Si no lo dices nunca lo hubiera identificado como el Barranco Gamellon. Más de una vez me rompí los pantalones en sus terreras y ya más mayorcito, cuando no estaba prohibido, puse los tallos de esparto untados con liria para coger algo que se pudiera llevar a la cazuela.
pobres pajarillos! hubiera preferido comer jaramargos!