A parte del “Buenas paisanos”… ¡Puf! No sé por dónde empezar. Durante los últimos días me encuentro metido de lleno en la convocatoria de Junio. Siete exámenes por delante cuyo resultado dirán cuanto hemos hecho este cuatrimestre. Sin embargo, no le echaré la culpa de mi ausencia en el foro a los exámenes. No. Como he dicho muchas veces, prácticamente desde que hice mi primera aportación, debido a mi relativa juventud, teniendo como punto de referencia al resto de los paisanos y foreros, son muy pocas las oportunidades que tengo de “meter baza” en las conversaciones diarias de nuestro foro. La mayoría de las veces porque se habla de personas que son bastante anteriores a mí y otras incluso fallecieron antes de mi alumbramiento, con lo cual poco puedo aportar. Aunque eso no quite que entre casi a diario en esta ventana, muchas veces por simple curiosidad.
Hoy me he topado con algunos comentarios que son de mi interés. Algunos por ser totalmente contrarios a mi opinión y otros por ser muy cercanos a la misma.
¿Qué decir de la aprobación de la tres comidas por la Junta de Andalucía destinada a niños que se hallan en familias con problemas económicos? Las encuestas hablan por sí solas y el maestro Luis Marín las ha evidenciado. Habrá quien hable de populismo, otros lo considerarán un derroche (lo aseguro) y otros dirán que es consecuencia de 30 años de un mal gobierno andaluz… Que viva la frivolidad y olé!
Corrupción en la clase política. ¿Qué decir también? Nos encontramos en un país donde nos gusta sumarnos al carro de la novedad, al topicazo y a aquello que piense la mayoría por el simple hecho de ahorrarnos un rato de pensar por nosotros mismos. Promulgamos el “lo que piense la mayoría será verdad”. Hemos estado unos cuantos años sin quejarnos. Cuando todo lo que relucía era oro, cuando nuestro PIB crecía a buen ritmo, cuando nuestro déficit era prácticamente inexistente, cuando todo el mundo compraba pisos, construía casas, conseguía préstamos a pagar en 40 años con un sueldo miserable de 1000€ mensuales… nadie se quejaba. Ni siquiera de los políticos. Somos unos comodones paisanos. Ahora la mitad sabemos que el gobierno de Aznar infló la burbuja inmobiliaria, propició las hipotecas basura, recalificaciones de terreno, hizo posible que fluyera el crédito para todo el mundo, incluso para aquellos que a la larga no podrían permitírselo, y que basó la producción y el crecimiento de un país en la construcción. Todos teníamos un coche nuevo y una casa a estrenar sostenido por un matrimonio con sueldos mileuristas. ¿Alguien se quejó por aquel entonces? Ningún partido político. Ningún español se quejaba de corrupción política. Pero es que cuando todo va bien a ver quién es el gilipollas que levanta la tapa.
Cuando Zapatero hizo las mayores medidas en política social de la historia del país, tampoco se oyeron voces de nadie en contra. Había un país con superávit cuya producción y sostenibilidad se basaba en la construcción (cosa ignorada conscientemente por todos) y que tenía dinero para llevar a cabo este tipo de medidas. Sin embargo, la gallina de los huevos de oro se cansó de “cagar” (con perdón). Habíamos construido mas edificios que gente había para comprar y a precios que no se podían pagar. Las constructoras vieron como sus ventas bajaban hasta el punto en que tuvieron que dejar de construir. Al ocurrir esto tuvieron que despedir a albañiles, fontaneros, electricistas… dedicados al sector. Las empresas de muebles, electrodomésticos, etc., dejaron de tener ventas con lo cual sus empleados fueron despedidos. Millones de personas al paro y todavía hay quien se pregunta por qué o peor, echan la culpa de todo al gobierno socialista junto con la crisis financiera mundial…
Ahora estamos jodidos. Tenemos a un gobierno de derechas que en lugar de llevar a cabo medidas de estímulo que reactiven el consumo, como aconsejan gran parte de los economistas, (ahí está EE. UU cuyas medidas de estímulo han reactivado su economía (siempre habrá alguna mente prodigiosa que diga que EE. UU no es España…Nos ha jodido!), está destruyendo el apenas desarrollado estado de bienestar español (gran parte de los politólogos con autoridad internacional ni siquiera llaman al sistema español “Estado de Bienestar” por su escaso presupuesto y gasto público en materia de política social entre otro factores). Algunos creían que el PP acabaría con la crisis de un plumazo, otros creían que con la derecha progresaríamos más que con la izquierda, había quienes achacaban la crisis a la persona de zapatero… Fantasías propias de aquellos ilusos que había hecho de nosotros una etapa de bienestar basada en la arcilla.
Cuando todo iba como queríamos, cuando había dinero y crédito para todos nadie se quejaba del partido gobernante (fuera del PP o el PSOE), nadie se quejaba de los políticos. Todos acallábamos nuestras conciencias yendo a votar cada 4 años. El resto del tiempo poco queríamos saber de política, de economía, de democracia, de derechos fundamentales… ¡Que se encarguen los políticos que para eso les pagamos! Pues ahí lo tenemos. Ahora queremos volver a tener la participación política a la que renunciamos a cambio de dejar de pensar y ver qué sucedía a nuestro alrededor. Hay veces que pienso que tenemos lo que nos merecemos, por haber sido tan ilusos al creer que un bienestar construido con cimientos de barro y creado para acallar nuestro raciocinio para que otros hicieran cuanto les viniera en gana sin que el populacho (con perdón) preguntara por qué y de dónde viene era para toda la vida. Pero cuando pienso en esos niños que van al colegio sin desayunar, en los estudiantes que dejan sus estudios por haberles sido retiradas la becas a pesar de cumplir los requisitos (entre quienes me incluyo), en las personas mayores que no pueden permitirse pagar su tratamiento gracias al medicamentazo, en las personas enfermas de cáncer que no pueden recibir un tratamiento más innovador porque el gobierno no ha introducido los nuevos medicamentos antitumorales por no querer sobrepasar el presupuesto, en los profesores que son despedidos de sus centros porque se ha aumentado el número de alumnos por clase, etc, etc, etc. Cuando pienso en ellos, me recuerdo a mi mismo que puede que fuéramos inconscientes al dejar hacer y deshacer a los políticos (algunos) como les vinieran en gana mientras a nosotros nos fuera bien; pero cuando también me acuerdo de que aun así sigue habiendo dinero para quienes siempre lo han tenido y son los principales culpables de lo que estamos viviendo, no me queda otra cosa que reconocer que todos no somos iguales. Así es. Seré de los pocos gilipollas que creen que en este país hay dinero para sustentar el sistema de bienestar. Todo lo contrario a lo que nos está vendiendo la derecha. Pero lo creo. Todo depende de las prioridades que cada uno tenga. Si una facción tiene por prioridad rellenar a los bancos, empresarios, farmacéuticas (pensemos en la nueva ley sobre medicamentos que se encuentra en rampa de lanzamiento), etc., de dinero como si fueran pavos en el día de acción de gracias, veremos que no hay dinero para becas, medicina, educación, ley de dependencia… Si reordenamos nuestras prioridades, reformamos un sistema fiscal hecho a la medida de las grandes fortunas, invertimos el dinero de nuestro estado en mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y en atender las necesidades de los españoles veremos que harán falta albañiles, pintores, fontaneros, electricistas, maestros, profesores, médicos, enfermeros, abogados, agricultores, ganaderos, asistentes sociales, trabajadores del hogar… y que si son contratados, tendrán un sueldo con el cual consumirán, compraran, contratarán gente, pagaran impuestos… reactivarán la economía. Que no os vendan la moto. El problema no es otro que el favoritismo de clases y el deseo de un estado neoliberal donde el estado, como garante de los derechos de todos los españoles, apenas intervenga. Neoliberalismo señores, dejémonos de crisis. Vamos a espabilarnos.
Hoy me he topado con algunos comentarios que son de mi interés. Algunos por ser totalmente contrarios a mi opinión y otros por ser muy cercanos a la misma.
¿Qué decir de la aprobación de la tres comidas por la Junta de Andalucía destinada a niños que se hallan en familias con problemas económicos? Las encuestas hablan por sí solas y el maestro Luis Marín las ha evidenciado. Habrá quien hable de populismo, otros lo considerarán un derroche (lo aseguro) y otros dirán que es consecuencia de 30 años de un mal gobierno andaluz… Que viva la frivolidad y olé!
Corrupción en la clase política. ¿Qué decir también? Nos encontramos en un país donde nos gusta sumarnos al carro de la novedad, al topicazo y a aquello que piense la mayoría por el simple hecho de ahorrarnos un rato de pensar por nosotros mismos. Promulgamos el “lo que piense la mayoría será verdad”. Hemos estado unos cuantos años sin quejarnos. Cuando todo lo que relucía era oro, cuando nuestro PIB crecía a buen ritmo, cuando nuestro déficit era prácticamente inexistente, cuando todo el mundo compraba pisos, construía casas, conseguía préstamos a pagar en 40 años con un sueldo miserable de 1000€ mensuales… nadie se quejaba. Ni siquiera de los políticos. Somos unos comodones paisanos. Ahora la mitad sabemos que el gobierno de Aznar infló la burbuja inmobiliaria, propició las hipotecas basura, recalificaciones de terreno, hizo posible que fluyera el crédito para todo el mundo, incluso para aquellos que a la larga no podrían permitírselo, y que basó la producción y el crecimiento de un país en la construcción. Todos teníamos un coche nuevo y una casa a estrenar sostenido por un matrimonio con sueldos mileuristas. ¿Alguien se quejó por aquel entonces? Ningún partido político. Ningún español se quejaba de corrupción política. Pero es que cuando todo va bien a ver quién es el gilipollas que levanta la tapa.
Cuando Zapatero hizo las mayores medidas en política social de la historia del país, tampoco se oyeron voces de nadie en contra. Había un país con superávit cuya producción y sostenibilidad se basaba en la construcción (cosa ignorada conscientemente por todos) y que tenía dinero para llevar a cabo este tipo de medidas. Sin embargo, la gallina de los huevos de oro se cansó de “cagar” (con perdón). Habíamos construido mas edificios que gente había para comprar y a precios que no se podían pagar. Las constructoras vieron como sus ventas bajaban hasta el punto en que tuvieron que dejar de construir. Al ocurrir esto tuvieron que despedir a albañiles, fontaneros, electricistas… dedicados al sector. Las empresas de muebles, electrodomésticos, etc., dejaron de tener ventas con lo cual sus empleados fueron despedidos. Millones de personas al paro y todavía hay quien se pregunta por qué o peor, echan la culpa de todo al gobierno socialista junto con la crisis financiera mundial…
Ahora estamos jodidos. Tenemos a un gobierno de derechas que en lugar de llevar a cabo medidas de estímulo que reactiven el consumo, como aconsejan gran parte de los economistas, (ahí está EE. UU cuyas medidas de estímulo han reactivado su economía (siempre habrá alguna mente prodigiosa que diga que EE. UU no es España…Nos ha jodido!), está destruyendo el apenas desarrollado estado de bienestar español (gran parte de los politólogos con autoridad internacional ni siquiera llaman al sistema español “Estado de Bienestar” por su escaso presupuesto y gasto público en materia de política social entre otro factores). Algunos creían que el PP acabaría con la crisis de un plumazo, otros creían que con la derecha progresaríamos más que con la izquierda, había quienes achacaban la crisis a la persona de zapatero… Fantasías propias de aquellos ilusos que había hecho de nosotros una etapa de bienestar basada en la arcilla.
Cuando todo iba como queríamos, cuando había dinero y crédito para todos nadie se quejaba del partido gobernante (fuera del PP o el PSOE), nadie se quejaba de los políticos. Todos acallábamos nuestras conciencias yendo a votar cada 4 años. El resto del tiempo poco queríamos saber de política, de economía, de democracia, de derechos fundamentales… ¡Que se encarguen los políticos que para eso les pagamos! Pues ahí lo tenemos. Ahora queremos volver a tener la participación política a la que renunciamos a cambio de dejar de pensar y ver qué sucedía a nuestro alrededor. Hay veces que pienso que tenemos lo que nos merecemos, por haber sido tan ilusos al creer que un bienestar construido con cimientos de barro y creado para acallar nuestro raciocinio para que otros hicieran cuanto les viniera en gana sin que el populacho (con perdón) preguntara por qué y de dónde viene era para toda la vida. Pero cuando pienso en esos niños que van al colegio sin desayunar, en los estudiantes que dejan sus estudios por haberles sido retiradas la becas a pesar de cumplir los requisitos (entre quienes me incluyo), en las personas mayores que no pueden permitirse pagar su tratamiento gracias al medicamentazo, en las personas enfermas de cáncer que no pueden recibir un tratamiento más innovador porque el gobierno no ha introducido los nuevos medicamentos antitumorales por no querer sobrepasar el presupuesto, en los profesores que son despedidos de sus centros porque se ha aumentado el número de alumnos por clase, etc, etc, etc. Cuando pienso en ellos, me recuerdo a mi mismo que puede que fuéramos inconscientes al dejar hacer y deshacer a los políticos (algunos) como les vinieran en gana mientras a nosotros nos fuera bien; pero cuando también me acuerdo de que aun así sigue habiendo dinero para quienes siempre lo han tenido y son los principales culpables de lo que estamos viviendo, no me queda otra cosa que reconocer que todos no somos iguales. Así es. Seré de los pocos gilipollas que creen que en este país hay dinero para sustentar el sistema de bienestar. Todo lo contrario a lo que nos está vendiendo la derecha. Pero lo creo. Todo depende de las prioridades que cada uno tenga. Si una facción tiene por prioridad rellenar a los bancos, empresarios, farmacéuticas (pensemos en la nueva ley sobre medicamentos que se encuentra en rampa de lanzamiento), etc., de dinero como si fueran pavos en el día de acción de gracias, veremos que no hay dinero para becas, medicina, educación, ley de dependencia… Si reordenamos nuestras prioridades, reformamos un sistema fiscal hecho a la medida de las grandes fortunas, invertimos el dinero de nuestro estado en mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y en atender las necesidades de los españoles veremos que harán falta albañiles, pintores, fontaneros, electricistas, maestros, profesores, médicos, enfermeros, abogados, agricultores, ganaderos, asistentes sociales, trabajadores del hogar… y que si son contratados, tendrán un sueldo con el cual consumirán, compraran, contratarán gente, pagaran impuestos… reactivarán la economía. Que no os vendan la moto. El problema no es otro que el favoritismo de clases y el deseo de un estado neoliberal donde el estado, como garante de los derechos de todos los españoles, apenas intervenga. Neoliberalismo señores, dejémonos de crisis. Vamos a espabilarnos.