba bajo las ramas de aquellos árboles que nuestra tierra creó. Unos árboles que para mí, aparte de ser gigantes, estaban vivos, tan vivos, que a veces parecían sonreirte.
Yo pasé mi infancia en un paraíso, rodeada de belleza y admirando cuanto veía a mi paso. Yo crecí imaginando, que la cruz que está, en lo más alto de esa montaña, es la señal que alguien puso, para que desde el cielo o desde cualquier otro lugar, todos vean que mi pueblo será siempre, un paraíso aquí en la tierra, que alguien nos quiso enviar.
Y como prueba de aquello, tan solo tenía que caminar, y llegar a esa ermita, donde nuestra madre siempre estará, esperando a que alguien le dé la mano, para poderse bajar y, con todos sus jimenatos toda una vida pasear, por esta tierra bendita que ella siempre cuidará.
Yo crecí soñando con ver a esos caballos por el paseo galopar, y en sus monturas a sus jinetes, elegantes y sonrientes, con su pareja a su lado, una joven guapa con traje de faralaes. Yo pasé mi niñez deseando ser yo la que montara en ese caballo, y contemplar cómo éste galopaba al son de una música. La música que cantaban los que iban en las carrozas: las cuales, adornaban con flores, que hacían con sus propias manos deseando que nuestra virgen las observara.
Y entre la procesión se podía respirar ese olor a pólvora quemada de cuantos cohetes iban lanzando. Y aquello se hacía, para que en cánava nuestra Virgen de los Remedios supiera, que se acercaba ya su pueblo para bajarla hasta Jimena.
Y después de alzarla a hombros y bajarla al compás de esa dulce música, acompañada por su gente, por los caballos con sus jinetes, y por sus carrozas, llegan hasta la plaza, donde niñas le bailan, le cantan y festejan que es ella la más guapa y reina de Jimena.
Y se oye, "viva la Virgen de los Remedios", entre palmas y cánticos y todo el pueblo se emociona, comienzan las fiestas en honor de la Santísima, en honor de nuestra Patrona. Y al final nos queda nuestros recuerdos de una fiesta o de una infancia, recuerdos que siempre serán eternos como lo será nuestra Jimena.
Yo nací en un pueblo del que no hay otro igual, y dueño de mi corazón siempre será. Y si algún día he de irme lejos, le pido a Dios que me obsequie, con tener siempre en mi memoria, el recuerdo de mi gente.
Esta gente que ha luchado, sacrificado y también ha amado, a esa virgen que sentada en su trono está, la cual, bajó desde el cielo para cuidar de su pueblo al que siempre amará.
Por eso ahora que ya no soy una niña, sigo viendo a mi pueblo igual, sus árboles siguen siendo gigantes y, en esa montaña aún está esa cruz, asegurándome que aunque esté lejos, siempre verá la luz, esa luz que emana de las calles y de cada rincón, la luz que brilla hasta en el cielo, es del pueblo que llevo en mi corazón.
Yo nací en esta tierra, y orgullosa siempre estaré, yo formo parte de esta tierra, y de Jimena siempre seré.
¡FELICES FIESTAS A TODOS! ¡VIVA LA STMA. VIRGEN DE LOS REMEDIOS! ¡VIVA JIMENA!
Noelia Morales Solas.-