La construcción de este templo se inició a comienzos del siglo XIII, pero el impulso definitivo se le dio en el siglo XVI, posiblemente obra de discípulos de Vandelvira, cuyas obras más importantes se realizaron en Úbeda por la misma época. En junio de 1810 fue incendiado por las tropas napoleónicas en represalia por "la falta de hospitalidad" con el
ejército frances por parte de los vecinos de
La Iruela y
Cazorla. Posteriormente se construyó aquí un
cementerio.