Las tierras de
Larva están pobladas desde la prehistoria más antigua, un poblamiento auspiciado por su localización cerca del Guadina Menor, en la
vía de comunicación que unía el Alto Guadalquivir con Levante.
El primitivo núcleo se formó en torno a un manantial en el Cortijo de
San Pedro y primero perteneció a
Quesada y luego a
Cabra del
Santo Cristo.
Se asocia históricamente a los demás
pueblos de la comarca. La actividad económica alrededor del esparto hizo que a mediados de siglo llegara a tener 2.000 habitantes. El declive de dicha actividad haría decaer también su economía.
A un kilómetro del casco urbano se encuentra el asentamiento ibérico de Cerro de
Castellón, fechado entre el siglo II y I antes de Cristo. Se trata de un recinto fortificado situado en la parte superior de un cerro aislado en medio del llano, que continuó ocupado en época
romana.
En época árabe se identifica este lugar con el topónimo Ullaraua que hace referencia a la celebración del "
mercado de los miércoles". La ubicación de Larva en una amplia llanura, y cerca de la vía que unía el Alto Guadalquivir con Levante, podría corresponderse con el lugar en el que se celebraba el mencionado mercado. Muy cerca de este emplazamiento se encuentra el
castillo-
refugio del Tejar de los Moros, por lo que lo más probable es que Larva fuese una pequeña alquería dependiente de este hins.
Desde el siglo XIII Larva tuvo una vida muy ajetreada, en la frontera castellana-nazarí, jugando un papel importante en el control de las algaradas, que a través del Guadiana Menor, llevaban a cabo tanto los musulmanes como los cristianos, asentados estos últimos en tierras del Adelantamiento de Cazorla.
Hasta 1836 Larva perteneció a Quesada, en la mencionada fecha los vecinos solicitaron a los propietarios y hacendados de Cabra que tenían
fincas en su término, que les concedieran ciertas ventajas para decidirse a pedir a las autoridades superiores, la separación de la aldea y de su término, del municipio al que pertenecían y su agregación al de
Cabra de Santo Cristo. La dependencia como aldea a este último municipio duró casi un siglo, hasta 1924.
Las tierras de Larva están pobladas desde la prehistoria más antigua, un poblamiento auspiciado por su localización cerca del Guadina Menor, en la vía de comunicación que unía el Alto Guadalquivir con Levante. El primer núcleo se formó en torno a un manantial en el Cortijo de San Pedro y primero perteneció a Quesada y luego a Cabra del Santo Cristo. Se asocia históricamente a los demás pueblos de la comarca. La actividad económica alrededor del esparto hizo que a mediados de siglo llegara a tener 2.000 habitantes. El declive de dicha actividad haría decaer también su economía. A un kilómetro del casco urbano se encuentra el asentamiento ibérico de Cerro de Castellón, fechado entre el siglo II y I antes de Cristo. Se trata de un recinto fortificado situado en la parte superior de un cerro aislado en medio del llano, que continuó ocupado en época romana. En época árabe se identifica este lugar con el topónimo Ullaraua que hace referencia a la celebración del mercado de los miércoles. La ubicación de Larva en una amplia llanura, y cerca de la vía que unía el Alto Guadalquivir con Levante, podría corresponderse con el lugar en el que se celebraba el mencionado mercado. Muy cerca de este emplazamiento se encuentra el castillo-refugio del Tejar de los Moros, por lo que lo más probable es que Larva fuese una pequeña alquería dependiente de este hins. Desde el siglo XIII Larva tuvo una vida muy ajetreada, en la frontera castellana-nazarí, jugando un papel importante en el control de las algaradas, que a través del Guadiana Menor, llevaban a cabo tanto los musulmanes como los cristianos, asentados estos últimos en tierras del Adelantamiento de Cazorla. Hasta 1836 Larva perteneció a Quesada, en la mencionada fecha los vecinos solicitaron a los propietarios y hacendados de Cabra que tenían fincas en su término, que les concedieran ciertas ventajas para decidirse a pedir a las autoridades superiores, la separación de la aldea y de su término, del municipio al que pertenecían y su agregación al de Cabra de Santo Cristo. La dependencia como aldea a este último municipio duró casi un siglo, hasta 1924.