El grupo más intelectual y más comprometido políticamente en los finales del franquismo fue, hasta cierto punto, una creación del productor y cantante Manolo Díaz, que, sin
militar en ningún momento en la formación, fue su componente más decisivo. Hay que situarnos en el hervidero socio-político que era la Universidad Complutense a finales de los 60. Grupos de folk como Nuestro Pequeño Mundo, con mogollón de chicos, chicas y guitarras, actuaban cada semana. El exiliado Paco Ibáñez enviaba desde París
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