Cosas de mi pueblo.
Se acabaron las fiestas.
Aquella mañana parecía diferente ya no había dianas, las vecinas barrían su calle como si nada habría pasado y volvíamos a la vida cotidiana había que sacar el borrico cargarlo de estiércol y llevar a las olivas, sin descuidar la huerta, el cochino estaba para reventar de gordo y sacarlo de la azaurda era todo un poema, a veces había que darle con la alcotana a la puerta porque no había manera de sacarlo.
Los zarzos ya estaban recogios y los higos en la casilla, secándose para aovarlos, quedaban las granas alguna abiertas mostrándonos esos granos rojos que estaban diciendo comerme, también se veían la nueces abierta la cascara y ya empezaban a caerse al suelo cuando corría un poquillo de aire, por lo que era conveniente varearla cuanto antes.
De alguna manera eran indicios de que el verano se acababa y llegaba el otoño, sí ese que todavía permitía recoger algún higo de la sierra, o las pilas, añegales, rayaos, buenísimos además de ser los últimos eran de una calidad especial, las aceituna larga se machacaban y decían que ahora era cuando estaban buenas pero ya se había cogido en muchas huertas la más gorda para tenerla para la fiesta.
Qué pena ya el turronero se había ido,, Jesús ya no hacia dulces y los helaeros iban guardando el carrillo para otro año también recuerdo como los tomates verdes o medio mauros que quedaban en las matas se recogían y se ataban en panochas para que se maduraran en las cámaras eran los últimos retales de la temporada, la higueras empezaban a ponerse pajizas en su color y aunque mucha gente todavía seguía en la huertas ya al atardecer podía uno ver como se iban viniendo a dormir a la casa del pueblo y se subían los hatillos los colchones de farfollas y los catres y algunas herramienta o utensilios propios de las tareas.
Llegaba el otoño por supuesto con su encanto, el calor dejaba de machacarnos, los atardeceres fresquitos todavía permitían tertulias en las puertas de las casas y los Padres sacaban la chaquetilla de paten de los armarios, la ligas aunque todavía se sacaban las mesas a la calle cada vez más se veía a nuestras gente ligar en los interiores de Casa Manolito, Lo Gallos Mairena o los Ramirones en fin llagaba una nueva estación y por supuesto tenía su encanto.
Empezaba la escuela los muchachos y la muchachas con su carpetas nuevas o sus carteras libros de Álvarez que se convertían en todo un reto para el nuevo curso, el catecismo que lo habían cambiado y no valía el del año anterior y eso que los mandamientos eran los mismos y las virtudes cardinales también uno no entendía porque había de comprarse nuevo si decía lo mismo con algunas frases diferentes, deberíamos de saberlo de memoria si no queríamos tonterías con don Manuel o Don Mariano era una asignatura más y así se evaluaría.
También los juegos eran diferentes, ahora alguno empezaba a sacar la trompa o las bolas y las pandillas se disputaban al mejor en cada uno de los juegos, también empezaba la temporada futbolística y uno al pasar por la calle podía oír las retrasmisiones en Radio nacional de España de los partidos del Real Madrid, Atlético de Bilbao o Barcelona, los nombres de Futbolistas como Gainza, Panizo, Diestefano o Gento así como los de Olivella o Gensana junto aRamallet eran los ídolos de la juventud, las cajas de cerillas que en una de sus caras aparecían estos o los cromos que vendía Vicente Calabut aportaban colecciones y juegos de cambios para los zagales de la época.
Eran otros tiempos pero que recuerdo con cierta nostalgia evidentemente sin mirar para atrás, como dice el refrán a lo hecho pecho.
Pues esto es un poco lo que me viene a la memoria de aquellos años 60 y con lo que Yo trato de contaros a mi manera.
Un saludo paisanos y paisanas.
M. Nieto de M. Rasca.
16/09/2012
Se acabaron las fiestas.
Aquella mañana parecía diferente ya no había dianas, las vecinas barrían su calle como si nada habría pasado y volvíamos a la vida cotidiana había que sacar el borrico cargarlo de estiércol y llevar a las olivas, sin descuidar la huerta, el cochino estaba para reventar de gordo y sacarlo de la azaurda era todo un poema, a veces había que darle con la alcotana a la puerta porque no había manera de sacarlo.
Los zarzos ya estaban recogios y los higos en la casilla, secándose para aovarlos, quedaban las granas alguna abiertas mostrándonos esos granos rojos que estaban diciendo comerme, también se veían la nueces abierta la cascara y ya empezaban a caerse al suelo cuando corría un poquillo de aire, por lo que era conveniente varearla cuanto antes.
De alguna manera eran indicios de que el verano se acababa y llegaba el otoño, sí ese que todavía permitía recoger algún higo de la sierra, o las pilas, añegales, rayaos, buenísimos además de ser los últimos eran de una calidad especial, las aceituna larga se machacaban y decían que ahora era cuando estaban buenas pero ya se había cogido en muchas huertas la más gorda para tenerla para la fiesta.
Qué pena ya el turronero se había ido,, Jesús ya no hacia dulces y los helaeros iban guardando el carrillo para otro año también recuerdo como los tomates verdes o medio mauros que quedaban en las matas se recogían y se ataban en panochas para que se maduraran en las cámaras eran los últimos retales de la temporada, la higueras empezaban a ponerse pajizas en su color y aunque mucha gente todavía seguía en la huertas ya al atardecer podía uno ver como se iban viniendo a dormir a la casa del pueblo y se subían los hatillos los colchones de farfollas y los catres y algunas herramienta o utensilios propios de las tareas.
Llegaba el otoño por supuesto con su encanto, el calor dejaba de machacarnos, los atardeceres fresquitos todavía permitían tertulias en las puertas de las casas y los Padres sacaban la chaquetilla de paten de los armarios, la ligas aunque todavía se sacaban las mesas a la calle cada vez más se veía a nuestras gente ligar en los interiores de Casa Manolito, Lo Gallos Mairena o los Ramirones en fin llagaba una nueva estación y por supuesto tenía su encanto.
Empezaba la escuela los muchachos y la muchachas con su carpetas nuevas o sus carteras libros de Álvarez que se convertían en todo un reto para el nuevo curso, el catecismo que lo habían cambiado y no valía el del año anterior y eso que los mandamientos eran los mismos y las virtudes cardinales también uno no entendía porque había de comprarse nuevo si decía lo mismo con algunas frases diferentes, deberíamos de saberlo de memoria si no queríamos tonterías con don Manuel o Don Mariano era una asignatura más y así se evaluaría.
También los juegos eran diferentes, ahora alguno empezaba a sacar la trompa o las bolas y las pandillas se disputaban al mejor en cada uno de los juegos, también empezaba la temporada futbolística y uno al pasar por la calle podía oír las retrasmisiones en Radio nacional de España de los partidos del Real Madrid, Atlético de Bilbao o Barcelona, los nombres de Futbolistas como Gainza, Panizo, Diestefano o Gento así como los de Olivella o Gensana junto aRamallet eran los ídolos de la juventud, las cajas de cerillas que en una de sus caras aparecían estos o los cromos que vendía Vicente Calabut aportaban colecciones y juegos de cambios para los zagales de la época.
Eran otros tiempos pero que recuerdo con cierta nostalgia evidentemente sin mirar para atrás, como dice el refrán a lo hecho pecho.
Pues esto es un poco lo que me viene a la memoria de aquellos años 60 y con lo que Yo trato de contaros a mi manera.
Un saludo paisanos y paisanas.
M. Nieto de M. Rasca.
16/09/2012
Mariano muy bonito, pero me pongo triste de leer todo esto. Me recuerdo a todo el verano en Jimena: Comilonas con los amigos y familia, noches en los pozos de mojitos, ligas en el kiosco de Canava, en la plaza, caraoke del mirador y para remate La Fiesta de Jimena. Madre mia y dicen que se aburren. Un saludo
Y los que nos quedamos ahora, tampoco nos aburrimos ¿sabes por qué? porque es el tiempo de la "danza de la rastrilla" y la "música de la sopladora" para dejar el campo como una patena para cuando digan de caer esas "cositas negras" de los arbolitos, que dicen que son oro cuando las muelen, pero que cuando vas al banco, muchas veces, son solo calderilla.