¡Y como me gustan! Bueno..., me gustaban, porque no las he vuelto a
comer. Las recuerdo bien tiernas, fritas con huevos... Hummmm... Como para comerse un buen trozo de
pan empapado...
Me alegro que Hugo ya esté recuperado. Gracias a Dios, en los niños esas cosas se arreglan rápido. Por cierto, Ahinoa (la hija de Brahiana), ayer se cayó de una patineta y se lesionó la clavícula. Hoy hablé con la mamá y me dice que ni siquiera eso la "aquieta", y es que tienen una vitalidad tremenda. Un beso y saludos
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