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JIMENA: Por lo que atañe a la cofradía del Cristo de Cabrilla...

A proposito de la Bandera Cabrilla, casualmente este domingo estuve en el pueblo con una persona que no es de allí y me preguntaba ¿que era esta fiesta? a lo que no pude contestarle, pues parece ser que fue una fiesta de antaño y que se ha recuperado, pero yo ni antes, ni ahora la he vivido. A ver si alguien se anima y nos cuenta un poco a cerca de esta fiesta, de la que seguro que el amigo Luis estará bien documentado. saludos

Lasmachorras. com te adjunto algo más de información que yo considero importante para que ilustres a tu amigo. El autor es Lazaro Gila Medina (Cronista oficial de Cabrase Santo Cristo)

CRÓNICA DE UN DÍA INOLVIDABLE

CELEBRACIÓN DEL 374 ANIVERSARIO DE LA LLEGADA A NUESTRO PUEBLO DEL PRIMER LIENZO DEL SANTO CRISTO DE BURGOS O DE CABRILLA.

De las numerosas solemnidades que nuestro querido pueblo celebra en honor del Santísimo Cristo de Burgos —20 de enero, fiestas patronales y 14 de septiembre—, por razones de todos conocidas la primera de ellas —estamos en el rigor del invierno, la población se reduce solamente a los que viven permanentemente en la localidad, el hecho de que en la mayoría de las ocasiones sea día laborable, etc.— hacen que los actos se celebren con una gran modestia y sencillez. A pesar de que ese día, fiesta local al igual que el 14 de septiembre, conmemoramos el hecho más importante de nuestra Historia: la llegada del primer lienzo del Santísimo Cristo de Burgos. Suceso trascendental, que nos sacaría del anonimato para convertirnos en uno de los más importantes pueblos-santuarios de la España de la Época Moderna, como señalaba el Cardenal Moscoso y Sandoval “Este es uno de los santuarios más famosos de España y consuelo de las Andalucías”.

Mas a pesar de ese carácter sencillo y austero, este año se ha revestido de una solemnidad especial, ya que nos ha acompañado una importante representación de las hermandades de Semana Santa de la localidad almeriense de Serón, un grupo de vecinos de Jimena, con su respectivo alcalde/sa y otros corporativos municipales, así como de la hermandad del Cristo de Burgos de la ciudad de Murcia. Eso ha originado el despertar de viejos y entrañables afectos entre pueblos, algo que parecía olvidado con el paso del tiempo y la natural usencia de aquellos otros cofrades y devotos que en su día lo vivieron en persona. Mas con sólo remover ese viejo rescoldo, celosamente guardado y trasmitido de generación en generación, la llama se ha reavivado con total intensidad. Y ha resultado ser una feliz realidad el poder comprobar, como, en la memoria de estas buenas gentes, es decir en sus descendientes sigue viva la profunda devoción, el entrañable amor y sincero cariño al Santo Cristo de Burgos o de Cabrilla.

A modo de resumen, para no fatigar al lector, de los momentos más memorables de este ya histórico día, diremos que a las doce fue el recibimiento oficial por parte del Ayuntamiento de todos los ilustres visitantes, quienes en primer lugar fueron a nuestra magna iglesia-santuario. Muy impresionados quedaron al contemplar directamente el Santo Cristo de Burgos en su excepcional trono procesional, todo él bellamente exornado de ricos ramos de flores. A las dos el Ayuntamiento ofreció un suculento almuerzo a todos los visitantes y mayores de la localidad, mas, como pude comprobar personalmente, estuvo abierto a todo el que quisiera ir sin ninguna restricción, es más quedaron libres bastantes sitios. En él confraternizamos unos con otros, aparte de que hubo numerosos intercambios de regalos y recuerdos entre las distintas cofradías y ayuntamientos. A las seis y media comenzó la solemne fiesta religiosa que fue concelebrada por varios sacerdotes, entre los cuales estaba el párroco de Jimena, quien de este modo arropaba a sus feligreses y por fin sobre las ocho menos cuarto de la tarde hacia su salida procesional el Santísimo Cristo de Burgos. Si siempre es impresionante y emocionante verlo salir por la puerta de la iglesia, especialmente desde el momento en que es visible por todas las gentes que llenan las dos plazas, en esta ocasión el entusiasmo fue aún mucho mayor, pues iba precedida de un número muy considerable de estandartes, banderas y hermanos mayores con sus respectivos cetros. Mas para mí personalmente, me fue muy grato contemplar de nuevo la bandera de Jimena. Una pieza, al igual que su cetro, de gran valor histórico-artístico, que al final de la procesión, como se hacía antaño, sería tremolada en la plaza mientras niños y no tan niños se arremolinaban y agachaban bajo ella sin sufrir daño alguno, pues el noble jimenato que la tremoló resultó ser un gran experto en estas lides. Finalmente, y tras un último momento de convivencia delante del trono del Santo Cristo de Burgos, como la noche ya estaba algo avanzada y era bastante fría, cada uno emprendió el regreso a su lugar de residencia.

Haciendo un poco de historia, la cofradía del Cristo de Cabrilla de Serón hubo de ser una de las primeras en fundarse junto con la de Guadix. Pues, justo al año siguiente de llegar el Cristo de Burgos, es decir en 1638 le traían de regalo esa esbelta cruz de mármol de Macael, que, erigida en uno de los lugares claves de nuestro pueblo —la calle Real con la de la Palma—, ha hecho que esta noble localidad almeriense haya estado, esté y estará por siempre presente en la vida colectiva de nuestro pueblo. Punto de referencia para todas las citas y encuentros de los cabrileños hasta comienzos de los años sesenta de la pasada centuria en que se trasladó unos metros más arriba para centrar la plazoleta, precisamente nominada de la Cruz de Serón. Durante muchos siglos fue también el Humilladero de nuestro pueblo, es decir el lugar donde al amanecer concurrían todos los jornales o braceros —los que no tenían más que sus brazos para ganarse su sustento—a esperar que algún hacendado o terrateniente del pueblo los quisiera contratar para trabajar en sus tierras. De ahí que el excelso símbolo de la cruz adquiriera su verdadera dimensión al convertirse en consuelo, bálsamo y refugio para estas pobres y humildes gentes, que habían dejado en sus pobres casas a una esposa y unos hijos a los que tenía que sacar adelante.
CONTINUA

Por lo que atañe a la cofradía del Cristo de Cabrilla de la vecina y hermana villa de Jimena ocupa un lugar especial en la memoria de los niños que conformamos la generación posterior a la guerra civil. Su venida a esta localidad era en la mañana del 28 de septiembre, al llegar a las Canteras —algo más de dos kilómetros del casco urbano— tiraban unos cohetes y eso era la señal de que ya estaban cerca del pueblo. Inmediatamente se ponía la comitiva en marcha. Integrada por el ayuntamiento, clero parroquial, cofradías locales, vecinos y especialmente toda la chiquillería, animados por los gigantes y cabezudos, especialmente por el Pinchalasuvas, se encaminaban a la fuente del Moralejo. En este lugar se celebraba el fraternal encuentro y tras los saludos de rigor se retornaba con júbilo y alegría hasta la iglesia parroquial donde saludaban con viva emoción al Cristo de Cabrilla y se entonaba un Solemne Te Deum en acción de gracias. Cuatro días permanecían con nosotros aquellas buenas gentes de Jimena, que todo el Pueblo de Cabra trataba con sumo afecto y cariño, pues era la única cofradía, de las muchas documentadas a lo largo de los siglos, que nunca dejaron de venir y fueron fieles a su cita anual con el Cristo de Cabrilla.

Al día siguiente, 29 de septiembre, primer día de fiestas, ellos ofrecían a su costa la solemne función religiosa y procesión del Santo Cristo de Burgos. El 30, correspondía a la hermandad local de la Esclavitud, popularmente conocida por la de los ricos, pues la integraban los hacendados por la localidad, y, el tercer día, era el de la hermandad local de los Arrieros, o la de los pobres, muy mayoritaria por acoger a todas las gentes sencillas y humildes del pueblo.

En 1968, en su visita pastoral a esta localidad, el entonces obispo Félix Romero Mengíbar pidió que las dos cofradías locales se fusionasen en una sola, ya que después del Concilio Vaticano II no era de recibo el que existiesen una hermandad de ricos y otra de pobres. Así se hizo, asumiendo la nueva hermandad local los dos últimos dos días de fiestas y siguiendo Jimena, como lo venía haciendo desde tiempo inmemorial, con el primero.

Es decir, el primer día de fiestas, siempre, siempre, fue el día de las cofradías que venían de fuera. Sabemos que en los momentos de máximo auge de la peregrinación al Cristo de Cabrilla, se encargaban de coordinar las muchas hermandades que venían el día de san Miguel Arcángel, la muy poderosa Hermandad de la Mesta o de los Ganaderos del Reino de Granada, establecida canónicamente en la basílica de las Angustias —todavía aún la primera capilla del lado izquierdo es la del Cristo de Los Pastores o de Cabrilla— y la de Guadix, la más antigua y la que más prerrogativas gozaba —ya el año pasado, en septiembre, celebraron un solemne triduo en la catedral accitana al Cristo de Cabrilla y habría que animarlos a que volvieran de nuevo a nuestro pueblo—.

Las cosas cambiarían radicalmente en 1971 al pasar las fiestas de septiembre a agosto. A primero de julio una pequeña comisión de la cofradía de Jimena visitó al párroco de Cabra, Luis Sánchez Navarro, plenamente confiados en que, aunque hubieran cambiado las fechas de las fiestas, ellos seguirían celebrando el primer día, pues tenían derechos adquiridos desde mucho tiempo atrás. Sin embargo, las ocultas intenciones de este insensible sacerdote eran otras, ya que no entendía que en los tres días de fiestas hubiese misa y procesión. Para él las fiestas eran como una semana santa, mucho más festiva, pero casi una semana santa, de ahí que su intención era dejar sólo de festividad religiosa el primer día y los dos restantes a otras actividades lúdicas y profanas. En consecuencia, la cofradía de Jimena le estorbaba, mas no podía decírselo directamente. De ahí que le ofreciera sólo el tercer día de fiestas, aduciendo que al ser el Cristo del pueblo, éste tenía preferencia. Ellos insistieron e hicieron valer sus legítimos derechos históricos adquiridos, además el que a partir de ahora por razones económicas sólo vendrían un día y al ser el 15 de agosto no laborable no se perjudicarían. Ninguno de estas dos poderosas y humanas razones hicieron cambiar al párroco de actitud. A partir de aquí la conversación por parte del citado sacerdote se desarrolló en unos términos que prefiero obviar. Por lo que profundamente dolidos, en última instancia, ya no les quedaba más opción que dejar venir.

Cuarenta años han pasado de este triste y lamentable episodio del que fui testigo, que he llevado clavado en lo más profundo de mi alma y que por primera vez describo en su totalidad. Pues no quedan aquí las cosas, sino que, en varias ocasiones en que, posteriormente, estando ya fuera nuestro pueblo, le he sacado el tema a este sacerdote con el fin de hacerle ver que su actitud ni fue correcta ni justa. No solamente no admitía ni la más mínima posibilidad de equivocación, sino que, muy al contrario, se sentía plenamente orgulloso de lo que hizo.

Como todos sabemos aquello fue un total y rotundo fracaso —nuestras fiestas patronales son muy originales, así lo llevamos haciendo ya 374 años y el día que no hay fiesta y procesión es un día sin sentido y totalmente anodino—. El malestar de todo el Pueblo al enterarse de que Jimena no vendría más fue in crescendo, llegando a su culmen al segundo día de fiestas. Ante lo enrarecido del ambiente en la tarde del día 16 de agosto de 1971, el párroco anunciaba por megafonía que al día siguiente habría de nuevo solemne fiesta religiosa y procesión. ¡Hermosa rectificación!, pero el daño ya estaba hecho y las buenas gentes de Jimena corporativamente ya no vendrían más, no así a título particular a lo largo del año y especialmente en verano.

Por eso me he alegrado en sobremanera el que de nuevo vuelva Jimena, así como también con la presencia de las magníficas gentes de Serón, sin olvidar a mis queridos amigos María y Francisco, fundadores de la Hermandad del Santo Cristo de Burgos de Murcia y muy conocidos por todos los cabrileños, pues su presencia en las fiestas de agosto es algo ya muy normal.

Finalmente, porque justicia distributiva es dar a cada uno lo que le corresponde, quiero reconocer y agradecer públicamente a las Corporaciones Municipales de Cabra del Santo Cristo, Jimena y Serón, en la persona de sus respectivos alcaldes y alcaldesa, el enorme empeño y afán que, al margen y por encima de las ideas que cada uno legítimamente pueda profesar, han puesto para hacer realidad este feliz encuentro de pueblos, hombres y mujeres, unidos y hermanados por la devoción al Santo Cristo de Burgos o de Cabrilla.

Qué gozoso ejemplo de valentía y coherencia el de estos hombres y mujeres, especialmente en unos momentos difíciles, en que domina un laicismo agresivo y un profundo proceso de secularización de la vida y de las costumbres a fin de reducirlas a lo estrictamente privado. ¡Ojalá este primer encuentro se consolide y el 15 de agosto, cuando nuestro pueblo adquiere una plenitud que no tiene el resto del año, el primer día de fiestas, vuelva a ser de nuevo el de las cofradías foráneas!

He de decirte que la cronica esta profusamente ilustrada por fotografias cedidas por Francisco Muñoz Garrido al que el autor agradece su gentileza.

http://www. cabradelsantocristo. com/index. php/monograficos/varios-sobre- el-cristo-de-burgos/117-jimena -vuelve. html

En esta dirección podrás ver tú y tu amigo (y el que lo desee, claro) la cronica al completo con las mencionadas fotos que son muy interesantes.
un saludo y buen dia a todos.