JIMENA: Que bueno eres, lo digo por lo de las fotos, pero respóndeme,...

Buenos días Maria Dolores, y a los demás también envidiosos, pues vaya que mala pata, ir hasta allí y no verla salir, ya te dije que desde lo de las sevillanas del Conde se había hecho mucho daño a las tradiciones, donde tu dices que se ve muy bonita es donde la vi yo la última vez, hace unos añitos, detrás de las escuelas nuevas y del colegio de Lope, el Tato.
Y llevas razón es una suerte poder hacer fotos de estas obras de arte, yo he hecho muchas sobre todo de obras del Reina Sofía, yo hacía las fotos para que otros compañeros hicieran el peritaje de la autenticidad de otras, para ello utilizábamos las obras que eran seguro que eran autenticas y fotografiaba lo que servía de referencia, firma de autor, colores o formas característicos.
Te cuento una vez fui a la casa de un señor que tenía dos cuadros de Tapies, uno de Andy Wharhol, una cabeza de toro de Miró, los cuadros le habían costado setenta y cinco millones de pesetas cada uno, uno de los cuadros era un lienzo, de unos seis metros cuadrados, pintado de negro y con una franja blanca arriba, el otro era un lienzo en blanco y pegado con cola una manta de las que nos daban en la mili, con chorretones de cola y todo.
A todo esto el propietario no tenia la certeza de que fuesen auténticos, se los habían vendido sin documentación.
El autor, hace poco leí una entrevista en la que, decía que le molestaba mucho cuando le comentaban que sus obras las podía hacer un niño, y el pensaba que no, yo opino lo mismo que el, si mi hija hace eso con un lienzo la mato.
Pedro.

Que bueno eres, lo digo por lo de las fotos, pero respóndeme, ¿estaba el cuadro colgado del cuello del que llevaba la manta o también tuviste que darle la vuelta para ver donde tenía el agujero para la alcayata?
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
No Paco, en esta ocasión los cuadros estaban colgados de la pared, no fue necesario darles la vuelta, pero no te lo pierdas que el menda nos dijo que en un trocito de pared que le quedaba libre iba a poner un cuadro de Picaso, por el que le pedian ciento veinte millones de las rubias, que cuando lo bajaran un poco lo compraba.
Pamear y no echar gota.
El cuadro de Andy Warhol era un disco, un elepe, pegado al lienzo y con letras fosforitas, pero quedaba bien oye.