En estos primeros días de Noviembre el aire se vuelve tenebroso, se respira la melancolía al pensar en aquelos seres que ya no están con nosotros, el sonido insistente de las campanas, esas campanas que parecen que lloran... quisieramos penetrar en en el misterio de la muerte, ese gran misterio que escapa a nuestra mente.
La flores son una ofrenda a nuestros muertos y tambien un consuelo para nuestra alma.
En esta noche de puro Otoño el viento y el agua golpean los cristales de mi ventana, las calles están solitarias, estoy sentada en mi mesita "camilla", al lado de fuego... me asomo a esta "ventanita" para ver el mundo, y me reconforta el poder saludarles a todos ustedes.
La flores son una ofrenda a nuestros muertos y tambien un consuelo para nuestra alma.
En esta noche de puro Otoño el viento y el agua golpean los cristales de mi ventana, las calles están solitarias, estoy sentada en mi mesita "camilla", al lado de fuego... me asomo a esta "ventanita" para ver el mundo, y me reconforta el poder saludarles a todos ustedes.
Esa escena otoñal me produce melancolía..., me translada a mis años en Jimena y a todo lo vivido en esa época... Sabes Rafi, tal vez ese silencio, interrumpido tan sólo por el sonido del viento y del agua, represente, tal vez, para los que "deben" vivirlo, cierta tristeza o soledad; pero para mí, que tengo tantos años sin vivir un otoño, ni un invierno, no sabes lo que disfrutaría volver a sentarme en una mesa "camilla" y compartir de una cálida tertulia...