Seguimos en lo de siempre, los malos, los asesinos, los facistas, los indeseables, aquellos a los que otros, los anónimos, los buenos, los educados, los defensores de la libertad, aquellos que si se formara un Tribunal Popular (no sé si tardará mucho en producirse) no dudarían ni dos segundos en firmar una sentencia de muerte, en toda regla, para los demonios franquistas, con nombre y apellidos, seguiremos siendo siempre los despechados, porque nos conoceis.