Parece ser que toda la sala redonda, o sea en el lugar donde se halla la pintura del barco, estaba llena de frescos, que por unas causas u otras han desaparecido, como ocurre con la pintura esquemática que nos ocupa, aunque es un conjunto de difícil interpretación, llegué a conocer su existencia porque un día, ya muy lejano, cuando se empezó a restaurar el Castillo o Casa Castillo, como así le llamaba el señor que empezó dicha obra (del que no recuerdo su nombre en estos momentos, solo se que venía de Ubeda) se las enseñó al crítico de arte Viribay y al ya desaparecido, Francisco Cerezo, pintor y escultor, muy concocido en toda Andalucía, y para que se hicieran visibles había que emplear la técnica del humedecimiento por agua por medio del spray, como denota la foto.