JIMENA: ....

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Bueno, bueno,...
Me gusta tu soltura. ¡Cómo se nota tu oficio de trovador!, ¡Y músico!

Pues el asunto tiene miga. Y debe ser de las gordas. A corto y medio plazo no creo que falte aceite para la dieta mediterránea; tendría que sobrevenir un cataclismo.

El problema debe ser de los mercados, de eso que dices en tu trova, de la oferta y la demanda.

Es curioso, que en todos aquellos sectores económicos donde se impulsa la actividad mediante subvenciones, tarde o temprano, surge algún tipo de disfunción.

¡No quiero decir que yo esté en contra de las subvenciones!, ¡Dios me libre!. Gracias a ellas se puede subsistir en muchos pueblos de nuestra provincia, cuya agricultura sería inviable sin ese apoyo económico. Pienso en parajes en pendiente donde muchos olivareros arrancan unos pocos euros para "ir tirando". No todos los pueblos tienen sus olivos en campiña. Nuestros pueblos serranos son hermosísimos y deben protegerse cueste lo que cueste.

Pero la subvención, en sentido general, no es buena. Desde un principio debería haber sido más selectiva. Al comienzo de su puesta en funcionamiento, se decía que se debía otorgar teniendo en cuenta la situación económica y particular de sus potenciales receptores. No sé por qué no se hizo así desde el principio.

Dar subvenciones de forma indiscriminada, sin tener en cuenta las necesidades de los receptores es equivalente a repartir maná, y a eso nos apuntamos todos, hasta la Duquesa de Alba.

Ese proceder no es para mantener, sino para impulsar. Y eso es lo que deberían haber pensado los dadivosos.

La subvención ha impulsado de tal manera el cultivo del olivar, que poco a poco, ha dado lugar a que los olivos sean los únicos árboles que pueblan el suelo jiennense. No sé cuál será el porcentaje de ocupación del suelo, pero debe rondar por el 90 ó 95 por ciento.

En mi criterio, creo que será difícil que los precios levanten la cabeza; máxime si aún no se ha parado de sembrar de forma incontrolada.

Es cierto que podrían explorarse vías como la producción de verdeo, el mercado de cosméticos y medicinas, la apertura a más mercados, etc. pero eso son procesos lentos, que no traerán la solución de inmediato.

Urgentemente hay que reclamar una solución. Hay que sopesar muchos factores y poner las cartas sobre la mesa para muchos productores. No es de recibo que muchos olivareros, que arañan los cuatro euros que necesitan para vivir en olivares marginales, se vean obligados a abandonar sus plantaciones y dedicarse a otro menester o limosneo del PER.

¡El olivar necesita una solución, ya!