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JIMENA: Mariano gracias por hacernos pasear por nuestro pueblo,...

Cosas de Mi Pueblo.
Me levanto temprano, apenas hay gente en la Plaza y no sé muy claro que ruta tomar, subo dirección a Canava como todos lo días, pero cuando llego a la ermita algo me hace parar y decidir tomar una ruta no habitual, la hice de muchacho aunque el camino hoy está mejor arreglado.
Este camino que comienza en la piscina y que termina en el pilar de la ovejas creo que le llaman así, me trae mucha nostalgia paso la puerta de la piscina y al lado derecho encuentro la actual casería de Antonia la hija de Don Manuel Alfonso donde me asomo y oigo voces de gente joven o tal vez niños correteado por la piscina, en fin, tampoco quiero que alguien considere que estoy fisgoneado, a la izquierda observo la sierra y por supuesto mi añorada Cueva de la Graja donde como todos lo zagales hemos estado alguna vez, claro dentro nunca estuve, me han contado muchas cosa sobre ella pero dejo que sea yo mismo alguna vez al verla y tener una idea propia sobre lo que allí vea.
Continúo dejando la ladera de los pinos a mi derecha y veo corralizas para el ganado, matas de alcaparrones cardos borriqueros secos, lo típico de este terreno y llego al final de la calle donde está el pilar uno de tantos como hay en Mi Pueblo, me siento para recordar un poco aquellos años, aquí vivían unas familias muy significativas algunas de ellas ligaos al ganado de ovejas y cabras todos sabemos que una de estas es la de los Nevaos, no sé si continúan con este trabajo algunos de sus hijos, también alguna otra con menos cantidad de ganado, esta parte de la calle siempre la recuerdo llena haces de ramón de pestugas hierbas t demás comida para el ganado.
Bajo hacia abajo y recuerdo a Andrés Campos, aquel Señor alto de gafas que cantaba saetas en el balcón de Alejandro, los entendidos decían que cantaba muy bien Yo no tuve el gusto de escucharlo si escuche como casi toda Jimena a Bartolomé el Nevao, nuestro paisano Sebitas dice que cantaba muy bien y claro esto viniendo de un músico de su talla sin duda seguro es verdad.
En esta calle continuo recordando a otras familias como los Juan Blancos, donde por otras razones familiares también solía ir una vez al año al llevar el presente de cochino de Mis Abuelos, también recuerdo que vivía en esta zona una señora alta de apodo La tarjeta y dos hijas, una de ellas Ana Mari que se le conoce como la del “Regidor” Señora guapísima donde las haya y muy recordada por los jóvenes de la época donde más de uno soñó llevarla al altar pero como tantos que inmigramos fuera, nuestro destino se unió a otras personas lejos de nuestra Jimena. La hermana de Mi abuelo Mariano Pepa y su marido Alonso Maria, la casa del hermano de Mi otro Abuelo Juan Feligreras “los Salmacorros”, el amigo de Mi Tito, Andrés el Loquito, la familia de Juan Jose el inspector, la tienda de Bárbara familia de mi Madre y el horno de su Hijo Mateo, gran persona donde alguna vez fui por alguna cosa que necesitaba cuando trabajaba en la panadería de Andrés Lete, llego otro de los pilares el de la Fuente de la Estrella y me parece ver a los toros del Diablo bebiendo agua decían que eran mansos pero cualquiera se arrimaba a ellos.
Hoy no veo aquellas mujeres con el cántaro de agua en el anca y la cubeta de chapa o lata en la mano. En las puertas tampoco están los borricos atados ala anilla dejándose aparejar para hacer alguna faena de este tiempo o quizá para ir a la huerta, tampoco suben ni bajan yuntas de mulos, ni se ven muchachos con el cochino de reata, tampoco veo a nadie con las espuertas al hombro preparados para ir por raíces, leña, pamplina o corregüela para las gallina conejos o el propio cochino, bien es verdad que este último en este tiempo estaba bien alimentado, desde que empezaba la fruta en la huertas, los albarillos las brevas, las manzanas peros o higos algo que había en cualquier huerta.
El tiempo ha cambiado alguna señora madruga como entonces, barriendo la calle esto poco ha cambiado es una buena costumbre tradicional de nuestro Pueblo, como dirían una imagen vale más que mil palabras y la puerta y la fachada de cada casa es la imagen de ella y deben estar bien limpias.
He llegado al cruce de la cuesta de retamero con la carretera alta y se me agolpan los recuerdos la casa de Frasquito donde recuerdo hubo un albardonero en el bajo, la barbería de Diego la casa de Mi Chache Pedro Rasca y la Chacha Juanita la pandaja a la que fui muchas veces de niño, Diego y Antonia la del Artista de muchacho fui algún día a la aceituna guardo muy buen recuerdo de este matrimonio, aquí también hay una casa muy frecuentad por Mi, la Casa materna de Mi Abuela Catalina la niña bonita, los retameros, los Panochos y otros que ya no recuerdo ni sus nombres ni sus apodos.
Decido volver hasta el cruce de nuevo, quiero comprobar el trozo de carretera donde transite con aquel carro de varas cargado de haces de leña seca hasta el horno donde por primera vez trabaje de panadero, estos 100 metros de calle, donde vivían Damián el de la Tienda Padre de Paco y Damián tengo algún recuerdo bastante lejano de ella, posteriormente la tienda de Damián el “cosario” Padre de nuestro amigos foreros Diego, Bartolomé y Rafa, la fábrica de gaseosas lugar emblemático, por aquella barras blancas de hielo, las gaseosas de bola, sin dejar de lado aquellos polos de fresa o limón, llego a la esquina y allí está la puerta ya no es igual, a la de aquel horno de Andrés lete donde tantas madrugadas llegaba a las dos o las tres de la mañana, recuerdo aquellos olores a harina, salvao, leña quemada, mantecaos, hornazos o magdalena sin olvidarme de los bollos de aceite y las tortas de azúcar que recuerdos más agradables de aquel mi primer trabajo.
En frente a la izquierda nuestra querida Escuela de Alejandro, cuantas tardes de verano haciendo dictados o aprendiendo la regla de tres o los famosos quebrados, también de palmeta y borriquillo de chinches en las eneas de aquellas sillas y del teclear de aquella maquina Hispano Olivetti que fue la que enseño mecanografía a muchos niños y niñas.
Continuo Cerrillo abajo, sigo recordando la parte de arriba de la casa de Juan Nipa y su mujer Juana padres de Catalina, Andrés metía parte de los sacos de harina y salvao que no cogían en el portal y alguna vez había que subirlos al horno enfrente la casa de Andrés garrotero y su familia que ligaba con Mi Abuelo y Mi Padre más abajo Florencio Capotillo Ana Maria y Cristobicas Mairena la casa de Don Emilio hoy habitada y restaurada por Agustin hijo del Rubio las Campanas y su simpática Señora, y como no recordar aquel pilarillo donde Anita la golondrina venezolana llenaba su porrón y sus cubetas de agua seguro que ella lo recuerda con gran cariño. Continua…..

Mariano gracias por hacernos pasear por nuestro pueblo, espero seguir leyendote y que sigas con esa memoria tan privilegiada.
Un beso