Cosas de Mi pueblo.
Una mañana de mayo del año 60
Hoy repaso en mi memoria un año hace ya más de cincuenta, ya había empezado a trabajar en la panadería de los letes, en Jimena aquellas mañanas de Mayo eran de ambiente muy alegre la mujeres madrugaban y venían por el pan caliente, entraban a la panadería y se escuchaba a demás de los buenos días los comentarios sobre las cosas que acontecían diariamente, en poco tiempo uno podía conocer gran parte de las noticias sobre los distintos temas que acontecían, los noviazgos, los casamientos, las peleas, los chafardeos, en fin la crónica social se diría ahora.
El buen tiempo, el olor a campos verdes llenos de hierbas de todo tipo y color, las olivas llenas de flor o casi cuajada ya la aceituna, los balcones y ventanas incluso en las puertas llenos de macetas reventando de claveles, rosas, geraños y esparragueras estas últimas por su ramas curvas, parecían hacer la reverencia al paso de los vecinos, la familia era un apoyo muy importante la relación entre Hijos y Padres, entre Nietos y Abuelas y resto de la familia era muy cercana, la proximidad de las viviendas permitía que el trato fuera muy diario y cercano.
Recuerdo aquella carretera alta en continuo movimiento de persona, las tiendas de Los Damianes, la Escuela de Alejandro, la Fabrica de gaseosas, todavía algún movimiento en la limpieza de las fabricas de aceite de don Bartolomé o de don Jesus, los animales hacia las fincas, azas o huertas, también algún coche o algún camión que pasaban camino de Jodar o Mancha Real. Los coches de línea de los Gámez con las Sadas, como los Muñoz Amezcua pasaban por la Plaza, lugar del comercio y viajeros camino de Úbeda o Jaén ciudades tan cercanas pero a la vez tan lejos para muchos de nosotros que como en mi caso me bien a las Pamplonas y nunca estuve en Úbeda.
Las mujeres mayores enlutadas muchas de ellas incluido pañuelo en la cabeza, los hombres con sus pantalones de paten y camisón y gorrillas de visera negras aunque empezaban a verse los primeros sombreros de paja pues en este mes ya apretaba bien el calor, son estampas que nunca podre olvidar, todavía hoy siguen vivas en mi memoria, conforme pasaba la mañana los olores a potajes, o algún cocido olían que alimentaban algún papel en las puertas con las cabezas de los boquerones para que los gatos se dieran un buen festín también podíamos ver al igual que los pilares llenos de mujeres con sus cantaros y porrones y posteriormente algún viaje de cubetas de latas.
Conforme se aproximaba el mediodía los hombres del campo volvían para comer, los borricos o mulos cargados sus serones con buenos y frescos brazaos de hierba, las amapolas los cardillos los perejilejos o corregüela, algún palo de leña o raíces y las herramientas como la azada, la hoz o los escavillos era la mercancía que traían y que quedaría unas horas aparcados para dar cuenta del puchero oportuno por cierto aquellos pucheros hechos a fuego lento sujetos con su canto de hierro entre dos palos de oliva desde la mañana cociéndose les daba un sabor difícil de igualar, hoy que se habla tanto de la comida o alimentos ecológicos o dieta mediterránea nuestras Abuelas y madres lo practicaban con muy buen criterio, un plato caliente a esas hora quitaba el hipo, el almuerzo ya estaba un poco lejano y un vasillo de vino blanco, con un taloncillo de pan acompañado de alguna aceituna negra si quedaban, raspilla de bacalao y hasta en algunos casos un poquillo de tocino de veta era el paso previo a la comida o merienda como así se decía.
Una vez habían llegado el Padre de trabajar y los hijos unos ya de echar algún peóncillo o los más chicos de la escuela la mesa de la cocina era como el altar de la casa, la cazuela de grana en el centro para recibir el suculento guiso, el platillo de picantes secos o pimientos y como decía antes si aún quedaban aquellas deliciosas aceituna rajas negras como el luto cada uno con su cuchara y talón de pan en la mano, nos disponíamos a llenar la barriga previo a que el Padre o la Madre nos dirían la famosa frase:! a la Nenes, meter mano y tener cuidao que quema, soplar antes ¡.
Aquí lo dejo hoy quizá otro día pueda recordar el resto del día.
Un saludo desde la Pamplonas.
M. Nieto de M. Rasca.
18 de Mayo del 2013
Una mañana de mayo del año 60
Hoy repaso en mi memoria un año hace ya más de cincuenta, ya había empezado a trabajar en la panadería de los letes, en Jimena aquellas mañanas de Mayo eran de ambiente muy alegre la mujeres madrugaban y venían por el pan caliente, entraban a la panadería y se escuchaba a demás de los buenos días los comentarios sobre las cosas que acontecían diariamente, en poco tiempo uno podía conocer gran parte de las noticias sobre los distintos temas que acontecían, los noviazgos, los casamientos, las peleas, los chafardeos, en fin la crónica social se diría ahora.
El buen tiempo, el olor a campos verdes llenos de hierbas de todo tipo y color, las olivas llenas de flor o casi cuajada ya la aceituna, los balcones y ventanas incluso en las puertas llenos de macetas reventando de claveles, rosas, geraños y esparragueras estas últimas por su ramas curvas, parecían hacer la reverencia al paso de los vecinos, la familia era un apoyo muy importante la relación entre Hijos y Padres, entre Nietos y Abuelas y resto de la familia era muy cercana, la proximidad de las viviendas permitía que el trato fuera muy diario y cercano.
Recuerdo aquella carretera alta en continuo movimiento de persona, las tiendas de Los Damianes, la Escuela de Alejandro, la Fabrica de gaseosas, todavía algún movimiento en la limpieza de las fabricas de aceite de don Bartolomé o de don Jesus, los animales hacia las fincas, azas o huertas, también algún coche o algún camión que pasaban camino de Jodar o Mancha Real. Los coches de línea de los Gámez con las Sadas, como los Muñoz Amezcua pasaban por la Plaza, lugar del comercio y viajeros camino de Úbeda o Jaén ciudades tan cercanas pero a la vez tan lejos para muchos de nosotros que como en mi caso me bien a las Pamplonas y nunca estuve en Úbeda.
Las mujeres mayores enlutadas muchas de ellas incluido pañuelo en la cabeza, los hombres con sus pantalones de paten y camisón y gorrillas de visera negras aunque empezaban a verse los primeros sombreros de paja pues en este mes ya apretaba bien el calor, son estampas que nunca podre olvidar, todavía hoy siguen vivas en mi memoria, conforme pasaba la mañana los olores a potajes, o algún cocido olían que alimentaban algún papel en las puertas con las cabezas de los boquerones para que los gatos se dieran un buen festín también podíamos ver al igual que los pilares llenos de mujeres con sus cantaros y porrones y posteriormente algún viaje de cubetas de latas.
Conforme se aproximaba el mediodía los hombres del campo volvían para comer, los borricos o mulos cargados sus serones con buenos y frescos brazaos de hierba, las amapolas los cardillos los perejilejos o corregüela, algún palo de leña o raíces y las herramientas como la azada, la hoz o los escavillos era la mercancía que traían y que quedaría unas horas aparcados para dar cuenta del puchero oportuno por cierto aquellos pucheros hechos a fuego lento sujetos con su canto de hierro entre dos palos de oliva desde la mañana cociéndose les daba un sabor difícil de igualar, hoy que se habla tanto de la comida o alimentos ecológicos o dieta mediterránea nuestras Abuelas y madres lo practicaban con muy buen criterio, un plato caliente a esas hora quitaba el hipo, el almuerzo ya estaba un poco lejano y un vasillo de vino blanco, con un taloncillo de pan acompañado de alguna aceituna negra si quedaban, raspilla de bacalao y hasta en algunos casos un poquillo de tocino de veta era el paso previo a la comida o merienda como así se decía.
Una vez habían llegado el Padre de trabajar y los hijos unos ya de echar algún peóncillo o los más chicos de la escuela la mesa de la cocina era como el altar de la casa, la cazuela de grana en el centro para recibir el suculento guiso, el platillo de picantes secos o pimientos y como decía antes si aún quedaban aquellas deliciosas aceituna rajas negras como el luto cada uno con su cuchara y talón de pan en la mano, nos disponíamos a llenar la barriga previo a que el Padre o la Madre nos dirían la famosa frase:! a la Nenes, meter mano y tener cuidao que quema, soplar antes ¡.
Aquí lo dejo hoy quizá otro día pueda recordar el resto del día.
Un saludo desde la Pamplonas.
M. Nieto de M. Rasca.
18 de Mayo del 2013
