Destrucción del Poblado de Recena
Tras los resultados en busca de datos, para encontrar algo relacionado con nuestro pueblo y que sea de interés para todos los Jimenatos, he tenido la suerte de contemplar unos documentos historicos en los se nos narra la conquista de nuestro pueblo a los moros por el corona de Castilla y he tenido el placer de leer tambien los hechos que nos hablan del antiquísimo pueblo de Recena.
Hoy he querido traer a páginas la copia literal que nos narra,
LA DESTRUCCIÓN DEL ANTIGUO PUEBLO DE RECENA.
Entre los muchos apuntes históricos que he ido recopilando a lo largo de los años, son de notar la última pisada que hicieron los moros en el antiguo Reino de Jaén.
Muley-Hacen, el feroz y bisoño árabe salió a campaña, entrando en el Reino de Jaén al frente de 20.000 infantes y 2.000 caballos asentando sus reales en el puerto de Torres, el día 12 de Agosto del año 1.456; los pastores y campesinos al apercibirse del enemigo, abandonaron el ganado huyendo precipitadamente refugiándose en el pueblo y dando aviso al vecindario del peligro próximo.
Las autoridades y el Alcaide de Torres dieron aviso al mismo tiempo a los pueblos de Jimena y Recena, así como también a la ciudad de Jaén.
Recena, el histórico y antiquísimo pueblo, ocupado por sencillos y humildes labriegos, quiso hacer frente al enemigo, por lo que apercibido el Alcaide de Torres, advirtioles del peligro que corrían, pues los feroces moros lo llevaban todo a sangre y fuego.
Los cristianos tomaron la providencia de abandonar el pueblo, poniendo a salvo a mujeres y niños, refugiándose en Jimena.
El astuto moro hizo adelantar 400 lanceros y alguna infantería, emboscando el resto del ejercito en el monte de Torres, y tomando la margen del río para no ser vistos, caminaban hacia Baeza; apenas dieron vista a Recena, los pocos cristianos que quedaban huyeron precipitadamente abandonando por completo el pueblo. Casas, muebles, granos, paja, aperos de labranza, todo quedo reducido a escombros y cenizas, quedando solo intacto el castillo, tantas veces combatido y peleado.
Orgullosos los moros de su hazaña siguieron la margen del río aposentándose por breve tiempo en el castillo de su antecesor Muly-Xaraf, antiquísimo guerrero moro y feroz como el mismo Muley-Hacen y pasando el vado por Gil de Olid, se puso frente a Baeza.
Apercibidos los caballeros de Jaén, su caudillo mayor, D. Juan Manrique, Conde de Castañeda, salió a combatirle con 200 lanceros acompañados de algunos hidalgos de los pueblos próximos; dando vista a la sierra de Torres, en el sitio llamado “LLANO DE MATACAS”, el señor Conde mando a alguno de los adalides a reconocer el campo, subiendo a lo alto del Cerro de Alcalá, desde donde se divisaba gran terreno, hallando algunos labriegos a quienes preguntaron por el enemigo; estos seguramente mal informados, aseguraron que no aparecía mas fuerza enemiga que un escuadrón moro.
Con noticia tan halagüeña, salió el señor conde en su alcance, mas al desembocar al río de Torres y en el sitio llamado “HOYA DE LA ESCOBADA”, observaron la línea enemiga y caballería que avanzaba con gran celeridad: los guerreros cristianos, aturdidos por aquella sorpresa, huyeron cobardemente, siendo alcanzados en el “LLANO DE MATACAS” sufriendo dura persecución por la caballería enemiga.
Los dos caudillos se defendieron con lanza y espada, hasta que muertos y heridos los escuderos del Conde, fue reducido a un estrecho círculo, y rendido, cayó prisionero, siendo retirado al monte y escoltado, siempre bajo una estrecha vigilancia.
La noticia de este desastre, y el cautiverio del conde fueron recibidos en Jaén con espanto y el disgusto consiguiente, no alejándose de la mente de los cristianos jienenses la amargura y el dolor de su corazón.
La Condesa, Dª Mencia Enriquez, modelo de cristiana y amor conyugal, lloraba amargamente el cautiverio de su esposo.
Regía la silla episcopal de Jaén el virtuoso sevillano D. Gonzalo de Zúñiga y García de Leiva, que siguiendo el ejemplo de su antecesor San Pedro Pascual, ofreció a la condesa el rescate de su esposo.
Saliendo de Jaén con numeroso ejercito con dirección a Granada, encontró al enemigo en los campos de COLOMERA y entablando duro combate, después de heridos muchos cristianos, cayó prisionero el Sr. Obispo.
Ambos personajes, junto con algunas fracciones de cristianos, entraron en Granada, cautivos de Muley-Hacen, suscitando viva curiosidad entre la plebe musulmanica, siendo aposentados y vigilados en los torreones de la Alhambra.
El Sr. Obispo concertó con el Rey Moro Ismael el rescate del Conde en 60.000 doblas pagadas el contado y sin permitír aquel rebaja alguna. Su hijo mayor, D. García, fue a Granada y entregó al Rey tan gran cantidad.
El magnate castellano regresó a Jaén refiriendo el buen trato que le habían dado los moros.
Y, en cuanto a historia, eso es todo por hoy.
Peceb-2011.
25/02/2011
Tras los resultados en busca de datos, para encontrar algo relacionado con nuestro pueblo y que sea de interés para todos los Jimenatos, he tenido la suerte de contemplar unos documentos historicos en los se nos narra la conquista de nuestro pueblo a los moros por el corona de Castilla y he tenido el placer de leer tambien los hechos que nos hablan del antiquísimo pueblo de Recena.
Hoy he querido traer a páginas la copia literal que nos narra,
LA DESTRUCCIÓN DEL ANTIGUO PUEBLO DE RECENA.
Entre los muchos apuntes históricos que he ido recopilando a lo largo de los años, son de notar la última pisada que hicieron los moros en el antiguo Reino de Jaén.
Muley-Hacen, el feroz y bisoño árabe salió a campaña, entrando en el Reino de Jaén al frente de 20.000 infantes y 2.000 caballos asentando sus reales en el puerto de Torres, el día 12 de Agosto del año 1.456; los pastores y campesinos al apercibirse del enemigo, abandonaron el ganado huyendo precipitadamente refugiándose en el pueblo y dando aviso al vecindario del peligro próximo.
Las autoridades y el Alcaide de Torres dieron aviso al mismo tiempo a los pueblos de Jimena y Recena, así como también a la ciudad de Jaén.
Recena, el histórico y antiquísimo pueblo, ocupado por sencillos y humildes labriegos, quiso hacer frente al enemigo, por lo que apercibido el Alcaide de Torres, advirtioles del peligro que corrían, pues los feroces moros lo llevaban todo a sangre y fuego.
Los cristianos tomaron la providencia de abandonar el pueblo, poniendo a salvo a mujeres y niños, refugiándose en Jimena.
El astuto moro hizo adelantar 400 lanceros y alguna infantería, emboscando el resto del ejercito en el monte de Torres, y tomando la margen del río para no ser vistos, caminaban hacia Baeza; apenas dieron vista a Recena, los pocos cristianos que quedaban huyeron precipitadamente abandonando por completo el pueblo. Casas, muebles, granos, paja, aperos de labranza, todo quedo reducido a escombros y cenizas, quedando solo intacto el castillo, tantas veces combatido y peleado.
Orgullosos los moros de su hazaña siguieron la margen del río aposentándose por breve tiempo en el castillo de su antecesor Muly-Xaraf, antiquísimo guerrero moro y feroz como el mismo Muley-Hacen y pasando el vado por Gil de Olid, se puso frente a Baeza.
Apercibidos los caballeros de Jaén, su caudillo mayor, D. Juan Manrique, Conde de Castañeda, salió a combatirle con 200 lanceros acompañados de algunos hidalgos de los pueblos próximos; dando vista a la sierra de Torres, en el sitio llamado “LLANO DE MATACAS”, el señor Conde mando a alguno de los adalides a reconocer el campo, subiendo a lo alto del Cerro de Alcalá, desde donde se divisaba gran terreno, hallando algunos labriegos a quienes preguntaron por el enemigo; estos seguramente mal informados, aseguraron que no aparecía mas fuerza enemiga que un escuadrón moro.
Con noticia tan halagüeña, salió el señor conde en su alcance, mas al desembocar al río de Torres y en el sitio llamado “HOYA DE LA ESCOBADA”, observaron la línea enemiga y caballería que avanzaba con gran celeridad: los guerreros cristianos, aturdidos por aquella sorpresa, huyeron cobardemente, siendo alcanzados en el “LLANO DE MATACAS” sufriendo dura persecución por la caballería enemiga.
Los dos caudillos se defendieron con lanza y espada, hasta que muertos y heridos los escuderos del Conde, fue reducido a un estrecho círculo, y rendido, cayó prisionero, siendo retirado al monte y escoltado, siempre bajo una estrecha vigilancia.
La noticia de este desastre, y el cautiverio del conde fueron recibidos en Jaén con espanto y el disgusto consiguiente, no alejándose de la mente de los cristianos jienenses la amargura y el dolor de su corazón.
La Condesa, Dª Mencia Enriquez, modelo de cristiana y amor conyugal, lloraba amargamente el cautiverio de su esposo.
Regía la silla episcopal de Jaén el virtuoso sevillano D. Gonzalo de Zúñiga y García de Leiva, que siguiendo el ejemplo de su antecesor San Pedro Pascual, ofreció a la condesa el rescate de su esposo.
Saliendo de Jaén con numeroso ejercito con dirección a Granada, encontró al enemigo en los campos de COLOMERA y entablando duro combate, después de heridos muchos cristianos, cayó prisionero el Sr. Obispo.
Ambos personajes, junto con algunas fracciones de cristianos, entraron en Granada, cautivos de Muley-Hacen, suscitando viva curiosidad entre la plebe musulmanica, siendo aposentados y vigilados en los torreones de la Alhambra.
El Sr. Obispo concertó con el Rey Moro Ismael el rescate del Conde en 60.000 doblas pagadas el contado y sin permitír aquel rebaja alguna. Su hijo mayor, D. García, fue a Granada y entregó al Rey tan gran cantidad.
El magnate castellano regresó a Jaén refiriendo el buen trato que le habían dado los moros.
Y, en cuanto a historia, eso es todo por hoy.
Peceb-2011.
25/02/2011