Si no lo dices nunca lo hubiera identificado como el Barranco Gamellon. Más de una vez me rompí los pantalones en sus terreras y ya más mayorcito, cuando no estaba prohibido, puse los tallos de esparto untados con liria para coger algo que se pudiera llevar a la cazuela.
¡Arsa pilili! ¡Qué viejunos nos estamos haciendo! Yo también me eché por las terreras del Gamellón y quemé alguna que otra suela de alpargata para hacer liria y ponerla aunque donde más caían era en los aguaeros de Baulla. Saludos setentones.