¡A sus órdenes mi Coronel:
Yo siempre fui un cabo rojo (¡no seas mal pensado!: era por los galones) para quien las órdenes de mis Superiores estabam por encima de lo Sagrado.
Tú, no preguntes dónde empezamos (en el Kiosko de Cánava), sino cuándo y en que "sitios" terminamos.
Yo no tengo prisa hasta el domingo a las nueve de la
noche aunque, aunque sea para que me suba la tensión hasta niveles grana-blues.
Si no ordena Usía alguna cosa más me despido porque estoy oyendo el toque de fajina.
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