Al comienzo de la zona Santa Elena-La Aliseda-La Carolina pueden observarse las plantaciones forestales de Pino de Monterrey o insigne que ocupa buena parte del área potencial del alcornoque. No obstante, los alcornocales dominan el paisaje, bien en bosque o en grupos de ejemplares, pudiendo verse bajo ellos un rico estrato arbustivo con diversas especies: Brezo, Peral silvestre, Romero, Madroño, Retama de escobas, Labiérnago, Jara pringosa, Rascavieja o Cantueso, entre otras muchas.
Otros árboles frecuentes son la Encina, el Quejigo y el Pino resinero.
Las paradas en el río de la Campana permiten conocer la vegetación riparia, muy diferente de la cubierta vegetal circundante. Aquí dominan los fresnos y los alisos, acompañados de algunos olmos y sauces. En estos bosques ribereños el estrato arbustivo consiste en zarzales, escaramujos o rosales silvestres y majuelos.
En el paraje concreto de La Aliseda, la mano humana se deja notar en la presencia de enormes ejemplares arbóreos de origen cultivado como los castaños, pinos piñoneros, cedros o falsas acacias.
EL ALISO.
El Aliso es un árbol que llega a alcanzar los 20 metros de altura y que forma bosques en las riberas de ríos y arroyos, necesitando un buen grado de humedad. Sus hojas son redondeadas. Las flores masculinas son amentos cilíndricos que cuelgan de las ramas. Los frutos tienen forma de piñas pequeñas de color marrón. En la provincia de Jaén se encuentra asociado a los cauces de agua de Sierra Morena, donde forma bosquetes de gran belleza y singularidad.
Hasta el Salto del Fraile (cerca de Aldeaquemada), y en algunas zonas de Despeñaperros, podemos observar que la mayor parte de la vegetación se encuentra representada por diversas coníferas procedentes de las repoblaciones efectuadas en el lugar. Entre éstas, destacan los pinares y algunos cipreses que nada tienen que ver con la vegetación natural de esta zona.
La zona más interesante de nuestro recorrido, en cuanto a vegetación se refiere, es la comprendida entre el Salto del Fraile y Mojón Blanco, antes de llegar a la zona incendiada. Las especies que podemos observar son las típicas del bosque mediterráneo como la Encina, el Quejigo, el Roble Melojo y el Alcornoque, entre los árboles. Los arbustos están representados por un amplio cortejo de plantas como el Enebro, el Agracejo, el Madroño, el Lentisco, el Serbal, el Mostajo y el Brezo; plantas medicinales como la Mejorana, el Cantueso y el Romero, y diversas especies de jaras como la Jara pringosa y la Jara estepa. Las repoblaciones de pinos que tan desafortunadamente se han realizado en esta zona de Sierra Morena se corresponden con las especies Pinus halepensis, Pinus pinaster y Pinus Pinea.
La vegetación rípicola está representada por el bosque galería, con especies arbóreas como el Fresno, el Aliso y el Almez. Entre los arbustos destacan algunos sauces y mimbreras, las adelfas, el Tamujo, la Zarzamora y el Escaramujo.
En las paredes rocosas, donde existe un buen grado de humedad por la filtración del agua a través de éstas, destacan algunas especies rupícolas adaptadas a las grietas de las rocas, como son el Ombligo de Venus, el Clavel silvestre, la Doradilla, el Culantrillo de pozo y la Hiedra que se comporta como una rupícola trepando por los paredones rocosos.
EL MADROÑO
De la familia de las ericáceas, al igual que el Brezo, el Madroño (Arhutas unedo) es un arbusto típico de los bosques mediterráneos de encinares y alcornocales principalmente con suelos frescos, que puede llegar a medir hasta 9 metros, tomando porte de pequeño arbolillo. Sus hojas son de un verde intenso y las flores son blancas con forma de campanitas, formando densos ramilletes. Aunque lo más característico de este arbusto son sus frutos, consistentes en una baya redonda de color rojo- anaranjado y con verrugas, los cuales son comestibles, madurando en otoño y teniendo un agradable sabor.
EL ALMEZ
El Almez es un árbol de la familia de las ulmáceas, al igual que olmos y álamos. Puede alcanzar hasta 25 metros de altura y habita en barrancos y riberas de ríos, arroyos y humedales, resistiendo bastante bien las avenidas producidas por las aguas. Sus hojas son lanceoladas y aserradas en sus bordes. El fruto es la conocida almecina parecida a un guisante, la cual es comestible, siendo una importante fuente de alimentación para las aves que viven en los sotos ribereños. El almez se utiliza también como especie ornamental por su belleza, siendo un árbol muy longevo que puede vivir más de cinco siglos.
La zona de Baños de la Ecina- La Carolina-El Centenillo-Los Escoriales se distingue por los encinares aclarados y dehesas de encinas. En las zonas más húmedas y laderas situadas al norte predomina el encinar con piruétanos o Peral silvestre, junto a otras especies como son el Enebro, el Torvisco, el Labiérnago, la Peonía, el Madroño, el Espárrago y algunas enredaderas como la Rubia y la Madreselva. Junto a estos encinares húmedos, nos encontramos algunos bosquetes de alcornoques, donde se entremezclan los quejigos y plantas que prefieren lugares con cierta humedad, como son la Cornicabra, el Brezo, el Durillo, el Rusco y el Helecho común, entre otras. Otra formación también de lugares húmedos y frescos es el Melojo o Rebollo, que en algunos puntos de Sierra Morena forma pequeños bosquetes. El encinar de lugares secos y soleados, es decir de laderas expuestas al sol, es conocido como encinar con Mirto. Conforme el encinar se va degradando aparecen otras plantas como son la Coscoja, el Lentisco y diversos tipos de jaras que forman los denominados jarales. En la dehesa prevalecen especies como la Retama común y el Gamón. Entre las plantas aromáticas que podemos observar en nuestra ruta se encuentran el Cantueso, el Tomillo, el Romero y la Santolina.
Otros árboles frecuentes son la Encina, el Quejigo y el Pino resinero.
Las paradas en el río de la Campana permiten conocer la vegetación riparia, muy diferente de la cubierta vegetal circundante. Aquí dominan los fresnos y los alisos, acompañados de algunos olmos y sauces. En estos bosques ribereños el estrato arbustivo consiste en zarzales, escaramujos o rosales silvestres y majuelos.
En el paraje concreto de La Aliseda, la mano humana se deja notar en la presencia de enormes ejemplares arbóreos de origen cultivado como los castaños, pinos piñoneros, cedros o falsas acacias.
EL ALISO.
El Aliso es un árbol que llega a alcanzar los 20 metros de altura y que forma bosques en las riberas de ríos y arroyos, necesitando un buen grado de humedad. Sus hojas son redondeadas. Las flores masculinas son amentos cilíndricos que cuelgan de las ramas. Los frutos tienen forma de piñas pequeñas de color marrón. En la provincia de Jaén se encuentra asociado a los cauces de agua de Sierra Morena, donde forma bosquetes de gran belleza y singularidad.
Hasta el Salto del Fraile (cerca de Aldeaquemada), y en algunas zonas de Despeñaperros, podemos observar que la mayor parte de la vegetación se encuentra representada por diversas coníferas procedentes de las repoblaciones efectuadas en el lugar. Entre éstas, destacan los pinares y algunos cipreses que nada tienen que ver con la vegetación natural de esta zona.
La zona más interesante de nuestro recorrido, en cuanto a vegetación se refiere, es la comprendida entre el Salto del Fraile y Mojón Blanco, antes de llegar a la zona incendiada. Las especies que podemos observar son las típicas del bosque mediterráneo como la Encina, el Quejigo, el Roble Melojo y el Alcornoque, entre los árboles. Los arbustos están representados por un amplio cortejo de plantas como el Enebro, el Agracejo, el Madroño, el Lentisco, el Serbal, el Mostajo y el Brezo; plantas medicinales como la Mejorana, el Cantueso y el Romero, y diversas especies de jaras como la Jara pringosa y la Jara estepa. Las repoblaciones de pinos que tan desafortunadamente se han realizado en esta zona de Sierra Morena se corresponden con las especies Pinus halepensis, Pinus pinaster y Pinus Pinea.
La vegetación rípicola está representada por el bosque galería, con especies arbóreas como el Fresno, el Aliso y el Almez. Entre los arbustos destacan algunos sauces y mimbreras, las adelfas, el Tamujo, la Zarzamora y el Escaramujo.
En las paredes rocosas, donde existe un buen grado de humedad por la filtración del agua a través de éstas, destacan algunas especies rupícolas adaptadas a las grietas de las rocas, como son el Ombligo de Venus, el Clavel silvestre, la Doradilla, el Culantrillo de pozo y la Hiedra que se comporta como una rupícola trepando por los paredones rocosos.
EL MADROÑO
De la familia de las ericáceas, al igual que el Brezo, el Madroño (Arhutas unedo) es un arbusto típico de los bosques mediterráneos de encinares y alcornocales principalmente con suelos frescos, que puede llegar a medir hasta 9 metros, tomando porte de pequeño arbolillo. Sus hojas son de un verde intenso y las flores son blancas con forma de campanitas, formando densos ramilletes. Aunque lo más característico de este arbusto son sus frutos, consistentes en una baya redonda de color rojo- anaranjado y con verrugas, los cuales son comestibles, madurando en otoño y teniendo un agradable sabor.
EL ALMEZ
El Almez es un árbol de la familia de las ulmáceas, al igual que olmos y álamos. Puede alcanzar hasta 25 metros de altura y habita en barrancos y riberas de ríos, arroyos y humedales, resistiendo bastante bien las avenidas producidas por las aguas. Sus hojas son lanceoladas y aserradas en sus bordes. El fruto es la conocida almecina parecida a un guisante, la cual es comestible, siendo una importante fuente de alimentación para las aves que viven en los sotos ribereños. El almez se utiliza también como especie ornamental por su belleza, siendo un árbol muy longevo que puede vivir más de cinco siglos.
La zona de Baños de la Ecina- La Carolina-El Centenillo-Los Escoriales se distingue por los encinares aclarados y dehesas de encinas. En las zonas más húmedas y laderas situadas al norte predomina el encinar con piruétanos o Peral silvestre, junto a otras especies como son el Enebro, el Torvisco, el Labiérnago, la Peonía, el Madroño, el Espárrago y algunas enredaderas como la Rubia y la Madreselva. Junto a estos encinares húmedos, nos encontramos algunos bosquetes de alcornoques, donde se entremezclan los quejigos y plantas que prefieren lugares con cierta humedad, como son la Cornicabra, el Brezo, el Durillo, el Rusco y el Helecho común, entre otras. Otra formación también de lugares húmedos y frescos es el Melojo o Rebollo, que en algunos puntos de Sierra Morena forma pequeños bosquetes. El encinar de lugares secos y soleados, es decir de laderas expuestas al sol, es conocido como encinar con Mirto. Conforme el encinar se va degradando aparecen otras plantas como son la Coscoja, el Lentisco y diversos tipos de jaras que forman los denominados jarales. En la dehesa prevalecen especies como la Retama común y el Gamón. Entre las plantas aromáticas que podemos observar en nuestra ruta se encuentran el Cantueso, el Tomillo, el Romero y la Santolina.