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JIMENA: Lo he liedo completamente y con detenimiento, las suposiciones...

¡Estimado ¿desconocido? y sin embargo bien recibido Sr. EmeEle:

Algunos se podrán preguntar por qué digo Sr. y no Sra., pues sencillamente porque aunque carezco de la famosa “intuición” femenina, me barrunto que por lo menos en algo coincidimos Ud. y yo: en el género, masculino en este caso.

Le contesto por alusiones al considerarme clasificado por Ud. como uno de los “desmemoriados” a los que hace referencia en su mensaje. Mi suposición se basa en qué entre mi última respuesta a D. Francisco Muñoz y su mensaje (el de Ud.) no hay intervenciones de otros Foreros a los que pueda ir dirigida su intervención y su clasificación. Me parece correcto y le diré que a mí no me importa que se utilice un “alias” desconocido siempre que la intervención se haga con respeto. Veo que Ud., en este caso, cumple esa norma. Pero una vez dicho esto, le voy a hacer algunas matizaciones:

En primer lugar, me parece muy bien el uso que Ud. hace de la “hemeroteca” y de la habilidad en el “cortar y pegar”. Quizás eche de menos algo más de aportación propia. No tengo nada que objetar en cuanto a las cifras de todos los recortes mencionados y según consta en mi propio archivo son correctas.

En segundo término, creo que se confunde al incluirme entre los “desmemoriados”. En todo caso, a nuestras edades (creo que Ud. estará al corriente de la mía, porque hace poco, aquí mismo, hice referencia a ella), lo que ya vamos adquiriendo es una ligera “demencia senil”, pero sin embargo, diferente a los síntomas de Alzheimer de los que Ud. hace gala (siempre con el cariño que se merecen estos enfermos y que es la mejor medicina para esa desgraciada enfermedad que conozco bastante bien por casos de familiares y amigos que están afectados por ella). Voy a tratar de explicar la diferencia, tal como yo la veo, entre la “Desmemoria” y el “Alzheimer”. Sería así: mientras que la primera afecta a la pérdida de recuerdos de toda la vida del individuo en cuestión, la segunda tiene una particularidad, que la persona afectada por ella sólo recuerda el pasado y, sin embargo, olvida el presente más inmediato. Como eso es lo que se ve claramente en su intervención, espero que no se lo tome como ofensa, si es así, le presento mis disculpas por llegar a tal comparación.

En tercer lugar, quiero hacer una afirmación y una aclaración. La afirmación es que mi discusión con D. Francisco Muñoz estaba centrada en el presente y por lo tanto no tenía por qué hacer una referencia al pasado, aunque sea bastante cercano. La aclaración se refiere a quienes piensan que yo trato de defender la Política Económica realizada (sobre todo en los dos últimos años) durante la segunda legislatura del Ejecutivo saliente. Se equivocan de pleno los que lo piensen. Nunca he estado adscrito a las siglas de ningún partido político ni organización sindical. Ya lo he explicado alguna vez, en Jimena y desde una tribuna pública: mientras que sea servidor de la Administración del Estado, no tomaré la “bandería” de ninguna organización que tenga como finalidad la conquista del Poder Político. Es mi forma de pensar (otros funcionarios piensan y hacen lo contrario y militan donde les da la gana porque nada, ni nadie se lo impide) y los que me conocen pueden responder de ello. Comencé trabajando (a los 20 años) con Franco y figúrese si he conocido Gobiernos de todo tipo y color desde entonces. Ahora bien, como es óbice, eso no quiere decir que no tenga una Ideología Política y Económica que esté más cercana a unas posiciones determinadas y que para esgrimirlas no me ha hecho falta caer en el anonimato. A mis intervenciones en esta Página me remito.

En cuarto lugar, yo también voy a dar unas cifras sobre algunas variables económicas centradas en los momentos claves de los años recientes. Así, cada una sacará sus propias conclusiones. Aunque las grandes magnitudes económicas nos afectan a “todos” en general, las que voy a comentar afectan en especial a la “clase” trabajadora. Y empleo la palabra “clase” porque, contra lo que muchos no quieren reconocer, nos encontramos en una nueva batalla o “lucha de clases” que nunca se debió dar por finalizada. Desde el día en que el mundo del Trabajo cayó en la Complacencia, la Abulia y el Acomodamiento, el Sistema Capitalista ha tardado poco en volver por su camino preferido: el camino de la explotación de los asalariados y la práctica supresión de los derechos sociales que con tanto esfuerzo habían llegado a conseguir. Me refiero a los derechos relativos a la Sanidad y Enseñanza (asequibles prácticamente para todo el pueblo), el derecho a un Salario digno (aunque siempre insuficiente), Protección ante las situaciones de Desempleo y Asistencia Social para los mayores complementada por unas Pensiones tanto de nivel Contributivo como de nivel no contributivo o asistencial en el caso de no cumplir los requisitos necesarios para tener derecho a una pensión mínima. Podía seguir citando algunos derechos más que no paran de disminuir o casi desaparecer.

Estando de acuerdo con Ud. en que los logros se miden al final de cada legislatura, sin embargo creo que hay un lapsus en esa afirmación: determinadas cosas no pueden esperar a que se terminen esos cuatro años, sencillamente por una razón, porque la supresión de algunos derechos esenciales en la vida de las personas puede dar lugar (como está pasando ahora mismo) a dos situaciones irreversibles. Una, que algunas lo están pagando con su propia vida y otra, que parte de los derechos elementales que se están suprimiendo va a costar sangre, sudor y lágrimas recuperarlos, si es que alguno se vuelve a recuperar. Las nuevas condiciones del poco trabajo que se crea (hasta ahora el escaso empleo creado no ha compensado al destruido) están inmersas en la precariedad, la temporalidad, las jornadas parciales y unas retribuciones en las que el Salario Mínimo Interprofesional (645,3 euros mensuales) es un sueño para algunos jóvenes y otros menos jóvenes. La privatización de la Sanidad y el Copago en las Medicinas en los tratamientos hospitalarios ya comienzan a dar sus resultados y un repaso diario de los Medios de Comunicación nos sirve para comprobar los miles de casos de niños, mujeres y hombres que ya están sufriendo en su propia carne estas vicisitudes enunciadas. (SIGUE)

Gracias por el D. (no creia que me considerabas de tan alto calado), pero si me crees el objeto de tu diana, estás completamente equivocado, sigo siendo enemigo acérrimo de los anonimatos y mientras haya una gota de mi sangre en mis venas lo seguiré siendo.

Le contesto por alusiones al considerarme clasificado por Ud. como uno de los “desmemoriados” a los que hace referencia en su mensaje. Mi suposición se basa en qué entre mi última respuesta a D. Francisco Muñoz y su mensaje (el de Ud.) no hay intervenciones de otros Foreros a los que pueda ir dirigida su intervención y su clasificación. Me parece correcto y le diré que a mí no me importa que se utilice un “alias” desconocido siempre que la intervención se haga con respeto. Veo que Ud., en este caso, cumple esa norma. Pero una vez dicho esto, le voy a hacer algunas matizaciones.

Creo que no has leido muy a fondo cuando me dices que te considero el objeto de mi diana ¿O no?.

Lo he liedo completamente y con detenimiento, las suposiciones si no se pueden probar son solo suposiciones, asi es que supongamos que me he equivocado, yo nunca sabré si yerré o acerté.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Además aqui vamos a dar una pequeña lección de gramática.
Dices:"... Creo que no has leido muy a fondo cuando me dices que te considero el objeto de mi diana ¿O no?", por tanto das por sentado y afirmativo que yo digo que tu dices que yo creo que soy el objeto de tu diana.
Sin embargo olvidas que existe el condicional en nuestra querida gramática, ya que solo en el supuesto de que "... pero si me crees el objeto de tu diana, estás completamente equivocado..." solo en el caso de que tú creas que soy el objeto de tu diana, habría acertado, si no me crees dicho objeto no estarías equivocado.
No es un rompecabezas, despacio y con calma, por favor palabra a palabra y frase a frase, para evitar confusiones hay que darle su sentido a cada una de ellas. ... (ver texto completo)