Hace unos años, entre en una hermandad, no sabia lo que era ser cofrade,
y mi
Cristo con su cara me alentaba a seguir.
Me perdi en el
camino y no me guiaron, solo mi Cristo me ayudaba.
No encontraba
sendero para seguir, pero mi Cristo me confortaba.
Su humildad me relajaba, y por El sigo aqui, mirando su imagen.
¡Al
cielo con El!