Hola familia forera, después de unos cuantos días en silencio (debido a ciertos problemitas de salud que ya están quedando atrás), vuelvo a abrir mi ventanita para reanudar la tertulia con todos ustedes. Resulta un poco difícil ponerse al día con los mensajes de toda una semana, de tal manera que no sé si me habrán echado de menos y preguntado por mi ausencia, si así fuera, vaya mi agradecimiento para éllos, de lo contrario, entonces disculpen a esta "ilusa forera" por creerse "importante" como para atraer su atención; ¡epa..., ya va..., es en broma!, me refiero a lo último que digo, porque de que estuve enfermita..., estuve, aunque ya, gracias a Dios, tengo ánimos hasta para bromear. Les envío una foto de mi casa, para ver si les trasmite un poquito de calor; fíjense las cosas, aquí estamos con ganas de pasar todo el día metidos en la piscina por el calor sofocante que tenemos, en cambio ustedes, alrededor de la lumbre o el brasero. ¿Saben?, una de las cosas que, recién llegada a Venezuela, no terminaba de "concebir", era pasar las navidades con una temperatura mayor de los 30 grados; para mí la navidad era, sino nieve, sí mucho frío, por supuesto, con todo lo que ello conlleva; eso de aprovechar las fechas navideñas para ir a la playa a apaciguar el calor, o a cualquier otro balneario, así como salir a ver los pesebres, oyendo otras melodías que no fueran nuestros tradicionales villancicos y tantísimas otras cosas, simplemente, para mí, no era "NAVIDAD". Hoy, después de 46 años, sigo añorando "mi navidad", aunque aprendí a disfrutar de estas navidades tropicales, es más, creo que de estar fuera de Venezuela, también añoraría oir una alegre "gaita zuliana" y aún más, bailarla, mientras sientes que el calor recorre todo el cuerpo; igualmente soñaría con comerme una sabrosa hallaca y..., pare de contar. Eso, amigos, es el resultado de este mestizaje cultural, entre "mi corazón gitano" y el "alma llanera". Un saludo a todos
Cosas de Mi Pueblo.
Acabo de llegar de dar un paseo en una tarde fría y lluviosa donde la temperatura es de 8 grados centígrados y al entrar al foro me encuentro que la golondrina Venezolana ha vuelto, por lo visto había pasado unos días en el nido por razones de la contaminación atmosférica y no le apetecía salir hasta que han bajado los niveles de dicha contaminación cosa que me alegro.
Pues bien bienvenida a Tu espacio virtual de nuevo y me dices que echas en falta la Navidad aquella que Tu viviste hace 46 años voy a ver si soy capaz de refrescar esa memoria y comienzo recordando aquellos días de invierno con bocanadas de aire por las esquinas de los callejones y las canales sonando y todos a estas horas en casa en torno aquella mesa camilla calentándonos las piernas con el brasero de carbonilla, la lumbre encendida todo el día dos palos de oliva gordos a cada lado y en esterajo de esparto palos mas chicos que nuestra Madre iba echando a la lumbre con el fin de mantener el fugo vivo.
Repasábamos la lección que nos había mandado Don Mariano o Doña Pepita porque habríamos de saberla de memoria, parecíamos unos loritos, claro que cuando esto se hacia bien la sastifacción era desbordante.
Recuerdo ver como bajaban o subían a la Iglesia a rezar el Rosario, Señoras la mayoría enlutadas que salían de sus casas abrigadas y con aquellos velos en la cabeza y hombres un poquillo arreglados pelliza en ristre que iban a estar con los aperaores o simplemente a echar unos vasillos de vino y charlar un rato sobre las faenas del campo.
No quiero olvidar en estas tardes de finales de Otoño como iban nuestras Madre y en algún caso nuestro Padre a casa de Bimba o Casa de Damian a casa de Antonia la Seca o Parra el de la Negreta por unas naranjas que ya empezaban a venir y era una costumbre de este tiempo sobre todo para la capacha del Padre, a lo mejor un cuarto de morralla, pescailla o unos júreles o unas boguillas cualquiera de estos pescaos bien enharinaos y fritos con nuestro aceite sabían a gloria bendita, no te digo nada las sopas mojas en aquel aceite del pescado.
Ya se iba aproximando el tiempo de las matanzas y venia el oro de nuestra tierra la recolección de aceituna, se palpaba en las gentes tiempos si no de bonanza si de pillar algunos jornalillos que harían la vida un poco más fácil, claro quizá también un poco más alegre que ahora que tenemos de todo.
Lo mocicos en este tiempo pasaban mas frio que un mono tratando de estar unos minutos con aquella muchacha que les gustaba y que ya se corría la voz de que iba a pedir la puerta a su Padre cualquier día de estos, pero mientras tanto había que conformarse con estar en alguna esquina hablando un ratillo corto aprovechando que había ido algún mandao, a la Iglesia o casa de sus Abuelos u otros familiares.
El ratillo corto seria, que entonces a las muchachas solteras no se le dejaba andar por hay solas mucho tiempo y además corrías peligro de que se cruzara su Padre y cualquiera iba luego a pedir puerta o ventana igual salías escopeteao por adelantao.
Estas son alguna de las cosillas que recuerdo de una tarde como la de hoy de aquellos otoños ya próximos al invierno.
Un saludo.
M. Nieto de M. Rasca
Acabo de llegar de dar un paseo en una tarde fría y lluviosa donde la temperatura es de 8 grados centígrados y al entrar al foro me encuentro que la golondrina Venezolana ha vuelto, por lo visto había pasado unos días en el nido por razones de la contaminación atmosférica y no le apetecía salir hasta que han bajado los niveles de dicha contaminación cosa que me alegro.
Pues bien bienvenida a Tu espacio virtual de nuevo y me dices que echas en falta la Navidad aquella que Tu viviste hace 46 años voy a ver si soy capaz de refrescar esa memoria y comienzo recordando aquellos días de invierno con bocanadas de aire por las esquinas de los callejones y las canales sonando y todos a estas horas en casa en torno aquella mesa camilla calentándonos las piernas con el brasero de carbonilla, la lumbre encendida todo el día dos palos de oliva gordos a cada lado y en esterajo de esparto palos mas chicos que nuestra Madre iba echando a la lumbre con el fin de mantener el fugo vivo.
Repasábamos la lección que nos había mandado Don Mariano o Doña Pepita porque habríamos de saberla de memoria, parecíamos unos loritos, claro que cuando esto se hacia bien la sastifacción era desbordante.
Recuerdo ver como bajaban o subían a la Iglesia a rezar el Rosario, Señoras la mayoría enlutadas que salían de sus casas abrigadas y con aquellos velos en la cabeza y hombres un poquillo arreglados pelliza en ristre que iban a estar con los aperaores o simplemente a echar unos vasillos de vino y charlar un rato sobre las faenas del campo.
No quiero olvidar en estas tardes de finales de Otoño como iban nuestras Madre y en algún caso nuestro Padre a casa de Bimba o Casa de Damian a casa de Antonia la Seca o Parra el de la Negreta por unas naranjas que ya empezaban a venir y era una costumbre de este tiempo sobre todo para la capacha del Padre, a lo mejor un cuarto de morralla, pescailla o unos júreles o unas boguillas cualquiera de estos pescaos bien enharinaos y fritos con nuestro aceite sabían a gloria bendita, no te digo nada las sopas mojas en aquel aceite del pescado.
Ya se iba aproximando el tiempo de las matanzas y venia el oro de nuestra tierra la recolección de aceituna, se palpaba en las gentes tiempos si no de bonanza si de pillar algunos jornalillos que harían la vida un poco más fácil, claro quizá también un poco más alegre que ahora que tenemos de todo.
Lo mocicos en este tiempo pasaban mas frio que un mono tratando de estar unos minutos con aquella muchacha que les gustaba y que ya se corría la voz de que iba a pedir la puerta a su Padre cualquier día de estos, pero mientras tanto había que conformarse con estar en alguna esquina hablando un ratillo corto aprovechando que había ido algún mandao, a la Iglesia o casa de sus Abuelos u otros familiares.
El ratillo corto seria, que entonces a las muchachas solteras no se le dejaba andar por hay solas mucho tiempo y además corrías peligro de que se cruzara su Padre y cualquiera iba luego a pedir puerta o ventana igual salías escopeteao por adelantao.
Estas son alguna de las cosillas que recuerdo de una tarde como la de hoy de aquellos otoños ya próximos al invierno.
Un saludo.
M. Nieto de M. Rasca
Asi como la describes tu está la noche, el aire frio parece cuchillos por los callejones, pero hay algo que siempre es eterno... las parejas de enamorados no sienten el frio, de sus risas, de sus besos, de sus abrazos se desprende un calor especial.
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Puestos a calentarse........ ¡Unos traguitos también calientan el cuerpo!
¡Y no digamos más!, si van acompañados de bocaitos en la tripa, en el lomo o en las nalgas del cochino.
¡Ay!, ¡Qué malico me pongo!
Puestos a calentarse........ ¡Unos traguitos también calientan el cuerpo!
¡Y no digamos más!, si van acompañados de bocaitos en la tripa, en el lomo o en las nalgas del cochino.
¡Ay!, ¡Qué malico me pongo!
Hola Carlos Viñas: tienes razón un traguitos tambien calientan el cuerpo, te recomiendo una copita de "Cardenal Mendoza " o del "Duque de Alba".
Y te preguntaras porque te digo Carlos, pues veras... muchos foreros silenciosos me preguntan: ¿y quien Carlos Viñas?... les contesto que yo no lo se, y que siempre me gusta más el misterio.
Un saludo
Y te preguntaras porque te digo Carlos, pues veras... muchos foreros silenciosos me preguntan: ¿y quien Carlos Viñas?... les contesto que yo no lo se, y que siempre me gusta más el misterio.
Un saludo