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JIMENA: ... ¡Y las gachas! No me olvidaré de éllas jamás, pues...

Si recordais la película de Almodóbar "Volver", a mucha gente le extrañó esa "liturgia" anual en los cementerios, algo que para nosotros forma parte de nuestra cultura.
Limpiar las lápidas, poner las flores, en otros tiempos aquellos "farolillos" que veiamos titilar de lejos.
Aquellas "Mariposas" que ponian en aceite nuestras madres, que luego "crujían" de madrugada y nos parecian almas en pena.

No se por qué te pones tan melancólica a la vista de esa preciosa foto.
Una vez me preguntó un notario ¿de quién era ese chalet tan bonito?, cuando le contesté que, de todo el pueblo, enseguida lo comprendió, pero añadió que se tendrian que encontrar muy bien en él, tiene una estructura preciosa y unas vistas magníficas.

Para mí, contemnplar esta foto, es evocar todo lo mencionado por Rafi..., agregándole el olor a castañas asadas que casi siempre íbamos comiendo mientras caminábamos hacia el "bonito chalet". Recuerdo también esa fecha como el día que, si se podía (economicamente hablando), estrenábamos los abrigos largos; para las jovencitas ese detalle era muy significativo... ¡con qué emoción vivíamos las cosas simples y sencillas! Saludos

¡Y las gachas, chica, y las gachas! se siguen celebrando, aunque últimamente mas conmedidas a la hora de la "pegá", por lo menos son de calidad y rara vez producen desperfectos insalvables.

... ¡Y las gachas! No me olvidaré de éllas jamás, pues recuerdo darme un tremendo "atracón" de éllas. No sé si alguna vez comenté, en el foro, esta anécdota, lo cierto es que, estando aún viviendo en Jimena, en uno de estos días apropiados para las gachas, se reunieron: Dolores con sus hijas (Isabelita, Kati, Nani y Rafi); mi madre con nosotras cuatro y Esperanza con su hijo Juán Rafael. Estábamos en casa de Esperanza y me llegan las imágenes como si fuese ayer..., hacía frío aquella noche y la lluvía no nos permitía salir al patio que tenía delante de la cocina, de tal manera que mis hermanas y yo nos conformábamos con mirar por los vidrios de la puerta, mientras hacían las tales gachas con "cuscurrones". Como siempre..., la conversación de las tres madres, giraba en torno a los "ausentes", a los que desde Venezuela estarían añorando, en esas fechas, una buena "sartená de ricas gachas"; y como siempre..., terminaban llorando por éllos. El caso es que cuando llegó la hora de comer, la tristeza les había ahuyentado el apetito y apenas tenían deseos de probarlas, no así los demás, especialmente yo, ¡llevaba mucho rato esperando por esas gachas!... comí y comí hasta no poder más..., tanto que, cuando posteriormente llegamos a la casa, sentía que las gachas se habían salido del estómago y estaban invadiendo todo mi organismo..., y mientras "devolvía unas pocas", recuerdo a mi madre, detrás de mí, sujetándomme la frente (por cierto ¿por qué cuando uno vomitaba le sujetaban la frente?), bueno, el caso es que mi madre me decía una y otra vez: " ¡eso te pasa por bordonera!"... Definitivamente, jamás olvidaré las gachas...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola prima!
Te siguen gustando las gachas tras del famoso "atracón"?
Un besito.