Lo siento mucho,
amiga Paloma Blanca
pero Duque cayó una tarde,
una tarde de
invierno helada,
y lo hizo sin respiro
a la
puerta de mi
casa,
alguien le dio veneno,
veneno que él no esperaba,
¡malaya sea el alma,
de aquella persona malvada!
que un día igual la pague,
y la misma moneda le valga.