Arturo Gonzales
De aquí a cuatro días ya no se llevará ser de partidos. Ponte a la moda. Sé del pueblo’, escribió el repetidamente citado lector Arlekín. Ayer noche se fundó un Movimiento, el Movimiento del Pueblo, que hace desaparecer barreras y solamente tiene el objetivo de la lucha por la vida. El pueblo español está, estaba, secuestrado por los partidos políticos, y ello ha propiciado el nacimiento de un Movimiento del Pueblo que no quiere ni permitirá que sus integrantes pasen hambre. Que no quiere que su gente viva por debajo de la decencia. Que sus enfermos se mueran por no pagar sus medicinas, que sus pensionistas entristezcan de angustia, que sus jóvenes se hundan en la indiferencia, que a sus funcionarios públicos se les califique de vagos, que sus parados sean espectros, que sobre las espaldas de sus integrantes se cargue la crisis. Los políticos españoles han pasado a ser figuras decorativas en el Museo de Cera, en el Museo de los Horrores y la Injusticia, en el Mausoleo de la Incapacidad y la Ignominia. Anoche se fundó la realidad de la utopía del pan para todos y por igual o casi. Anoche quedaron meridianamente definidos los verdugos y enemigos. Ya no hay derecha ni izquierda, solo hay el Pueblo resucitado. Sería sorprendente comprobar cuántos votantes de derecha o izquierda había en las calles. Anoche nació el optimismo. Únicamente no había curas. Anoche pudimos mirar sin lágrimas a nuestros hijos. Nacimos los ilusos realistas. Sin agresiones, sin violencias, con la fuerza de la razón. Anoche aplastamos pacíficamente a los reaccionarios, a los reyes de la insolidaridad y la vesania. Anoche los fachas retrógrados eran murciélagos escondidos. Anoche millones de españoles se sintieron compañeros, se transmitieron electricidad y magnetismo. Anoche fuimos personas. Anoche fue un gran día. Y hoy hemos amanecido mejores y votando a bríos para que nosotros, el Pueblo, el Movimiento del Pueblo, por sí y sin muletas, hagamos de España un país habitable, sin melancolías ni lamentos, sin trapisondas ni desvergüenzas ni inmoralidades, de todos quienes ya integramos el Movimiento del Pueblo. Anoche clamamos y declamamos ser o no ser con la calavera de España. Anoche nos emborrachamos de éxito y esperanza. Anoche comenzamos la rebelión contra el secuestro del Pueblo. Anoche comenzamos a llevar la antorcha olímpica de la economía y la rabia contenida. Anoche quedó constancia de que la abstención ha muerto, de que no hay más político ni rey que el Pueblo. Anoche fuimos Parlamento. Anoche fuimos germen.
De aquí a cuatro días ya no se llevará ser de partidos. Ponte a la moda. Sé del pueblo’, escribió el repetidamente citado lector Arlekín. Ayer noche se fundó un Movimiento, el Movimiento del Pueblo, que hace desaparecer barreras y solamente tiene el objetivo de la lucha por la vida. El pueblo español está, estaba, secuestrado por los partidos políticos, y ello ha propiciado el nacimiento de un Movimiento del Pueblo que no quiere ni permitirá que sus integrantes pasen hambre. Que no quiere que su gente viva por debajo de la decencia. Que sus enfermos se mueran por no pagar sus medicinas, que sus pensionistas entristezcan de angustia, que sus jóvenes se hundan en la indiferencia, que a sus funcionarios públicos se les califique de vagos, que sus parados sean espectros, que sobre las espaldas de sus integrantes se cargue la crisis. Los políticos españoles han pasado a ser figuras decorativas en el Museo de Cera, en el Museo de los Horrores y la Injusticia, en el Mausoleo de la Incapacidad y la Ignominia. Anoche se fundó la realidad de la utopía del pan para todos y por igual o casi. Anoche quedaron meridianamente definidos los verdugos y enemigos. Ya no hay derecha ni izquierda, solo hay el Pueblo resucitado. Sería sorprendente comprobar cuántos votantes de derecha o izquierda había en las calles. Anoche nació el optimismo. Únicamente no había curas. Anoche pudimos mirar sin lágrimas a nuestros hijos. Nacimos los ilusos realistas. Sin agresiones, sin violencias, con la fuerza de la razón. Anoche aplastamos pacíficamente a los reaccionarios, a los reyes de la insolidaridad y la vesania. Anoche los fachas retrógrados eran murciélagos escondidos. Anoche millones de españoles se sintieron compañeros, se transmitieron electricidad y magnetismo. Anoche fuimos personas. Anoche fue un gran día. Y hoy hemos amanecido mejores y votando a bríos para que nosotros, el Pueblo, el Movimiento del Pueblo, por sí y sin muletas, hagamos de España un país habitable, sin melancolías ni lamentos, sin trapisondas ni desvergüenzas ni inmoralidades, de todos quienes ya integramos el Movimiento del Pueblo. Anoche clamamos y declamamos ser o no ser con la calavera de España. Anoche nos emborrachamos de éxito y esperanza. Anoche comenzamos la rebelión contra el secuestro del Pueblo. Anoche comenzamos a llevar la antorcha olímpica de la economía y la rabia contenida. Anoche quedó constancia de que la abstención ha muerto, de que no hay más político ni rey que el Pueblo. Anoche fuimos Parlamento. Anoche fuimos germen.