A los sabañones.
Es un recuerdo amargo,
el que dejaron en mis dedos.
puñeteros sabañones,
no sé donde vinieron.
Aquellos dedos rojizos,
hinchaos como una morcilla,
te salían en Noviembre,
y hasta Mayo no se iban.
El picor era de traca,
en la orejas un calvario,
en el talón de Francisco,
estaban hasta el verano.
El que no tenia de aquello,
es porque no era humano,
o tenía mucho dinero,
o en guantes iban sus manos.
Que días de aceituna,
pasaban aquellas mozas,
con las manitas heladas,
y lo dedos como porras.
La madre que los pario,
donde fueron a parar,
que no vuelvan por el pueblo,
que no los queremos na.
M. Nieto de M. Rasca
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