Mentarme esa
comida a mí es como mentar la soga en la
casa del ahorcado.
En cierta ocasión mi madre quiso educarme en ese comistrajo, ¿sabes lo que ocurrió?, HABAS CASCAS CON BERENJENAS al medio día, que no las quieres para la tarde, que no, para la
noche, bueno para desayunar a otro día, por cabezón para la merienda, ya no podía mas y comí unas poquitas, ¡atentos, empecé a disparar y lo que salió por mi boca fué infinitamente superior a la cantidad que el día de antes había hecho para toos! "Hasta
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