Pero Dios es bueno y sabio y puso mas en nuestro camino.
¿Y cómo estuvo esa tortilla de espárragos?, UHMMMM..., me muero por comerme una. Aquí, los únicos espárragos que se consiguen, son los que vienen enlatados y por ser producto importado, cuesta, no un ojo de la cara, sino los dos.
¡Qué divino poder caminar por el campo, sin el temor de ser atracado por los malandros!; realmente hay cosas simples en la vida, que no se valoran hasta que no se pierden. En este país, lamentablemente, hace mucho tiempo que dejamos de disfrutar de todo lo que significa gozar de la naturaleza abierta. Lejos están los tiempos cuando se podía, incluso pernoctar con tienda de campaña, en alguna de sus hermosas playas; o simplemente irte de picnic familiar a cualquier de sus bellos parajes. Ahorita es peligroso hasta mantenerte en parques públicos, o plazas que nos estén bien vigiladas, y aún así, corres peligro. Es increible, pero ya nos hemos acostumbrado a vivir bajo esta tremenda inseguridad, de tal manera que ya planificamos, "de forma natural", todas nuestras actividades diarias, en función al riesgo que corremos. Esta situación se vive en grandes ciudades y en pequeños poblados; no sólo te matan para entrar a tu casa y llevarse absolutamente todo, o para robarte el carro, no, tu vida vale lo que cuesta un par de zapatos, un celular, o cualquier cosa que se le antoje al malandro. Y a todas estas ¿qué hace la policia?, ahhh, eso es un tema bastante grave y delicado; por ahora sólo diré que nunca están donde deben estar, y aunque no todos "son del mismo saco", lo cierto es que, cuando se ven venir, no se sabe si correr por el malandro, o correr por el policía...
Disculpa, creo que al exteriorizar mis temores, se perdió lo bonito de mi mensaje, pero para que me comprendan les diré, que esta tarde, una gran amiga mía, ha sido objeto de esta inseguridad: saliendo del supermercado fué atracada por tres sinverguenzas, que no se conformaron con llevarse su carro, si no que le dispararon, gracias a Dios, está viva; a eso hemos llegado, a conformarnos con que no nos maten como conejos. En fín...
¡Qué divino poder caminar por el campo, sin el temor de ser atracado por los malandros!; realmente hay cosas simples en la vida, que no se valoran hasta que no se pierden. En este país, lamentablemente, hace mucho tiempo que dejamos de disfrutar de todo lo que significa gozar de la naturaleza abierta. Lejos están los tiempos cuando se podía, incluso pernoctar con tienda de campaña, en alguna de sus hermosas playas; o simplemente irte de picnic familiar a cualquier de sus bellos parajes. Ahorita es peligroso hasta mantenerte en parques públicos, o plazas que nos estén bien vigiladas, y aún así, corres peligro. Es increible, pero ya nos hemos acostumbrado a vivir bajo esta tremenda inseguridad, de tal manera que ya planificamos, "de forma natural", todas nuestras actividades diarias, en función al riesgo que corremos. Esta situación se vive en grandes ciudades y en pequeños poblados; no sólo te matan para entrar a tu casa y llevarse absolutamente todo, o para robarte el carro, no, tu vida vale lo que cuesta un par de zapatos, un celular, o cualquier cosa que se le antoje al malandro. Y a todas estas ¿qué hace la policia?, ahhh, eso es un tema bastante grave y delicado; por ahora sólo diré que nunca están donde deben estar, y aunque no todos "son del mismo saco", lo cierto es que, cuando se ven venir, no se sabe si correr por el malandro, o correr por el policía...
Disculpa, creo que al exteriorizar mis temores, se perdió lo bonito de mi mensaje, pero para que me comprendan les diré, que esta tarde, una gran amiga mía, ha sido objeto de esta inseguridad: saliendo del supermercado fué atracada por tres sinverguenzas, que no se conformaron con llevarse su carro, si no que le dispararon, gracias a Dios, está viva; a eso hemos llegado, a conformarnos con que no nos maten como conejos. En fín...
