JIMENA: Cosas de Mi Pueblo....

Cosas de Mi Pueblo.
Una tarde de aquellas.
Aquella tarde había estado jugando en casa de la Abuela de Mi amigo Sebastián, con él los Reyes eran muy generosos, quizá porque el poder adquisitivo en aquellos tiempos por el trabajo de sus Padres era superior al de sus amigos todos hijos de jornaleros.
Decía que después de salir de la Escuela de don Mariano donde íbamos juntos y una vez que cogíamos el talón de pan con aceite y azúcar, subíamos por los escalones del potro corriendo a ver quien llegaba antes, camino de la carretera alta, la casa lindaba con las escaleras que subían a la calle Granada, junto a la de mis primos lo Oliveras, locos de contentos Paco, Bartolomé, Andrés, Lolo y Yo mismo Íbamos a pasar una tarde inolvidable jugando a los juegos Reunidos y viendo una película en aquel artilugio llamado Cine Exín, era como una cajita con una bombilla dentro y una manivela que al darle vueltas aquello reflejaba sobre la pared de cal blanca unos dibujos animados y pequeñas historietas que aquellos niños les hacia soñar.
Recuerdo a su Abuela sentada en la mesa camilla de donde salía un agradable calorcillo de aquel brasero de carbonilla que hacía que la cocina estaría calentita, pues el frio en la calle del aquel mes de Enero se hacía notar. Volando pasaría aquel buen ratillo y podíamos oír cómo iban viniendo los tajos de la aceituna, el ruido de las pisadas de los animales al pasar por la puerta nos iba indicando que poco a poco tendríamos que ir acabando los juegos e ir cada uno de nosotros a nuestras casas para ver a nuestros Padres, que ya habrían llegado de la aceituna.
El olor en el Pueblo a aceite, turbios y aceituna se hacía sentir por cualquier rincón, al pasar por la carrera el ir y venir de mujeres haciendo la compra el trasiego era impresionante, era un Pueblo vivo, Mayores, Hombres y Mujeres curtidas en las labores de campo, mocicos y mocicas guapísimas niños y niñas de un lado para otro, tiendas todas ellas abiertas donde se podía comprar casi todo lo necesario, sin grandes lujos pero con mucha dignidad, era un Pueblo lleno de vida difícil de olvidar, sin duda se pasaban muchos trabajos y muy duros pero recuerdo la familia, la amistad, la vecindad, el respeto por nuestro mayores, el poder ver la familia en la casa todos juntos, compartiendo las alegría y las penas que sin duda de todo había, la figura del abuelo y la abuela sentados en aquellas sillas chicas de enea junto a la lumbre a la noche y el resto de la familia en aquellas casas donde ni siquiera había agua para beber, en el portal de la casa las cantareras eran todo un símbolo, por supuesto también me toco ver el meter el agua en la casa en aquella pila de granito que servía para todo y el pequeño escusao blanco sin cisterna que era la gran novedad en aquella familias humildes.
Legaba la noche la hora de irse a la cama era un poco tortuosa, las sabanas blancas de algodón estaban heladas, si la Madre no metía aquella bolsa de goma de color azul llena de agua calentita no había forma de estirazarse en ella, seguramente el calor humano era la solución pues casi siempre al menos en la Mía los varones dormíamos juntos y esto se agradecía, así transcurría una tarde de aquellas que recuerdo con tanto cariño porque seguramente era feliz.
Hasta la próxima paisanos @
M. Nieto de M. Rasca