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JIMENA: ¡No te lo crees ni tú!, observador que es el niño.

Esta foto solo conozco a Cristóbal azúceno, Juanito Solas, por supuesto Paco Panera, el siguiente no se, creo que el que esta a su lado podría ser el Padre de Alonsillo calores y Severino.
Saludos

Hola Mariano, al ver esta foto, me hacer recordar la costumbre de comer todos alrededor del mismo recipiente y cada quien con su pan debajo del brazo, que según creo ver bien, es lo que tienen, por lo menos dos de éllos. Sabes que cuando fuí a España en el 84 (no he vuelto más), vino también mi hermana Paky con su esposo, que es colombiano y le llamó, poderosamente, la atención la manera de cómo, al comer tanta gente en una sola sartén, se respetaban los espacios de cada quien, en el respectivo recipiente; es decir, la forma de cómo las personas se acercaban a la sartén, cogían una cucharada de comida de su "sobreentendida área" y luego se retiraban;´así como tambien le sorprendió que casi todas las personas tenían una navaja (especialmente los hombres) y se iban rebanando los pedazos de pan conforme comían y que en muchas oportunidades, esa navaja hacía las veces de tenedor y sobre todo le asombraba la facilidad para manejar las navajas. Realmente fueron muchas las veces que nos reunimos con mi familia y haciamos migas y otras comidas que había que "mojar" el pan, como por ejemplo las siempre buenas "pipirranas". Un saludo

Hola Ana, en nuestro Pueblo y gran parte de Andalucía la navaja siempre ha sido parte del patrimonio y algunas veces autora de hechos lamentables.
En nuestro Pueblo seguro que tu Madre recuerda, mataron a varios paisanos entre ellos a Miguel Patillas, un tal Gutiérrez o Enrique.
Pero no es menos cierto que como mas se le conoce es por su gran utilidad a la hora de comer, se hacían rebanadas de pan en forma de media luna capaces de recoger de la cazuela la mitad de un buen plato de encebollado de boquerones o de pimientos y tomates, no te digo nada si eran un par de huevos con ajos y pimiento seco o picantes, la navaja hacia las veces de tenedor o cuchara, en la mesa de la gente sencilla por no llamar pobre, era junto al hule de plástico, la fuente de grana y los pucheros de barro las vedette de aquellos platos como lo antes citados a la hora del almuerzo o cena.
Ni que decir tiene cuando el guiso, las migas o las gachas por no mentar el arroz con habichuelas con los pimientos llenos de arroz en sartén colocada encima de la trébedes haciendo corro bien de pie o sentados en las sillas chicas, era todo un ritual, permitía aligerar los ajuares de nuestros antepasados con el fin de que el gasto económico seria mas llevadero.
En fin como suelo decir cosas de Mi Pueblo.
Un abrazo.
Mariano

Qué buena ampliación a mi comentario y qué excelente descripción de esa costumbre, pero mi amigo, me despertaste las ganas de comer cualquiera de esos platos que has mencionado. Ya hoy tengo planeado el almuerzo y es bien criollo, pero para mañana pienso preparar unas habichuelas con arroz, seguro que no van a tener todo lo que quisiera agregarle, pero jugaré con la imaginación. Aquí sólo comen las habichuelas cuando se prepara un plato de origen italiano llamado "minestrone". Lo más típico de aquí es comer las "caraotas negras", que son como las habichuelas, pero negras; son parte del plato típico venezolano que es el "pabellón" y se sirven bastante secas, es decir, sin caldo, acompañadas de arroz blanco, carne (de res) mechada, unas tajadas de plátano frito (rebanadas de un plátano especial) y si el "pabellón" es "con baranda", hay que agregarle un huevo frito; eso se sirve en un solo plato y se acompaña con las criollas arepas (es el pan del venezolano). Si algún día nos reunimos, prometo hacerles un sabroso pabellón criollo, estoy segura que les agradará a la familia. Un abrazo

Pero mira que os gusta ensuciar platos y meteros en la cocina, con un simple jamón "colgao" en una punta, una "raspa de bacalao", una "panilla de aceite", una "hogaza de pan" y esa navaja de la que estais hablando soy capaz de darle de comer a los mismos que una vez le dieron junto al Mar de Galilea y no tengo ni que fregar el "vedriao".

vedriao, vedríao, Palomero, en qué siglo vives? ahora hay máquinas que lo friegan, los lavavajillas.
Un saludo y buen día.

de todas maneras el vedriao se mete en el lavavajillas.

Claro prima, Paca tiene razón, porque el "vedriao" es la vajilla o loza (en criollito coloquial se le llama: "corotos"). ¿verdad que suena extraño: "vedriao"?, anoche, después de leerlo, "desempolve" la palabrita y le dije a José Ramón, después de la cena: "yo ya preparé la comida, ahora tú lavas el vedriao", ¡?! su cara de asombro era todo "un poema" y yo, muerta de la risa.

"friegas" niña es la palabra correcta, o sea se, la frase completa es: "ahora tú friegas el vedriao"

Visto el contrato de una maestra en 1.927, a mi se me ha ocurrido lo que hacía mi madre, después de cada comida del medio-día, por ejemplo en 1.960:
Se sentaba en el "cuartillo", antesala de la cocina (había que ver la antesala, una cantarera, dos cántaras, la cubeta del agua sucia, dos lebrillos, debajo de la cantarera, una canasta, los trapos de manos, una toalla pequeña, las sartenes colgadas en puntas, la escoba, el badil, y alguna cosita mas que por ahora no recuerdo), pues bien, llenaba los dos lebrillos, a uno le echaba jabón de lavar, disuelto en agua caliente del puchero de la lumbre (que estaba en la cocina) y en el otro agua clara, al lado una canasta vacía, (vaya por dealante de había menos "vedriao" que ahora, todos comiamos en la fuente, una cuchara y un tenedor, en mi casa señalados y una navaja que daba vueltas, claro siempre se comía algo mas, porque había sobrado de la comida anterior, o alguna "galgucería" esporádica, enfín, estaba el vaso del vino) total, un "chisme" al lebrillo de la espuma, con un "estropajo" (astropajo para los entendidos) un par de vueltas y al lebrillo del agua clara, por supuesto al principio, luego un poquito turbía con el paso del tiempo, y de aquí a la canasta para que escurriera, salvo la sartén que tenia tratamiento aparte, había que darle con la piedra para quitarle "los tiznajos" y luego al lebrillo del jabón, para pasar al del agua semi-clara, cuando a ella le llegaba el turno, una vez terminada la sesión de lavado, empezaba la de secado, para evitar la oxidación de cucharas, paletas de menear la sartén (para que no se pegara la comida), los platos para que no le salieran "lágrimas", y por supuesto las sartenes, que eran muy propicias al famoso "oxido", que su sabor en la boca era bastante desagradable, pues bien después de todo esto habia que dar "una escobea" a la cocina y al cuartillo, quitando la ceniza de la lumbre y por último "blanquear el hogarín", si era verano, quitar la tulipa que se había colgado para que se pegaran las moscas, aquella ristra semienrrollada con su bichitos negros muy pegaditos, por fín todo como los chorros del oro, hasta otro día después del medio-dia, por la noche la limpieza era algo mas ligera, igual que los desayunos, se ensuciaban pocos trastes y estos podian aguantar.
Ahora a sus 88 años se lo recuerdo y no me contesta ¿por qué será?

Está bueníiiisimo. Todavía me estoy riendo. Acabo de salir de la cocina, justamente después de terminar de hacer todos los quehaceres que conlleva la "comida del mediodía" y me encuentro con esta extraordinaria descripción de lo que significaba eso en aquel entonces, mira, después de recordarlo, no puedo, ni debo quejarme de nada. Pero déjame felicitarte por dos cosas: primero porque tienes una memoria de elefante (no se te olvidó ná) y dos, porque si te recuerdas al dedillo de todos los detalles, es porque, aunque fuese de vez en cuando, ayudabas a tu madre en tales oficios, cuestión que, para esa época no era muy normal para un niño. Y pensar que nuestros hijos y nietos, se "cansan" cuando uno les dice que ayuden a poner o a quitar la mesa.

¡No te lo crees ni tú!, observador que es el niño.