El relato completo, muy ameno, bien trazao e interesante por su contenido y por su forma, galopas leyendo y quieres mas y mas, pasa el tiempo y lo vas engullendo, sobre todo porque toca la fibra del recuerdo ¿que generación no conoce el Patio del Castillo?, y todo con gracia, salero y buen hacer, creo que anda rayando el "10", pero, siempre hay un pero, para los que no somos sensibles al embrujo que rodeó el acto y lo vivimos por fuera, solo nos queda la parte mas humana de la noche, del profesor D. Antonio, no lo ví, de D. Juan Ballesteros, no lo pude saludar, no tropecé con él, aunque lo conozco bien, pero de la niña Belén, ¿sabeis por qué cantó como cantó y movía las manos como las movía? porque antes de entrar al Castillo, en el Bar de los Mazos, se comíó un bocadillo de jamón, toda una barra de pan con las tetas quitás, y una coca cola, sin hielo, así entró con el poderío que entró.
Así lo vimos y así lo contamos, son los entresijos de la embrujada noche hermosamente relatada por el Tito Luis.
Así lo vimos y así lo contamos, son los entresijos de la embrujada noche hermosamente relatada por el Tito Luis.