Pedro, no sabes cuanto me alegro seguir viéndote con la trompeta en las manos. Todavía me acuerdo, y no creo que se me olvide nunca, de cuantas veces fui contigo, -te nombro en primera persona porque eras como mi angel protector-, y con tus compañeros a los
bailes, -por ejemplo a
Las Escuelas-, de serenatas y a alguna
fiesta más. Un abrazo, Pedro.