JIMENA: Ustedes perdonen, pero, y sin que sirva de precedente,...

Ochíos, panecillos dulces o salados.

El ochío es una receta tradicional de bollería típica de la provincia de Jaén que consiste en un pan aplanado y de pequeño tamaño hecho con aceite de oliva. Su nombre le viene por ser la octava parte de la masa de un pan.

El origen de los ochíos dulces se remonta a los conventos que poblaron la cuenca del Guadalquivir y su consumo se limitaba a las fiestas de la Pascua de Resurrección.

La receta salada varía de la dulce en que los bollos se untan con una mezcla de pimentón con aceite y se sazonan con sal gruesa. Estos ochíos se suelen comer acompañados de atún, tomate, paté o embutidos o productos de matanza como la morcilla o el chorizo.

Ingredientes: 550 g. de harina, 1 huevo, 1 cucharadita de sal, 1 cucharada de azúcar, 20 g de levadura fresca, 250 g de agua templada, 125 g de aceite de oliva, 1 cucharada de mejorante panario, pimentón y aceite (salados), anís y más azúcar (dulces)

Preparación: Primeramente haremos una mezcla fermentada con la levadura. Disolvemos la levadura en un poco de agua templada con el azúcar y 100 gramos de harina. Tapamos con film y dejamos fermentar unos 20 minutos. A continuación la mezclamos con el resto de la harina, amasamos y agregamos el huevo, el aceite, el agua templada y amasamos. Tapamos y dejamos reposar en un lugar cálido unos 45 minutos.

Pasado este tiempo, volcamos la masa en una superficie enharinada, espolvoreamos por encima tambien con harina y presionamos la masa para quitarle el aire. Es el momento de añadir el anís y más azúcar si vamos a tomar los ochíos dulces. Ahora vamos haciendo con la masa bolitas de unos 50 gramos cada una y dejamos reposar otros 45 minutos más o menos.

Mientras hacemos una pasta con pimentón y aceite si vamos a tomar los ochíos salados. Cuando vayamos a meter los ochios al horno untamos la superficie con la pasta y ponemos unos granitos de sal. Metemos a horno caliente a 190 grados unos 15 minutos. A los 7 minutos tapamos con papel de aluminio para que no se queme el pimentón.

Fuentes Internet (Alberto Rubio) Recetín.
(no se si es la receta original?)

Buenos días, que hambre me estais haciendo pasar jodios.
Vamos a ver dos cosas, en Jaén yo nunca los he visto vender por las calles, se vendían en las pastelerias y, sobre todo, en las panaderias, por las calles vendian los coquis, que eran merengues, helados, en el que el vendedor llevaba una nevera de hierro y corcho, y un utensilio en el que previamente metia una galleta, rectangular, y según el dinero que le dabas abría mas el aparato y era mas grande el helado, recuerdo cuando iban vendiendo lo que gritaban como miel de caldera, nosotros los chiquillos contestabamos PATI Y PA TU ABUELA, la llevaban sobre un animal, mulo o burro, dentro de unos odres de piel, atados por debajo con una cuerda y despues de servir a la cliente siempre chorreaba un poco y nos dejaban chupetearlo a los chaveas, recuerdo a los machegos con su bluson negro y un saco de quesos al hombro, y una romana con la que siempre engañaban a la gente ya que la mayoría no sabía como funcionaba, había gente vendiendo por las calles majoletas, con su caña para lanzar los huesos, higos chumbos, que arte tenían para pelarlos, memencinas, madreselvas, que ahora me entero que se llaman madroños.
El aleman de los co..... nes no me permite acordarme de mas, antes se vendía por la calle todo, corcho si hasta venía el joyero, el de los oros decían, a venderte oro a las casas, vamos ahora iban a venir, si con la escuela de la Guardia Civil de Ubeda detras.
Los ochios yo siempre los recuerdo dulces, una masa dulce con azucar por encima, en el horno de mi barrio, los Quiles se llamaban, hacian unos ochíos grandísimos, la masa era como de pan, mas dulce que este, y con mucha azucar por arriba, nos los llevábamos al cole, y luego hasta comíamos y todo, en el cole recuerdo que llevaban unos botellines de leche, puleva era, que los vendían, los niños unos llevaban azucar y otros colacao para echarles, costaban una peseta.
Bueno que se me saltan las lagrimas, no porque los eche de menos, sino porque me estoy estrujando la mollera y me da dolor de cabeza.
Salud.
Pedro.

Ustedes perdonen, pero, y sin que sirva de precedente, he metido la pata hasta el corvejon.
Cuando me refería a que los Manchegos con la romana engañaban a la gente no éra exactamente eso, era un chiste de aderezo mas que otra cosa, si alguien entendia de pesos con romana eran nuestros padres y abuelos y no se dejarían engañar, y los manchegos no creo que lo hicieran, vivian de eso, y los pobres bastante tenían con ir cargados todo el tiempo y fuera de sus casas.
Asi que pido perdón a los manchegos, a los queseros, a los de los blusones negros y hasta al sumsumcorda.
Rectificar es de sabios, y yo querría serlo.