Cosas de mi Pueblo. Cualquier día del mes de Mayo
Recuerdo una de aquellas mañanas seria allá por Mayo acercándose el día de la Ascensión o el Día de San Fernando, se respiraba alegría en los niños y niñas que por primera vez se harían las pruebas de los vestidos y de aquellos trajes de Comunión que estaban empezando a crearse en la Sastrerías de nuestro Pueblo. Por cierto de mucho prestigio en la zona de Magina, porque el ámbito de trabajo traspasaba Jimena. Como no recordar subir por la calza subidas en un mulo o en algunas casos una yegua a las mujeres de Garciel, venir de la Escuelas o bajar de Albanchez a tomar medidas a las sastrerías de Miguel Roa, Manolo Mellado, Martina la modista Maria Montiel o Ana la de Brenco y seguro que me dejo alguna.
Eran días de alegría, seguro que de alguna pena también, pero era un mes de aquellos que nos gustaba que llegara, como un pequeño avance del verano. Empezaba por el día de la Cruz y los Tíos de Ricia, San Isidro Labrador, La Ascensión con las comuniones rematando un mes de luz, olores a verde recién cortado a rosas, geraños y claveles de múltiples colores, vendría al atardecer los carritos de los helados y las horchatas, los días largos, la vecindad empezaba a salir a las puertas al anochecer y se prodigaban grandes tertulias, incluso alguna habladuría o churreteo, que también lo habría, temas seguro que no faltaban, tertulias algo habitual todavía la TV no había hecho de las suyas y nos había invadido. Aquellos atardeceres o anocheceres, en algunas calles cuando pasaban las bestias del campo, había que coger la silla y meterse para adentro si no quería uno que le afeitaran el ocico con el serón, la pleita no era nada suave y además las joias como verían las calles limpias le gustaba dejar una buena muestra de estiércol para que fuera guardado para abonar la huerta o las olivas badil y escoba en ristre y a recogerlo entonces se aprovechaba toó.
Muleros, arrieros pequeños agricultores venían en aquellos atardeceres deseando dejar los animales echarse unas garfas de agua a la cara, ponerse una ropilla limpia y salir a echar un vasillo de vino por las tabernas, mientras tanto nuestra Madres o Abuelas sin dejar las tertulias prepararían algo de cenar para cuando bajaran de por ahí arriba creo que se decía así.
Los mocico@s novio@s o soltero@s enfilando la carrera de bote en bote camino del paseo para estar un ratillo con la novia, muchas veces acompañada por Su Mama, no fuera a ser que le pasara algo a la muchacha, la carabina siempre prepara, a Mi no me toco, pero seria difícil pillar un ratillo sin que te apuntaran.
Que patuleas de muchachos jugando en la Plaza el guarda de la Plaza corriendo detrás de ellos por el cerrillo y cantandole la cantinela de.
A nadie le tememos
y al guarda de la Plaza menos.
Pobre Martin, que malos ratos le hacíamos pasar, aunque más de uno se llevaba un buen varazo en to el culo.
La vida de aquellos hombres y Mujeres seguro era bastante mas sacrificada que las de hoy pero Yo sigo pensando que la felicidad la tranquilidad y el sosiego estaba mas garantizado posiblemente los filetes y las cubalibre eran más escasos o desconocidos pero el vasillo de vino con la tapa de Periquito el de los Plomos o Repoza no desmerecía de lo actual.
Un saludo paisanos@
M. Nieto de M. Rasca
Recuerdo una de aquellas mañanas seria allá por Mayo acercándose el día de la Ascensión o el Día de San Fernando, se respiraba alegría en los niños y niñas que por primera vez se harían las pruebas de los vestidos y de aquellos trajes de Comunión que estaban empezando a crearse en la Sastrerías de nuestro Pueblo. Por cierto de mucho prestigio en la zona de Magina, porque el ámbito de trabajo traspasaba Jimena. Como no recordar subir por la calza subidas en un mulo o en algunas casos una yegua a las mujeres de Garciel, venir de la Escuelas o bajar de Albanchez a tomar medidas a las sastrerías de Miguel Roa, Manolo Mellado, Martina la modista Maria Montiel o Ana la de Brenco y seguro que me dejo alguna.
Eran días de alegría, seguro que de alguna pena también, pero era un mes de aquellos que nos gustaba que llegara, como un pequeño avance del verano. Empezaba por el día de la Cruz y los Tíos de Ricia, San Isidro Labrador, La Ascensión con las comuniones rematando un mes de luz, olores a verde recién cortado a rosas, geraños y claveles de múltiples colores, vendría al atardecer los carritos de los helados y las horchatas, los días largos, la vecindad empezaba a salir a las puertas al anochecer y se prodigaban grandes tertulias, incluso alguna habladuría o churreteo, que también lo habría, temas seguro que no faltaban, tertulias algo habitual todavía la TV no había hecho de las suyas y nos había invadido. Aquellos atardeceres o anocheceres, en algunas calles cuando pasaban las bestias del campo, había que coger la silla y meterse para adentro si no quería uno que le afeitaran el ocico con el serón, la pleita no era nada suave y además las joias como verían las calles limpias le gustaba dejar una buena muestra de estiércol para que fuera guardado para abonar la huerta o las olivas badil y escoba en ristre y a recogerlo entonces se aprovechaba toó.
Muleros, arrieros pequeños agricultores venían en aquellos atardeceres deseando dejar los animales echarse unas garfas de agua a la cara, ponerse una ropilla limpia y salir a echar un vasillo de vino por las tabernas, mientras tanto nuestra Madres o Abuelas sin dejar las tertulias prepararían algo de cenar para cuando bajaran de por ahí arriba creo que se decía así.
Los mocico@s novio@s o soltero@s enfilando la carrera de bote en bote camino del paseo para estar un ratillo con la novia, muchas veces acompañada por Su Mama, no fuera a ser que le pasara algo a la muchacha, la carabina siempre prepara, a Mi no me toco, pero seria difícil pillar un ratillo sin que te apuntaran.
Que patuleas de muchachos jugando en la Plaza el guarda de la Plaza corriendo detrás de ellos por el cerrillo y cantandole la cantinela de.
A nadie le tememos
y al guarda de la Plaza menos.
Pobre Martin, que malos ratos le hacíamos pasar, aunque más de uno se llevaba un buen varazo en to el culo.
La vida de aquellos hombres y Mujeres seguro era bastante mas sacrificada que las de hoy pero Yo sigo pensando que la felicidad la tranquilidad y el sosiego estaba mas garantizado posiblemente los filetes y las cubalibre eran más escasos o desconocidos pero el vasillo de vino con la tapa de Periquito el de los Plomos o Repoza no desmerecía de lo actual.
Un saludo paisanos@
M. Nieto de M. Rasca