Luz ahora: 0,10201 €/kWh

JIMENA: LOS DOMINGOS POR LA TARDE, PESE AL FÚTBOL, NO OS ABANDONO....

LOS DOMINGOS POR LA TARDE, PESE AL FÚTBOL, NO OS ABANDONO.

SOBRE EL CARNAVAL, LA CUARESMA Y LA FE. (Por Luismarín)

Hoy domingo es el día en que históricamente comenzaba el Carnaval. Esta fiesta sólo debía durar hasta el martes de la semana siguiente. A continuación, en la madrugada del miércoles, llamado “de Ceniza”, empiezan a contabilizarse los 40 días (sin contar los domingos) que ha de durar la Cuaresma y que finalizarà el Viernes Santo. Después, con el sábado de Resurrección o de Gloria comenzará la Pascua. Aunque casi todos conocemos este calendario de fiestas cristianas, no vendrá mal repasar, o aprender, algunas cosas que se suelen quedar en el “baúl de la memoria” (no en el de la Piquer).

Lo primero que me gustaría apuntar sobre el Carnaval, es que, por intereses comerciales o turísticos, esta fiesta se alarga, en algunas localidades, (me imagino que con disgusto de las autoridades eclesiásticas) hasta el primer domingo de la Cuaresma o Domingo de Piñata. En Jimena, hasta hace bien poco tiempo, se hacía así. Contradictoriamente, el “desenfreno, la gula y la lujuria” imperaban en días que tenían que estar dedicados a la meditación, al arrepentimiento de los pecados y al cumplimiento de la penitencia impuesta. Es decir, que el primer domingo de Cuaresma, servía para hacer estallar la “traca” final del Carnaval y la explosión, incontrolada, de todos los sentidos corporales. Cabe recordar, que Piñata viene del italiano “Pignata”. Esta palabra designaba, o designa, a una olla de barro que se llenaba de dulces, se colgaba de una cuerda en alto y se rompía golpeándola con unos largos palos para que los más “lechuzos” pudieran saborearlos.

El Carnaval, como tantas otras fiestas cristianas, tiene su origen en determinadas celebraciones “paganas”. Entre ellas podemos citar las dedicadas a Baco, dios del vino, las Saturnales romanas o las que los egipcios realizaban en honor del Toro Apis. Igualmente, es constatable, cómo los Celtas denominaban Carna a su diosa de las habas y el tocino. De la misma forma, los pueblos Indoeuropeos, rendían culto a Karna, hija del Sol y la reina Kunti. En latín “carne-levare” se traduce como abandonar la carne y los italianos designan a esa época, de comer mucho, como “Carnevale”. En un principio, en el Carnaval, sólo se consumían los productos que se iban a echar a perder. Después se pasó a las grandes comilonas y a la realización de “actos de toda clase” de los cuales podrían arrepentirse en la inminente Cuaresma.

Como ya hemos mencionado, el Carnaval tenía que terminar el martes siguiente y dar paso a la Cuaresma con el “Miércoles de Ceniza”. Este día es de ayuno y abstinencia. Los fieles son “ungidos” con las cenizas obtenidas de la quema de las palmas y ramas de olivo que sirvieron como ornamentos el Domingo de Ramos del año anterior. En esta ocasión, la ceniza se utiliza como un signo de la “caducidad” de la condición humana. Seguro que casi todos recordamos la frase en latín que se utilizaba en la imposición: “Pulvis es et in pulverum revertís” (Polvo eres y en polvo te convertirás). Estas cenizas pretenden representar la destrucción, por el fuego purificador del que nacieron, de los pecados y errores cometidos en el año que se deja atrás.

Haciendo un “guiño” a los futboleros, como madridista, tengo miedo de que, el próximo miércoles 13, el Manchester nos haga polvo. Es decir, en concordancia con el día, que nos hagan “ceniza”.

Como anécdota, puedo contar que en algunos pueblos se llenan de ceniza y agua porrones y cántaros viejos. Se forma un círculo de gente y se los lanzan unos a otros. Al que se le cae el recipiente y lo rompe está obligado a pagar una “convidá” a los demás.

La Cuaresma, que se inicia este miércoles venidero, deviene de la palabra latina “Quadragésima”: 40 días. Para unos es una “evocación” de los 40 días que Jesús estuvo retirado y orando en el desierto. Para otros de los 40 días que duró el Diluvio Universal o los 40 años que duró la marcha “errante” de los judíos. Este período es tiempo de reflexión y “recogimiento interior”. Momentos para evitar la hipocresía y disipación (o distracción) a la hora de la oración. Estación propicia para huir de la vana palabrería y buscar la sinceridad que anida en nuestro corazón.

Esta mañana, quinto domingo del tiempo litúrgico ordinario, casi todos los fieles que han acudido a la iglesia habrán oído la lectura del Evangelio de Lucas (5,1-11) donde se cuenta el milagro de las redes llenas de peces en el lago de Galilea. Después de toda la noche intentando pescar algo, Pedro y algunos discípulos más, se mostraron “escépticos” cuando el Maestro les pidió que volvieran a lanzar las redes. En el momento en que aparecieron colmadas de peces, Jesús les adoctrinó sobre la importancia de la Fe en la vida de un buen cristiano.

(SIGUE)
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
(CONTINUACIÓN)

En estos momentos, en nuestro país, está generalizada, en todos los niveles de la sociedad, la falta de confianza en las Instituciones del Estado que son más representativas. Hay quien compara la situación con el desánimo y la falta de esperanza que se vivió en España tras el desastre colonial de 1898. Quizás convenga citar la frase que define a la Historia como “la ciencia que estudia el pasado para ejemplo del presente”. En esos lúgubres años, Joaquín Costa disertó sobre la necesidad ... (ver texto completo)