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JIMENA: ....

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Amigo Sebastián, eres muy impresionable. ¡Y tú debes estar curado de espanto!

No quisiera que con mi respuesta se alargase este hilo, pues de seguro, la mayoría pasan de él. Pero puestos en nuestro terreno y con los años que ya llevamos en él, algo sí que podemos opinar.

Para empezar, te diré que el Jesús que protagoniza la anécdota que relatas, yo no lo he conocido jamás. La situación es jocosa, hilarante, burlesca,.... pero, en mi criterio, irreal y exagerada; y si fuese real, el tal Jesús sería un auténtico CANTAMAÑANAS.

Puede que mi experiencia sea muy particular, pero todos los maestros que yo tuve y los profesores después, ninguno se parecía al tal Jesús. Todos ellos, con más o menos acierto, intentaron ayudarme a ser mejor persona, y, sinceramente, creo que lo consiguieron.

Eso en lo que toca a los Maestros y Profesores. En cuanto a lo que toca a los Alumnos, estoy convencido que siguen siendo tan buenos o mejores de como yo lo fui. Y no hace falta dar muchas razones sobre ello, basta observar la superabundancia de medios de que disponen.

¿Verdaderamente se puede sostener hoy día que los alumnos trabajan poco?, ¿que faltan al respeto a los profesores?, etc. ¿No estamos, la SOCIEDAD EN CONJUNTO, imputando a los alumnos problemas que nosotros les hemos creado?, ¿son ellos protagonistas o sufridores?

En mi mensaje anterior no pretendí hacer hincapié en los contenidos, aunque me refiriese a ellos. Mi enfoque iba dirigido a los OBJETIVOS SOCIALES DE LA EDUCACIÓN, y quería resaltar que la SOCIEDAD ACTUAL, siempre bajo mi criterio, ha puesto demasiados fines tanto para los que aprenden como para los que enseñan.

Cogiendo un símil sanitario, es como si los hospitales de antes estuviesen diseñados para atender enfermedades traumatológicas y de corazón y, sin embargo, en los de ahora, se pretendiese atender esas mismas enfermedades y, además, oftalmología, pediatría, nutrición, etc. etc. ¡La Biblia en pasta, vamos!.

Para mí que la sociedad ha perdido el rumbo en lo que quiere de la educación; y a élla se han unido los conseguidores, o sea, los políticos, y así nos va a los profesores y a los alumnos. Actualmente, me atrevo a decir que más de la mitad de las tareas que desempeño, no tienen relación con mi formación y aptitudes profesionales. ¿Tengo yo la culpa de esto?, ¿la tienen los alumnos?; entonces ¿dónde está la causa?. Forzosamente hay que buscarla en el tercer vértice del triángulo educativo, LOS OBJETIVOS Y CONTENIDOS.

Habrá quién piense que el problema atañe a todos los extremos, yo difiero de esa opinión. El problema se ataca desde una perspectiva social de la educación, plasmada en leyes adecuadas que asignen a cada actor el papel que le corresponda. ¡Pero con lógica y no con voluntarismo y fantasías!

Debo cortar.
Saludos cordiales.