... No existe un paraíso sin árbol prohibido, sin una vigilancia estricta de los placeres, sin la amenaza de la expulsión. El auténtico paraíso siempre es el que se ha perdido, como el de Milton.
... El pueblo tenía las paredes encaladas, geranios en las ventanas y algún jilguero o un verderol dando vueltas neuróticas en la jaula colgada en la jamba pintada de azulete de alguna casa. En verano el sosonete de la tabla de multiplicar ya no salía de por las ventanas de la escuela; habia sido sustituido por los gritos de los niños que jugaban en la plaza, pero seguían sonando las herramientas agrícolas, los rebuznos de los asnos que se oían de lejos como trompetas de Jericó, el yunque del herrero, el flautín del afilador. La radios echaban a la calle boleros de Machín y Jorge Sepúlveda en discos dedicados...
M. Vicent.
... El pueblo tenía las paredes encaladas, geranios en las ventanas y algún jilguero o un verderol dando vueltas neuróticas en la jaula colgada en la jamba pintada de azulete de alguna casa. En verano el sosonete de la tabla de multiplicar ya no salía de por las ventanas de la escuela; habia sido sustituido por los gritos de los niños que jugaban en la plaza, pero seguían sonando las herramientas agrícolas, los rebuznos de los asnos que se oían de lejos como trompetas de Jericó, el yunque del herrero, el flautín del afilador. La radios echaban a la calle boleros de Machín y Jorge Sepúlveda en discos dedicados...
M. Vicent.