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JIMENA: El Anima Muda de "La Garita"...

El Anima Muda de "La Garita"

La Garita, para todo jimenato, es un bello rinconcito de nuestro querido Jimena, esta situada casi al final de la Calle Plaza, conocida antiguamente como la Cuesta de Garrido, y es uno de los accesos a la Cuesta del Fraile.

Me contaba Lucia la Peinadora esta historia que comenzaba así:

El día veintiocho de diciembre, dia de los Santos Inocentes, una persona del pueblo madrugaba más que de costumbre, esperando que amaneciese se situaba en la parte baja de esta callejuela para iniciar su peregrinar por las calles del pueblo.

En un ceremonial íntimo procede a vestirse con la enagua blanca que le cubre hasta los pies, el paño calado que le tapa la cara y la alforja al hombro, normalmente de lienzo o lona fuerte, en la que eran depositadas las limosnas que querían dar los vecinos, bien dinero o tortas de manteca. Nadie sabia de quién se trataba. El Blanco, como todos le llamaban, cumplía promesa que hizo o que heredó.

Eran muchas las personas que aguardaban turno, esperando coger algún día la campanilla de El Blanco. Para evitar que en un mismo año salgan varias, es condición tenerla ya en casa desde tiempo antes para ir llamando de puerta en puerta. Lo que recogía lo entregaba al párroco, que, según contaban «lo repartirá entre los necesitados y dirá una misa por todos los difuntos del pueblo».

Me comentaba Lucia que no era fácil ver vestirse a esta Anima Muda que paseaba su silencio por las calles. Normalmente solo sabían como se vestía, su propia familia, aunque existía una especie de privilegio muy curioso, si algún forastero llegado al pueblo quería presenciar el ritual desde fuera, nunca dentro de la casa, mirando por una ventana o desde la puerta, podía contemplar la ceremonia ritual.

La mujer lo ayuda. Las hijas lo asisten. El día va a ser frío y el penitente, a quien no se podía nombrar, estaba de pie en el centro de la cocina.

La mujer le dice:
-Quítate la chaqueta y el jersey, que no te va a entrar el camisón.
-Toma la gorra, ponla por ahí hasta la noche.

Era curioso el motivo de esta transformación.

El Blanco cumplía una promesa, era un acto religioso que cuando se veía uno mal de cualquier cosa se hacía el ofrecimiento.

Seguía el ritual de vestirse.

-El cuello parece que está pasao, nene, -dice ella-.
- ¡Qué va!

Me contaba Lucia que Lazarico el del Puesto “ El padre de Sebastian el de Lázaro” y suegro de nuestro querido JUAN RAMON el de BRAULIA, cuando estuvo en Filipinas, haciendo el servicio militar hizo la promesa de vestirse de Muda y lo cumplió cuando tenía cincuenta y ocho años.

-La camisa puede ser una cualquiera....

-Siendo blanca, como sea.

Para llevar a cabo el cumplimento de la promesa no había que ser católico.

Con ofrecerlo ya está

La mujer, mientras se vestía, al tiempo que le iba acercando los sayos, comprobaba el estado en que iba quedando el vestido.

-El motivo era que, cuando se ve uno en apuro pues se le ofrecía esto a la Virgen, salir vestido de Blanco...

-... era una promesa, era menester salir por todo el pueblo pidiendo en las casas.

No se exigía nada en concreto. Se obtenía la voluntad de cada uno

Daban perras, daban patatas, daban legumbres, higos, etc., y todo se le lleva a la Virgen para ponerle velas y esas cosas

El tiempo que el Blanco estaba en la calle era mientras duraba el recorrido, llueva o nieve.

De El Blanco se podía vestir cualquier vecino del pueblo. No importaba su oficio. Podía ser bracero, tener colmenas, pastor, etc..

Era voluntario, solamente le acompañaba la campanilla que utilizaba para llamar en las puertas.

La mujer le daba los últimos retoques antes de salir a la calle.

El Blanco se confunde con el blanco del pueblo. Suena tímida la campanilla y chirrían los goznes de las puertas. Un rostro asoma, unas manos abren la alforja y dejan algo. Si se cruza con alguien le hace sitio y le da perras. « ¡Hombre, el Blanco!». Después del recorrido se iba a ver al cura, depositario del fruto de la penitencia de este hombre anónimo.

-Pienso que era una cosa curiosa y tenía gran valor para la persona que lo hacía. Era una promesa voluntaria el pedir para la misa del Blanco y que se celebraba en honor de los Santos Inocentes. Y lo hacían por problemas grandes de los que se había librado. Había muchos que esperaban bastante tiempo para disfrazarse o vestirse de blanco. Y una pugna por conseguir la campanilla, porque sin ella no se puede salir.

- ¿Y os preguntareis que como se conseguía la campanilla?

Antiguamente, esta campanilla se llevaba a la ermita de Cánava el lunes de Pentecostés, y estando allí depositada, el Dia del Curpus el primero que la cogía ése salía de Blanco.

-Había mucha tensión en la espera.

Me comentaba Lucia que sólo el estar esperando, la tensión por conseguir la campanilla era desesperante, Lugo cuando se vestía de Blanco tenía que procurar que no lo conociese nadie, y el dia de la salida a la calle no lo viese nadie descubierto.

No solo los hombres podían optar al cumplimiento de esta promesa. La mujer también. Había veces en las que el ofrecimiento lo hacía la madre y para que no vaya ella, sale el hijo, el hermano, el esposo.

Parece ser que este rito tiene su origen en algo de la Inquisición...-medita-: Blanco, Inocente, cara tapada, misa con lo que recogía. Podría ser de cuando alguno era acusado injustamente y lograba convencer de su inocencia. Si lo conseguía, salía Blanco como símbolo de ello.

Cuando pasaba el Blanco, Se hacía un corrillo de mujeres a las puertas intentando averiguar y haciendo cabalas para ver si descubrían quien era el Blanco, y comentaban:

-Ahí va el Blanco.

- ¿Quién será este año?

- ¿Será fulano? ¿Será mengano?

Peceb, 2011.
20/02/2011
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pedro
No me salen las cuentas con tu comentario, te diré, Lucia la Peinadora, parienta de mi familia, se pasaba largas horas en casa, se reunía con mis tías y mi abuela y lo que le pasa a los mayores se hablaba de todo y se recordaba de todo, precisamente un día se comento algo sobre este señor Juan Ratón, pero yo no he oído que existiera El Anima Muda de la Garita
Con esto no te quiero decir que no existiera, pero no en la época que tú aludes, vamos por partes, lo único que me cuadra sobre lo ... (ver texto completo)