Ofertas de luz y gas

JIMENA: Creo Luis que si me falta algún libro de Eslava Galán...

¡Hola Toni:

Aunque la razón y la verdad sólo tienen un camino, algunas veces hay que aceptar y retomar los atajos. Un abrazo,

En tu crónica: Flashback en el “pozo del tío Raimundo.
Por aquellos tiempos ya eran conocidos dos curas (de los llamados obreros o “rojos”) que ejercieron un papel “imborrable” en el devenir de la barriada. El padre Llanos y su compañero José María Díez Alegría, ambos jesuitas.
Querido primo Luis. El Padre Llanos no siempre fue rojo. Aunque eso ya lo sabes tú. Muy involucrado en el régimen franquista, en 1943 intervino en la organización de los Cursillos de Cristiandad, y, a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, una vez derrotada Alemania, se le encargó desarrollar su labor doctrinal en los ambientes estudiantiles próximos a Falange Española. El objetivo de su nuevo cometido no era otro que luchar contra la creciente influencia de Ortega y Gasset y de las JONS de Ramiro Ledesma. En 1946 fue nombrado capellán del Frente de Juventudes y subdirector de la Congregación Universitaria de Madrid, en virtud de lo cual participó en la Junta Organizadora del XIX Congreso Mundial de Pax Romana (que tuvo lugar en El Escorial en el verano de ese mismo año). Su afinidad con el régimen franquista y su reconocimiento por parte de éste llegó hasta el punto de encargársele impartir unos ejercicios espirituales al propio Franco, cosa que haría. En esos años, colaboró con las principales revistas estudiantiles afines al régimen, como Alférez o La Horca. (Fuente Wikipedia)

José María de Llanos Pastor (Padre Llanos)
Se estrena en Madrid (Teatro de la Latina) el 14 de abril de 1947. Con las alegres chicas de Colsada la revista musical La blanca doble. Una muchedumbre se agolpa a la entrada del teatro, y no todos son parroquianos. Un nutrido grupo de adolescentes de pantalón corto y piernas peludas está lanzando botes de tinta contra los carteles anunciadores del espectáculo, que ocupan toda la fachada. Los dirige un sacerdote corpulento, moreno, cabreado, que va de un lado a otro arengando a sus huestes y atropellando a los espectadores, en la confianza de que nadie va a levantar la mano contra su intimidante sotana. La tinta azul, roja y negra chorrea por los intersticios de la marquesina del teatro. Un señor al que han manchado se lamenta: A ver cómo me presento yo mañana en la oficina, que esta chaqueta es la única que tengo. Una señora llora amargamente porque los gamberros le han estropeado el peinado «Arriba España» tan laborioso, que se le ha venido abajo y le cuelga flácido sobre la frente. ¡Son los Luises, los Luises y el padre Llanos! —acusa un testigo. Los Luises. Una banda de niñatos de buena familia reclutados entre los miembros de la Congregación del Apostolado de los jesuitas. El padre Llanos es un jesuita que dirige su particular cruzada contra la inmoralidad con ayuda de esos jóvenes fundamentalistas. Andando el tiempo se convertirá al comunismo y se arrepentirá de su época de feroz cruzado contra la concupiscencia. Él mismo confesará, contrito, sus actividades: «Iba yo con mis chicos, los Luises, y entrábamos en los estancos donde exhibían postales con besos, con los besos que podía haber entonces, y yo decía: " ¡Quítelas todas ahora mismo!" Y la estanquera, al ver que un cura decía que las quitara, las quitaba todas. Después nos íbamos a la Ciudad Universitaria, a cazar parejas. Y cualquier pareja que estaba allí queriéndose los pobrecillos, llegaban los Luises con el cura Llanos y ¡cataplum!, a apartarse, que eso era inmoral. (Obsérvese que, en el matizado verbo del padre Llanos, las parejas estaban queriéndose. Ni en su etapa más ferozmente liberal lograba el buen cura aceptar que una pareja pueda achucharse simplemente por placer, sin la coartada del amor. Las víctimas del padre Llanos podían darse con un canto en los dientes y bendecir su suerte. En otras provincias de más recias costumbres la guerrilla pía lapidaba a los pecadores) El padre Llanos, el que capitaneaba a los Luises en la cruzada por la moralidad, culminó su carrera en 1953, cuando el Caudillo le encomendó la dirección de los ejercicios espirituales de su familia en El Pardo. Tres años más tarde, el jesuita experimentó su particular camino de Damasco y pasó al lado oscuro: de la extrema derecha a la extrema izquierda. En horas veinticuatro, abjuró de su pasado falangista, abrazó el comunismo con ciega determinación, quemó sus naves y se fue de misionero a la jungla chabolista del Pozo del Tío Raimundo, donde perseveró en la virtud hasta su muerte en olor de santidad marxista-leninista. Algunos sospechan que siempre fue un perturbado.

Perdona Pepe —se atrevió a decir Manolo—, pero recuerdo que en cierta ocasión, dando una lección en un campamento del Frente de Juventudes, nos convenciste de que el comunismo era intrínsecamente perverso y totalmente contrario a los principios de la religión católica...
(Fuente: Los años del miedo. Juan Eslava Galán)

¡Me alegro leerte Alejandro, un abrazo para Rosario:

Efectivamente, al Padre Llanos, como vulgarmente se dice, lo tiró el caballo en sentido contrario al de S. Pablo. Entro esos escasos casos, mi predilecto es Dionisio Ridruejo. Este hombre, después de ser Jefe de Propaganda del Ejército de Liberación y luchar convencido contra Rusia en la División Azul, se convirtió en un feroz enemigo de Franco que sólo se atrevió a desterrarlo.

Conozco y tengo en mi biblioteca casi toda la obra de Juan Eslava. Me gusta su "retranca" jaenera. No sé si conoces su libro (relacionado con el tema estrella de hoy) "Una historia de la Guerra Civil que no le va a gustar a nadie". Quiere quedar bien con los dos bancos y no lo consigue. Su obra "La Mula" está entre mis favoritas de toda su producción literaria.

Otro abrazo,

Creo Luis que si me falta algún libro de Eslava Galán han de ser muy pocos. Los que más me gustan de él son los de la Guerra Civil. Tiene otro además de los referidos por ti, sobre la guerra que se llama Señorita, también muy bueno. Sin conocernos en persona me ha invitado a Sevilla para charlar con él y tomarnos un café, porque nos carteamos a menudo desde que le comente que sus personajes tienen por apellido pueblos de la provincia de Jaén. Me ha regalado uno que se llama Ciudades en la Bética también muy interesante. Un abrazo muy fuerte (Sigue escribiendo tus crónicas que me gustan mucho)