Como es sabido, las Ciencias adelantan que es una barbaridad. Pero ahora resulta que también las Letras han intentado hacerlo, aunque con escasa fortuna, en la España de las últimas décadas, quizás porque los renovadores no eran precisamente maestros en la lengua de Nebrija, quizás porque quisieron poner nuestra gramática al servicio de una ideología, y quizás también por creer que la mayor o menor relevancia políticoinstitucional de su puesto o cargo les garantizaba una especie de “gracia de estado” para sentar cátedra en cualquier materia. Sería interesante conocer la formación de muchos de estos personajes en la asignatura de Lengua y Literatura Españolas. Uno se acuerda del Maestro Ciruela, que no sabía leer pero puso escuela.
Las citas no están ordenadas con un estricto criterio cronológico, pero van, en líneas generales, de ayer a hoy. Eso sí, primero las señoras y después los caballeros. Nada, pues, de las socorridas “cremalleras” para evitar discriminaciones sexistas. Por lo demás, este pescador de perlas lamenta que haya más de un género que de otro, así como que la mayoría de sus autores comparta una ideología determinada. De ahí que aproveche la ocasión para pedir a sus lectores el envío de cualquier otra cita documentada que consideren digna de mención. Otra cosa es que los desequilibrios aumenten en lugar de disminuir. Pero eso no depende de nosotros sino de la vida misma.
La de hoy es la primera de tres entregas que se publicarán en días consecutivos. Y basta de prólogos. Empecemos por el principio.
Carmen Romero, profesora de Lengua y Literatura española, si no estoy equivocado, y esposa del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, inició la renovación del castellano o español como uno de los medios más eficaces para combatir el machismo, la discriminación de la mujer y su ocultación en el lenguaje. Su lógica es tan sencilla como convincente. Si hay jóvenes, también habrá “jóvenas”. A partir de ahí todo lo demás se nos dará por añadidura.
Bibiana Aído, mujer de honda formación folclórica y ministra socialista de Igualdad, dio el segundo paso. El gobierno sería un órgano sexísticamente dual con miembros y “miembras”. Aunque el nuevo vocablo (o vocabla) suena bastante mal, el progreso es el progreso. Por lo demás, Bibiana no se quedaba en la gramática pues sus conocimientos enciclopédicos se extendían a otras muchas disciplinas, entre ellas la biología y la astronomía.
Así, ante el asombro del viejo academicismo, aseguró que el feto era un ser pero no un ser humano. Se espera con impaciencia que, si sus tareas en un alto organismo de la ONU se lo permiten, complete su aserto con el calificativo que corresponda. ¿Será un feto cuasi humano? ¿O se referirá a una especie animal ya extinguida? ¿O será un superhombre “in fieri”? La ilustre bióloga nos debe una respuesta a la interrogante que ella misma ha abierto.
Desgraciadamente, tampoco parece que la culta Bibiana haya tenido mejor fortuna con su apotegma astronómico. Primero porque pudiera confundirse con un horóscopo, y segundo porque la realidad ha sido muy distinta. Se trataba de un “acontecimiento interplanetario” basado en una serie de coincidencias entre Obama, presidente de los Estados Unidos de América, y José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno del Reino de España, dos líderes gemelos para el progreso de Occidente. Sus fechas de nacimiento, así como número y sexo de sus descendientes (o descendientas) directos (o directas), conformarían la sólida base de una afirmación rica en consecuencias.
Volviendo al lenguaje políticamente correcto, el tercer nombre corresponde por méritos propios a la actual presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. En sus tiempos como Secretaria de Organización del PSOE andaluz dio una zancada de gigante en la buena dirección. No contenta con el invento de alguna palabra en particular, pasó al “aggiornamiento” de frases completas. El Partido Socialista dispondría, según dijo, “de los mejores y mejoras candidatos y candidatas”. La verdad es que, pese al tiempo transcurrido resulta difícil superar la marca. Ahí queda para la posteridad esa pica en el Flandes de la lengua castellana, dicho sea pedantemente también.
Por seguir un poco el orden cronológico en estas citas de andaluzas de izquierdas, conviene recordar a Carmen Calvo, ministra que fue de Cultura. De ella procede la celebérrima frase de que “el dinero público no es de nadie”, dogma muy bien recibido por los mangantes de toda clase y condición para llenarse los bolsillos sin perjuicio, al parecer, del prójimo. Los mangantes múltiples a la sombra del poder, en los partidos, los sindicatos, las organizaciones empresariales y las administraciones en general, deberían levantar una estatua de cuerpo entero a quien convirtió el erario público en “res derelicta”, o sea, destinada a que haga suya el primero que así lo desee.
También se lució asegurando que era el único ministro o ministra que “a las doce de la noche está aún en algún sitio”. Cabría preguntarse dónde estarían sus colegas a esa misma hora. ¿En la nada? ¿En el vacío? ¿En algún espacio virtual? Con personas así todo es posible.
Pero la ministra no se detuvo ahí. Quizás por eso de la calor, ya que la señora es egabrense y hablaba en agosto de 2000, nos dejó al menos otra muestra de ingenio: la idea de crear una unidad móvil de peluquería para las mujeres que tienen cargo pero no tiempo.
José Luís Manzanares. Exmagistrado. La República. com
feliz otoño paisanos.
Las citas no están ordenadas con un estricto criterio cronológico, pero van, en líneas generales, de ayer a hoy. Eso sí, primero las señoras y después los caballeros. Nada, pues, de las socorridas “cremalleras” para evitar discriminaciones sexistas. Por lo demás, este pescador de perlas lamenta que haya más de un género que de otro, así como que la mayoría de sus autores comparta una ideología determinada. De ahí que aproveche la ocasión para pedir a sus lectores el envío de cualquier otra cita documentada que consideren digna de mención. Otra cosa es que los desequilibrios aumenten en lugar de disminuir. Pero eso no depende de nosotros sino de la vida misma.
La de hoy es la primera de tres entregas que se publicarán en días consecutivos. Y basta de prólogos. Empecemos por el principio.
Carmen Romero, profesora de Lengua y Literatura española, si no estoy equivocado, y esposa del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, inició la renovación del castellano o español como uno de los medios más eficaces para combatir el machismo, la discriminación de la mujer y su ocultación en el lenguaje. Su lógica es tan sencilla como convincente. Si hay jóvenes, también habrá “jóvenas”. A partir de ahí todo lo demás se nos dará por añadidura.
Bibiana Aído, mujer de honda formación folclórica y ministra socialista de Igualdad, dio el segundo paso. El gobierno sería un órgano sexísticamente dual con miembros y “miembras”. Aunque el nuevo vocablo (o vocabla) suena bastante mal, el progreso es el progreso. Por lo demás, Bibiana no se quedaba en la gramática pues sus conocimientos enciclopédicos se extendían a otras muchas disciplinas, entre ellas la biología y la astronomía.
Así, ante el asombro del viejo academicismo, aseguró que el feto era un ser pero no un ser humano. Se espera con impaciencia que, si sus tareas en un alto organismo de la ONU se lo permiten, complete su aserto con el calificativo que corresponda. ¿Será un feto cuasi humano? ¿O se referirá a una especie animal ya extinguida? ¿O será un superhombre “in fieri”? La ilustre bióloga nos debe una respuesta a la interrogante que ella misma ha abierto.
Desgraciadamente, tampoco parece que la culta Bibiana haya tenido mejor fortuna con su apotegma astronómico. Primero porque pudiera confundirse con un horóscopo, y segundo porque la realidad ha sido muy distinta. Se trataba de un “acontecimiento interplanetario” basado en una serie de coincidencias entre Obama, presidente de los Estados Unidos de América, y José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno del Reino de España, dos líderes gemelos para el progreso de Occidente. Sus fechas de nacimiento, así como número y sexo de sus descendientes (o descendientas) directos (o directas), conformarían la sólida base de una afirmación rica en consecuencias.
Volviendo al lenguaje políticamente correcto, el tercer nombre corresponde por méritos propios a la actual presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. En sus tiempos como Secretaria de Organización del PSOE andaluz dio una zancada de gigante en la buena dirección. No contenta con el invento de alguna palabra en particular, pasó al “aggiornamiento” de frases completas. El Partido Socialista dispondría, según dijo, “de los mejores y mejoras candidatos y candidatas”. La verdad es que, pese al tiempo transcurrido resulta difícil superar la marca. Ahí queda para la posteridad esa pica en el Flandes de la lengua castellana, dicho sea pedantemente también.
Por seguir un poco el orden cronológico en estas citas de andaluzas de izquierdas, conviene recordar a Carmen Calvo, ministra que fue de Cultura. De ella procede la celebérrima frase de que “el dinero público no es de nadie”, dogma muy bien recibido por los mangantes de toda clase y condición para llenarse los bolsillos sin perjuicio, al parecer, del prójimo. Los mangantes múltiples a la sombra del poder, en los partidos, los sindicatos, las organizaciones empresariales y las administraciones en general, deberían levantar una estatua de cuerpo entero a quien convirtió el erario público en “res derelicta”, o sea, destinada a que haga suya el primero que así lo desee.
También se lució asegurando que era el único ministro o ministra que “a las doce de la noche está aún en algún sitio”. Cabría preguntarse dónde estarían sus colegas a esa misma hora. ¿En la nada? ¿En el vacío? ¿En algún espacio virtual? Con personas así todo es posible.
Pero la ministra no se detuvo ahí. Quizás por eso de la calor, ya que la señora es egabrense y hablaba en agosto de 2000, nos dejó al menos otra muestra de ingenio: la idea de crear una unidad móvil de peluquería para las mujeres que tienen cargo pero no tiempo.
José Luís Manzanares. Exmagistrado. La República. com
feliz otoño paisanos.
Efectivamente, según quién lo lea, habrá que decir que está muy bien "expresado" o "espresada".